Fotografía: Jesús Massó
– Que sí, que sí, que los gaditanos tenéis un nosequé y un queséyo que os hace graciosos por naturaleza; los gaditanos es que tenéis arte y no lo podéis evitar; lo lleváis en la sangre, no sé si es el acento ese que tenéis o el clima; yo lo único que sé es que es escuchar a un gaditano y hartarme de reír. La gracia es que os sale natural.
Aro cohone’.
¿Tú sabes lo que es natural? El yogur de José Coronado para su tránsito intestinal, eso es natural.
Ya es hora de que los gaditanos dejemos de asumir el rol de graciosillos y de pueblo chistoso que necesita subtítulos para hacerse entender en las televisiones más allá de la autonómica. Ya es hora de que dejemos de pedir perdón por los rasgos fonéticos- fonológicos de la modalidad lingüistica andaluza que manejamos. Que si estamos «cansaos» pues lo decimos y punto; y si perdemos la -d- intervocálica pues eso que nos llevamos, antes terminamos de hablar y antes nos vamos a descansar.
Ya es hora de que dejemos de pasar por el aro de tener que sustituir nuestra modalidad lingüística por un «acento neutro» que nos hace asumir que nuestra forma de hablar no está a la altura de las grandes capitales y de las grandes expectativas del público soberano.
– Claro, es que si te subes a un escenario o te colocas frente a una cámara con tu acento andaluz, no hay quien te entienda.
Aro cohone’
El uso del acento gaditano (y del andaluz en general), no está reñido con la vocalización y con la correcta articulación. Y es que no hay cosa más triste que ver a un andaluz intentando castellanizarse frente a una cámara o en un escenario, alargando las /s/ más que una pija en un evento, en un intento burdo de practicar este «acento neutro» que sumerge la identidad de nuestro pueblo en la más profunda de las cloacas.
– Ya, ya, lo que tú digas; pero no me negarás que la forma de expresaros influye y os permite a los gaditanos tener mucho arte.
Aro cohone’
El «arte» del pueblo gaditano no es un don divino, es un ejercicio de ironía, de doble sentido e ingenio en el uso de la palabra. Y esto, extendido a todas las disciplinas artísticas, requiere de mucho trabajo.
Trabajo que estamos empezando a valorar, despertando del letargo cultural en el que andaba Cádiz sumergida.
Qué bonita se pone Cádiz manejando con soltura diferentes disciplinas artísticas y creando cada vez más círculos y puntos de encuentro culturetas; eliminando ese pensamiento provinciano y conformista de que nadie es profeta en su tierra y de que todo lo que venga de fuera, con su acento neutro, con sus jotas y sus eses bien marcadas, es muchísimo mejor. ¡ Dónde va a parar!
Como si para ser un buen profesional en el ámbito creativo uno estuviese obligado a subir de Despeñaperros para arriba al más puro estilo Paco Martínez Soria y castellanizarse. Pero eso sí, en lugar de llevarnos una cabra, cogemos y nos endosamos bajo el brazo cuarto y mitad de chocos, porque ole ole mi Cadi’ pero para venirme de vacaciones, claro, porque las oportunidades culturales solo se encuentran fuera de aquí.
Aro cohone’
Gaditanos y gaditanas, despertemos de una vez y dejemos de confundir la idiosincrasia del gaditano y la modalidad lingüística andaluza con la vulgaridad, no necesitamos ir por la vida con el chip chistoso ON para demostrar que en «Cadi’ hay que mamá» y que aquí solo valemos para contar chistes y cantar carnaval. Cádiz es mucho más. Defendamos lo que es nuestro y hagámonos valer. Cádiz es un hervidero cultural que nada tiene que envidiarle a las tan admiradas capitales . Solo necesitamos creer en nosotros y no solo SER, sino también PARECER.
Ha llegado el momento de demostrar la valía de la cultura gaditana y de lanzar sonoros y rotundos: Aro cohone’ a todo aquel que lo ponga en duda; con su omisión del sinfón -cl-, su aspiración de la -j- convertida en -h- y todos los avíos propios de la modalidad lingüística andaluza que nos atañe.
Esta es la actitud. Vamos a por ello. Repetid conmigo:
Aro cohone’