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Marta melendez articulo juan maria rodriguez

Aprobado está. Eso sí, por la Junta de Gobierno Local. Ahora toca su puesta en práctica. Y veremos cuánto da de sí. Si es cierto lo que pretenden algunos, lo que dura un “póntelo, pónselo”. Pero que todo el mundo tenga meridianamente claro que los presupuestos no son un documento técnico, sino el reflejo económico de la voluntad política de un gobierno. Un documento de vital importancia en el que se decide, por ejemplo, qué presión fiscal soportan los contribuyentes o qué destino tendrán las cantidades que se recauden. Y en esto entre la derecha y la izquierda hay una gran diferencia.

Dos años han pasado desde el último debate de presupuestos. Un año desde que el cambio de rumbo se materializó en el Ayuntamiento de Cádiz. Cinco meses desde que el gobierno municipal se sentó a negociar, un hecho diametralmente diferenciador con los anteriores habitantes de San Juan de Dios. Dos meses desde que se dio el portazo en una reunión al mejor estilo “teatro, puro teatro”. Dos sesiones plenarias y de por medio unas cuantas reclamaciones, admitidas todas ellas por la mayoría absoluta que levantó su mano “derecha”.

Los mimbres son los que son. Cientos de millones de euros en deuda con entidades bancarias y con proveedores. Una conglomerado de entes y empresas que facilita la ocultación de los datos económicos que vienen a encubrir el despilfarro. Inversiones mamotréticas del “nada por aquí, nada por allá”.

La negativa del PP a los presupuestos era evidente. Porque éstos son la oposición. ¡Ya les gustaría poder mantener todas las prebendas que han tenido durante todos estos años! Les duele probar su propia medicina y aún no se han ubicado al otro lado.

El voto negativo de Ciudadanos lo puedo entender, pero no compartir. En la esencia de este nuevo partido también está la rentabilidad de los servicios públicos. Sencilla ecuación. Si usted quiere cultura, páguela. Si usted necesita deporte, sostenga el gasto que ello pueda suponer para el erario público. El que paga existe, ni más ni menos. Un clásico de las políticas económicas neoliberales.

Pero, el voto negativo del PSOE a la aprobación de los presupuestos y favorable a las reclamaciones del PP ni lo puedo compartir ni entender. Resulta una postura ciertamente incongruente. Un sí pero no. Renuncian a presentar reclamaciones y apoyan las firmadas por un ex gobierno obsoleto. Discuten los ingresos “supuestamente” ficticios, como si eso no fuera “el pan de cada día” de todo tipo de presupuestos. Y discuten el destino de unos cuatro millones de euros de un total de ciento cincuenta y nueve en el capítulo de gastos. Una cuestión tengo clara, de no existir el resquicio legal para su aprobación por la Junta de Gobierno Local el voto socialista hubiera permitido el mantenimiento de los últimos presupuestos de Teófila. Y con ello, hubiera supuesto un “sí encubierto” a las políticas económicas de un gobierno al que sólo le importó el mantenimiento de su apartado propagandístico y el derroche. Baste echar un vistazo hoy a los medios de comunicación para llegar a esta conclusión.

Tuve un sueño. Fuimos muchos los que luchamos por ese sueño. Una ciudad, mi ciudad con gobierno de izquierdas y, por ende, con unos presupuestos sociales. Así ¿por qué un no? No lo sé. En la confrontación con el gobierno municipal se ha perdido la posibilidad de aportar para mejorar los presupuestos, para hacerlos más sociales si cabe. Sólo se pedía una oportunidad, principalmente, para el desarrollo de la ciudad. Lo que den de sí, lo veremos. Porque en esto, como todo en la vida, lo importante no es cómo empieza sino como termina, cuando se liquiden y se pueda comprobar la realidad de su ejecución.

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