Un respeto. No vamos a permitir más desagravios, más desprecios, ni un olvido más, ni más eufemismos, ni una sola de vuestras mentiras. Somos los nietos y las nietas de los que aún siguen en las cunetas; somos los nietos y las nietas de los que no mataron de un disparo pero a los que le quitaron la vida en vida; somos los nietos y las nietas de todas mujeres calladas, señaladas y pobres que desafiaron la represión con silencio pero con dignidad y fortaleza; somos los nietos y las nietas de un país sin memoria, que no ha sido capaz en 40 años de democracia, mirar a su pasado con honestidad, hacer justicia, resarcir a las víctimas y devolver el reconocimiento a tantos y tantas silenciados.
Que habéis venido a provocar, ya lo sabíamos. Y os jactáis de ello. Como en la Comisión de Cultura del Parlamento andaluz, competente en los temas de Memoria Histórica, donde desde lo simbólico, queréis pisotear el trabajo de recuperación que se ha venido haciendo desde el movimiento memorialista y las administraciones para conseguir esa verdad, justicia y reparación que como pueblo, víctima o no –lo somos todos y todas en realidad-, tenemos derecho.
No, lo vuestro es equiparar víctimas con verdugos, con una indignante ley de concordia con la que buscáis repetir otra vez la perversión más dura del franquismo: la justicia al revés. Convertir a personas honradas, sencillas, honorables y justas en criminales en base a esas leyes, a esa terminología jurídica, que llamaba a los golpistas nacionales y a los inocentes, rebeldes contra el Glorioso Movimiento Nacional.
Y todo pactado y apuntalado por vuestros compañeros de viaje. Las derechas, la hidra de tres cabezas que quiere acabar con que Andalucía sea una tierra donde se respeten los derechos humanos…porque señores de VOX, PP y Ciudadanos, esto no es revanchismo ni guerracivilismo, como quieren hacer ver, enfrentando así a la gente: esto fue un genocidio al que hay que dar respuestas desde los derechos humanos.
Y desde la ternura, desde la empatía como la que tiene un pueblo como el andaluz. Esa que ustedes ni sienten y que les lleva a cuestionar sin ningún respeto que el dinero público sirva para exhumar a hombres y mujeres -también españoles y españolas, también andaluces y andaluzas- que no han tenido más recuerdo ni más consuelo que el de la tierra pegada a sus huesos.
Saquen sus manos de la memoria. Respeten y lávense la boca para hablar, como hizo el presidente de la Junta de Lorca –asesinado- y Machado –exiliado-, de víctimas que usan cuando les vienen en gana, silenciando eso sí, sus destinos. Porque nos van a encontrar, a los de siempre, a tres, a cuatro, a los que seamos. Más fuertes que nunca, más organizados, más convencidos de que nuestra sociedad tiene una deuda pendiente con ellos y ellas y, sobre todo, con nosotros y nosotras mismas. Más memoria histórica que nunca. No lo olviden.