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Laura Gomara nació en Barcelona. Se licenció en Filología Clásica y ha trabajado como traductora, ayudante de escritores, profesora de escritura y en comunicación y producción editorial. Es profesora asociada en la Universidad Pompeu Fabra y ha colaborado en medios como QuimeraLibros y Literatura y El Huffington Post

Ha sido finalista del premio L’H Confidencial con su primera novela, Vienen mal dadas, y ha sido nominada a los premios: Memorial Silverio Cañada, VI Premio de Novela Pata Negra, Premio Black Mountain Bossòst, mejor novela en castellano del festival Cubelles Noir y al Tuber Melanosporum de Morella Negra.

Además de todo esto, que no es sino currículum, al fin y al cabo, puedo asegurar que Laura es una voz potente, nueva, comprometida y contundente. Tanto en Vienen maldadas (Roca editorial, 2017) y En la sangre (Roca editorial, 2019) son dos novelas de género negro que enganchan, que te arrastran por esa Barcelona que tan bien narró en su momento Juan Marsé y que Laura recupera asfaltándola cuando hace falta; inyectándole adrenalina cuando más lo necesita.

Laura Gomara contesta.

1.- ¿Cómo empezaste en esto de la literatura y por qué? ¿Nadie te dijo que en España nadie vive de esto?

He escrito desde que era adolescente, pero me planteé escribir para los demás, es decir, para publicar, cuando empecé a dar clases de escritura. Antes de eso, en mi último año de carrera, tuve la suerte de empezar a trabajar para la escritora Gemma Lienas y ella me enseñó mucho sobre el arte de la narrativa: desde que para escribir es mucho más importante el trabajo que la inspiración, hasta a crear una ficha de persona y a montar una trama. Pese a todo su apoyo, no consideré que estuviera preparada para escribir una novela hasta que, años más tarde, empecé a dar clases de narrativa y pensé: “Si estoy enseñando a mis alumnos a escribir y publicar, primero tendré que hacerlo yo, ¿no?”

Sobre la segunda parte de la pregunta… ¡Claro que me encantaría poder vivir de la escritura! Pero no a cualquier precio. Así que no me lo planteo a corto ni a medio plazo. Para hacerlo, tendría que producir a un ritmo al que no estoy dispuesta a llegar. Tal y como están las cosas prefiero la libertad que me da mantenerme económicamente de otros trabajos. No digo que la situación me parezca bien, no es así. Es vergonzoso que un autor cobre entre dos cientos y cinco mil euros por años de trabajo. Pero es la situación que tenemos ahora y la única manera que se me ocurre para solucionarla es uniéndonos, como autores, y forzando un cambio de condiciones. 

2.- ¿A qué se dedica Laura Gomara cuando se quita el traje de escritora?

Soy profesora y es que, nunca lo hubiera pensado, pero me encanta dar clases. Digo que nunca lo hubiera pensado porque cuando acabé el instituto y la carrera llevaba tantos años dentro del sistema educativo que quería alejarme de él, ver cosas nuevas. Y por eso estuve trabajando en el sector editorial. Ahora, en cambio, me he centrado en dar clases de escritura en diversos centros y de otras materias en la universidad. También soy ayudante de escritores: les ayudo en todo el proceso, desde el primer borrador hasta la búsqueda de editor.

3.- ¿Has notado mucha diferencia en el trato a hombres y mujeres en el mundo editorial? ¿Y en los festivales?

En general, noto que a los escritores hombres se les tiene en una consideración mayor. A las mujeres se nos valora más como personas, se nos hacen preguntas más personales y se nos llama por el nombre de pila: Laura por aquí y Laura por allá. La gente se toma más confianzas y muchas veces nos infantilizan. En cambio, a ellos se les etiqueta más a menudo como genios y se habla más de cómo escriben, de su estilo, de lo difícil y sesudo que es el proceso, de su voz personal, de la universalidad de sus temas. Siguen siendo el neutro, el no marcado. A nosotras nos invitan a mesas de mujeres, se nos pregunta por nuestras protagonistas femeninas, por nuestra mirada de mujer y por los temas de mujeres, etc. Y eso estaba bien hace un tiempo, pero estaría mejor todavía que dejaran de considerar que las mujeres somos un sujeto aparte, marcado, diferente de lo universal, que es lo masculino.

4.- ¿Vienen mal dadas?

Vienen mal dadas es mi primera novela y surgió de esa necesidad de la que te hablaba antes de escribir una novela, en realidad, de terminar un proyecto, para validarme ante mis alumnos. Ese fue el motor que me llevó a levantarme a las seis de la mañana durante dos años para escribir antes de empezar la jornada laboral. Soy muy terca, no sé si se nota.

Vienen mal dadas es un retrato de la crisis, de la que parece que tanta gente se ha olvidado ya, y parte del material que usé para escribirla son vivencias mías o de personas que veía por las calles de Barcelona. Cuenta la historia de Ruth Santana, una mujer que ha seguido las normas del juego, que lo ha hecho todo bien (vida ordenada, trabajo estable, pareja, hipoteca) y a la que la vida le ha dado un revés que la ha dejado a un paso de la indigencia y totalmente sola. Tiene dos trabajos pero no puede pagar su deuda, vive en un piso patera, apenas come… En esa situación, en la que el suicidio es cada vez algo más parecido a una salida, un hombre le hace una propuesta. Quiere que le ayude a reventar cajeros automáticos. A partir de ahí, ya tiene que ser el lector quién descubre qué pasa…

Gomara post
Imagen de Laszlo Zakarias en Pixabay

5.- ¿Qué hay En la sangre?

Con En la sangre, en cambio, no me funcionó eso de levantarme a las seis de la mañana. La fui escribiendo por bloques, dedicándole días, semanas o meses enteros. Era mi segunda novela y estaba muy nerviosa porque la gente podía pensar que con la primera había tenido suerte y que esta era malísima. Por suerte no ha sido así y En la sangre está recibiendo incluso más elogios que Vienen mal dadas. En la novela anterior, mucha gente había empatizado con Ruth y justificaban sus actos por su situación vital… Así que, en esta historia, quise hacer lo contrario. Eva Valverde, la protagonista de En la sangre, es una mujer que aparentemente lo tiene todo: una familia que la apoya, dos carreras, un piso en propiedad, es inteligente, guapa… Pero es carterista. Roba carteras y pisos turísticos y lo hace por su cuenta, es una especie de carterista freelance. Pero, claro, hay gente a la que ese tipo de figuras no le gustan y Eva se mete en problemas. Aunque tenga un planteamiento un poco extraño (¿por qué una mujer así robaría carteras?) quise que el personaje de Eva Valverde fuera lo más verosímil posible. Quería que el lector la comprendiera y que al mismo tiempo fuera incómodo de leer.

6.- Eres profesora de escritura creativa, ¿a qué autores y autoras tengo que leer?

Para mí es muy importante no ser prescriptora con los libros. Las listas de libros que tienes que leer, ese matiz de obligación, me ponen enferma. Así que para poder recomendar un libro siempre pregunto a la persona qué le gusta leer y cuáles son sus películas preferidas y con esa información intento buscar algo que encaje, pero que vaya un poco más allá, que aporte algo diferente.

Lo que sí que recomiendo sin ningún reparo son libros sobre cómo escribir. De los mejores para empezar es Mientras escribo, de Stephen King. Se lee como una novela y dice muchas cosas importantes. Este año he leído Cómo piensan los escritores de Richard Cohen y, para aquellos que ya tienen cierta idea de narrativa, también es muy recomendable.

7.- ¿Protagonistas femeninas? Eres mujer, publicas en una editorial que llevan muchas mujeres, tú misma eres mujer, que de mujeres, ¿no?

¿Sí? Justamente esa pregunta no se la harían a un hombre, jaja, pero por eso lo haces. Mis protagonistas son mujeres porque en la idea inicial lo eran. Seguramente, claro, es porque soy una mujer. Sería extraño que escribiera sobre un señor de mediana edad con un matrimonio aburrido y un trabajado aburrido porque es un perfil que me queda muy lejos. Las dos protagonistas de mis novelas tienen una edad similar a la mía y viven en mi ciudad. Son ficción, pero tengo puntos de conexión con ellas que me permiten hacerlas verosímiles, reales para el lector. En la nueva novela, en cambio, tengo tres protagonistas hombres y una mujer. Ya veremos cómo sale 😉

8.- ¿Qué hace a tu personajes femeninas tan especiales para merecer el protagonismo?

Son personajes cercanos al lector, que podrían ser ella misma o su hermana o su hija y que tienen un conflicto muy fuerte con su entorno.

Ruth Santana, la protagonista de Vienen mal dadas, lo ha perdido todo y Eva Valverde, la protagonista de En la sangre, lo pierde en el primer tercio de la novela. Me gusta llevar a mis personajes al límite y ver qué hacen, acorralarlos y encararlos con el conflicto. No estoy diciendo nada nuevo, en cualquier novela que funcione pasa exactamente esto. 

En clase, cuando hablo de estos temas, algunos de mis alumnos piensan que con “conflicto” y “acorralar” hablo de asesinatos, persecuciones, amenazas de muerte o asesinos en serie. Nada más lejos de la realidad, un conflicto del que no puedes escapar puede ser tu madre, con la que no te hablas, muriéndose en el hospital o tu hija saliendo del armario en una familia conservadora. Después, cómo gestiones el conflicto de ese personaje, si te quieres ir por la comedia o hacer un texto duro, es decisión tuya. 

9.- La extorsión, el robo, la mentira, las falsas apariencias, eso es lo que hay en tu segunda novela ¿y qué más?

Se habla de las relaciones familiares, sobre todo entre madre e hija; de la precariedad vital en la que nos hemos instalado tras la crisis; de las relaciones de pareja. Se habla también de la soledad, de aquello que queremos y aquello que no queremos en la vida y de cuánto estaríamos dispuestos a pagar por conseguir lo primero y evitar lo segundo.