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Beatrizl
Fotografía: Andrés Ramírez

Beatriz Viol (Ediciones Endymion, 2018), II premio Himilce de poesía escrita por mujeres.

¿Qué busca quien decide irse a otro lugar, un lugar incierto del que sabe poco, donde nadie le espera? ¿De qué están hechos los días, los instantes que le acogen, cuáles son las vivencias que van construyendo el nuevo hogar? Hallar la casa es un libro de búsqueda, pérdida y encuentro desde la voz de una mujer en tránsito. Hallar la casa es también el retorno al lugar de origen.

Como destacó Eduardo Mendicutti, presidente del jurado del II Premio Himilce de Poesía, es “una obra que reflexiona sobre la construcción de la identidad en el contexto contemporáneo de la experiencia de la migración”. David Eloy Rodríguez señala en el prólogo: “La poesía es una extraña magia. Beatriz Viol sabe mucho de esa magia. Sentimos presencia, sentimos verdad, sentimos el latido de la vida (tan claro como misterioso), y salimos del texto más vivos, enriquecidos”.

 

CUERPO A TIERRA (I)

Rebuscar entre las cáscaras verdes

caídas del castaño

las que contengan aún sus frutos.

Pincharnos en los dedos,

valernos de piedras o palos o emplear

al fin los pies para algo.

Tomar la castaña

con la delicadeza con la que rescataríamos

una vasija antigua que asomara de la tierra.

Meter otra castaña en el bolsillo.

Luego contemplar la exploración inagotable de las ardillas.

Volver a revisar las cáscaras que empezaron a perder su verde.

Escuchar un chasquido,

otra cáscara desprenderse del castaño,

y el sonido a acogida

que hacen los frutos

al caer sobre la hierba húmeda.

 

EL AMOR QUE DEJAN LAS TORMENTAS

Al día siguiente todos hablaban de la tormenta eléctrica:

Quienes pensaron que la guerra había estallado en Londres.

Quienes creyeron despertar en Ucrania o en la Franja de Gaza.

Quienes quisieron avisar a sus compañeros de piso.

Quienes se asomaron solos a la ventana.

Quienes se apresuraron a cerrarla.

Quienes vieron encenderse luces en las casas vecinas.

Quienes se alegraron de estar bajo un techo.

Quienes temieron por sus cultivos o sus flores.

Quienes recordaron el tiempo que pasaron en Caracas, a los pies del Ávila.

Quienes investigaron cómo se forman las tormentas.

Quienes extrañaron la manta de lana de su abuela.

Quienes miraron la hora y siguieron durmiendo.

Quienes, como Laura, dormían tan profundo que no se enteraron de nada.

Todos quisieron encontrarse al día siguiente.

Encontrarse y hablar,

de la tormenta, por ejemplo.

 

PISTAS PARA HALLAR LA CASA

Lo importante no es la casa donde vivimos.

Sino dónde, en nosotros, vive la casa.

Mia Couto

 

Parece que para que haya casa

tiene que haber árbol,

raíces, tronco, olor a tierra.

Han de brotar las ramas,

desprenderse las hojas.

Ha de pasar el agua cerca.

Tiene que caer la lluvia, llevarse el polvo,

secar el aire las hojas.

Para que haya casa

ha de haber tiempo para ordenar

y espacio para el desorden.

Han de quedar siempre

pequeños rincones por explorar, por ejemplo,

aquellos lugares donde se guardan

las palabras que aún no supimos decir.

Para que haya casa

hemos de llevar muy adentro

las casas que fueron los que ahora viven lejos.

Casa es también el lugar

donde nos permitimos llorar y dejamos

a las lágrimas alcanzar la tierra.

Habitar cuerpo, árbol, tierra, madre.

Soltar lluvia, aire, lágrimas, río.

Construir sueños, monte, amor, versos.

Hallar la casa.

Hallar la casa