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Unos días antes de conocer quiénes serían los finalistas del COAC 2018 en la modalidad de comparsas, ETP reunió a dos de los candidatos con más posibilidades. Dos autores reconocidos por su compromiso y valentía en las letras: Juan Carlos Aragón y Miguel A. García Argüez. Los mafiosos y Los prisioneros. Esta noche, ambas agrupaciones estarán en la gran final y la charla entre ambos autores toma una trascendencia mayor.

En este encuentro, ETP les plantea temáticas que atraviesan lo carnavalesco desde enfoques culturales, sociales, políticos o antropológicos y, ambos con la lucidez y valentía que caracterizan sus letras, dialogan sobre la tradición y lo actual o sobre lo global y lo local.

 Es un disfrute leerles y, esta noche, será un disfrute oírles.

Aragon arguez 3 bn
Fotografía: Fran Delgado

ETP: Buenos días, estamos en pleno Concurso y quisiéramos que comenzaran contando qué les está pareciendo…

Juan Carlos Aragón (JCA): Yo el concurso no lo veo. Si oigo mucho me aburro, me canso y me rayo. Llevado a ciertos límites esto es tóxico y si te dejas llevar por la vorágine o el interés excesivamente competitivo de los grupos se convierte en algo que no me gusta porque yo me lo tomo como un festival, como una muestra, y no como un deporte de competición. De hecho el término competición o la palabra pelea, que los usa la propia prensa, son términos que no me gustan pero que están ahí. Y es porque realmente se vive así: como pelea, como competición. Lo que hago, en la medida de lo posible, es alejarme del concurso y centrarme un poco en los últimos matices de mi grupo y ya está.

Miguel Ángel García Argüez (MAGA): Yo sí sigo el concurso. Lo he seguido desde chavalito y, aunque como dice Juan uno esté inmerso en la máxima competición y presión que eso supone, intento desvincularme y escuchar el concurso como aficionado. Yo soy muy fan de las preliminares y en mi casa está puesto el concurso todo el día, la radio está puesta con la repetición, me lo pongo de fondo mientras cocino…

El nivel medio, que cuando se capta es en preliminares, lo veo interesante; en unas modalidades más que en otras. Y en comparsa lo veo interesante porque, en medio del ruido y del barro de preliminares, si le prestas atención siempre aparecen pequeñas joyitas de agrupaciones desconocidas y autores prácticamente anónimos. No como obras globales, porque es difícil hacer una comparsa interesante como obra global -incluso a nosotros nos cuesta construirla sin que haya peros concretos que poner- pero sí que este año he escuchado cuartetas de popurrí o algunas letras de pasodobles que son letras de nivel. Ahí veo que hay cosas interesantes. Y creo que la cantera como metáfora, es decir de donde se extraen los materiales básicos, está en preliminares más que en los niños, con todo el respeto a los niños y la gente que escribe para infantiles.

 


JCA: “El público actual no es heredero del público tradicional del teatro.”


 

JCA: Sí, estoy de acuerdo. Cuando yo seguía el concurso, cuando todavía tenía fuerzas y energías suficientes, era, precisamente, en preliminares donde me llevaba las sorpresas más agradables que venían de autores anónimos y de vez en cuando te sorprendían (MAGA: Eso sigue ocurriendo) con una joya, y era muy de agradecer, muchas veces superior a lo que hacían los propios finalistas. Lo que pasa es que este es un concurso de tradiciones, para bien y para mal, y pesan muchos los nombres propios. A lo mejor no se valora igual lo que traiga un anónimo como se sobrevalora lo que trae un peso pesado.

ETP: Eso cambia a partir de cuartos…

MAGA: Sí que es cierto que a partir de cuartos la competición empieza a tomar el protagonismo más absoluto. La competición hace muchísimo daño a la creatividad y cuanto más asciendes en el escalafón más evidente es que la competición empieza a darle sentido a todo. Y eso es totalmente contraproducente para la creatividad.

JCA: Las preliminares, aunque no puntúen como este año, o no lo hagan de forma determinante, a nivel de sensaciones, de emociones, a nivel psicológico son la primera toma de contacto con el público, con el jurado, con el run run general y eso es muy importante.

MAGA: Un pinchazo gordo en preliminares le cuesta luego a una agrupación remontar, salvo excepciones.

 


MAGA: “Los resortes que mueven al público son mucho más emocionales que intelectuales.”


 

ETP: Tiene peso la reacción del público…

MAGA: Yo creo que el público del teatro es lo primero…

JCA: En preliminares, los autores y grupos consagrados juegan en casa, entonces si a tu público no le convence es difícil que le convenza al resto. El público manda. Luego el público es más heterogéneo, porque el público del teatro compra entradas sin saber exactamente quién va a actuar en esa función, es más diverso, más disperso, y es más difícil utilizarlo como termómetro real de lo que está pasando. Pero bueno, si te metes en determinados ambientes, en el run run de la ciudad, en las redes… (MAGA: Las redes cada vez tienen más protagonismo). Pero no tus redes, sino las redes en general, que hay gente que sólo lee o asiste a una parte muy concreta de las redes que les son afines.

MAGA: La percepción, y ahí Juan Carlos tiene más experiencia que yo porque él ha estado físicamente en el escenario muchas veces esos veinte minutos que son la clave de todo, todo lo que hacemos es para esos veinte minutos que está en escena el grupo. Juan, que sí ha estado, lo puede confirmar mejor: hay una cuestión energética clara y desde que estás en el escenario sabes si ya aquello ha funcionado o no (JCA: Sí. Hay unas vibraciones). No tiene que ver ni con la longitud de los aplausos ni, por supuesto, con que te griten “campeones”. Tú sabes cuándo está ocurriendo, por lo que me han contado -porque yo no le vivido- estás a mitad del repertorio y ya sabes si aquello está funcionando o no. Es un misterio. Algo energético, extraño. Una conexión mágica.

 


MAGA: “En los repertorios cada vez prima más lo andaluz, Andalucía como referente identitario, más que Cádiz.”


 

ETP: Y eso con la singularidad del público del Falla…

JCA: El público actual del teatro es un público nuevo y no es heredero del público tradicional del teatro. Viene con otros paradigmas como público que son el formato televisivo, más bien. Entonces, a partir de estos últimos años el público, que antes era un termómetro muy fiable, ya no lo es tanto, para bien o para mal. Antes el público cuando se ponía en pie ya tenías seguro un puesto en la final (MAGA: Sin duda) y un premio alto porque era un público muy exigente. Hoy, el público se puede poner en pie con cualquiera, en cualquier momento, depende de cómo le coja el cuerpo, o a lo mejor estás haciendo algo realmente bien hecho, técnicamente de libro, y el público está cansado o poco receptivo o frío y tienes que seguir.

 


JCA: “Si alguien piensa que el carnaval debe ser una ramificación más de la educación transversal en valores que cambie de camello.


 

MAGA: Ese matiz me parece importantísimo. La baja exigencia que el público tiene a la hora de recibir las coplas. Como ha dicho Juan, que antes alguien pusiera en pie el patio de butacas era señal de que estaba ante una comparsa grande -hablo de comparsa porque es la modalidad con la que trabajamos, pero también lo he visto con chirigotas-. Otra cosa que también he notado, clarísimamente, es la temática. Yo no sé cuál será tu experiencia Juan pero, y no es que yo defienda que en Falla tenga que tener temática local prioritariamente -que cada uno escriba al tema que quiera, por supuesto- pero sí es cierto que siempre ha existido una gran tradición de temáticas locales que han funcionado muy bien con un público que era local, y ahora de repente eso cambia. El ejemplo que pongo siempre: yo recuerdo haber visto carcajadas enormes, unánimes, del teatro con un cuplé de la ensaladilla de Las Palomas. Hoy en día eso sería absolutamente impensable. Es que a nadie se le ocurriría llevar un chiste sobre la ensaladilla de Las Palomas ante un teatro en el que el noventa y nueve por ciento no sabe qué es ni qué significa en el acervo identitario de la cotidianeidad de Cádiz. Y eso, que no digo si es bueno o malo, simplemente lo analizo, es una cosa que a mí personalmente como autor me coarta si me apetece escribir sobre un tema determinado. El año pasado hice un pasodoble en el que atacaba simbólicamente a esa figura que es el Juan Sebastián Elcano en la mitología gaditana y la cuestionaba, y yo estaba súper orgulloso de eso, y creo que el teatro no llegó a entender lo que decía ese pasodoble.

JCA: Tenemos que admitir, aunque nos cueste como gaditanos, que el concurso está globalizado, como todo. Entonces, lo particular ya no interesa tanto como lo general.

MAGA: Eso es. Cada vez prima más lo andaluz, Andalucía como referente identitario más que Cádiz. Pero, es que yo no lo tengo claro ¿Eso es bueno o es malo? ¿O es simplemente una cosa que ocurre y que hay que aceptar?

JCA: Hay de todo. Es que hay gente dentro del carnaval que reduce el universo, incluso para los que El río Saja es ya otro continente, y hay quienes tenemos una visión más amplia de Cádiz como parte del mundo. Hay autores a los que nos interesa el resto del mundo y Cádiz como parte de él y autores que le interesa Cádiz como único lugar del mundo.

MAGA: Matiza un poco esa dicotomía porque en realidad, yo que he sido seguidor de tu obra, ha habido obras maestras tuyas, vamos a hablar de chirigotas, donde había una reivindicación, no chovinista pero sí de orgullo, de la forma de ser de Cádiz, sin caer en tópicos. Hablo por ejemplo de Los tintos de verano. A mí Los tintos de verano me parece una chirigota de lo más gaditana (JCA: Y a mí), de los repertorios más de Cádiz, que reflejan la realidad gaditana, sobre todo además de cierta juventud y cierto canalleo, cierta manera de entender Cádiz, con muchas referencias a cosas concretas de Cádiz que era una verdadera obra maestra, más allá de Cádiz, también hacia lo universal porque reflejaba otras cosas, pero eso hoy en día sería complicado…

JCA: Claro. Porque luego además ocurre un fenómeno que es que tú empiezas aquí por afición y entonces, pues claro, para el carnaval no ves más allá de Cádiz. Y luego vienen las actuaciones fuera de Cádiz y entonces ya no disfrutas tanto porque, debido al éxito en el concurso, te llaman para actuar fuera de Cádiz y ves que el repertorio no cae igual porque la gente no lo entiende. Por tanto, no tiene mucho sentido cantar un repertorio a un público con el que no puedes compartir. Entonces, sin darte cuenta –al menos en mi caso fue así-, sin darme cuenta lo gaditano ocupa un porcentaje menor en el repertorio y vas abriendo el resto más para poder compartirlo porque sabes que luego te queda un año entero, por fortuna, actuando fuera de tu ciudad y es muy ingrato que no puedas compartirlo.

MAGA: Pero fíjate. Más allá de esto que dices, que es muy interesante, sobre la trascendencia que tienes después del concurso que dices: “bueno es que voy a estar cantando aquí, aquí y allí”, más allá de eso, que afecta principalmente a un grupito concreto de agrupaciones, las comerciales, pienso por ejemplo en los Yesterday, una chirigota histórica pero que era muy gaditana también, era súper gaditana…Only you, Mejías. Hoy en día un repertorio como el de Los tintos o el de los Yesterday, no ya por su trascendencia después del carnaval sino en el propio concurso, el público de hoy perdería muchas claves para ver la maldad y el ángel que hay en esos repertorios.

JCA: Yo tengo mis serias dudas. Cuando me proponen “tú por qué no vuelves y haces una chirigota de ese tipo…” digo que volvería encantado porque fueron los años que más disfruté, porque además salía cantando también y el calor del público lo notaba mucho más cerca. Era mucho más bonito, más cálido, más humano. Pero yo no sé si, ahora mismo, una chirigota en esos términos que dices podría triunfar o pasar perfectamente desapercibida con el público que hay ahora.

MAGA: Con el público de hoy, y no me voy a Los tintos que son más antiguos, ¿qué pasaría con un repertorio como el de los Yesterday?

JCA: Nos quejamos de que el público no tiene criterio, pero es que hasta cierto punto no tiene por qué tenerlo. El público se sienta a escuchar y tú puedes defender una verdad con unos argumentos muy poderosos, convincentes, y el público reacciona. Y después llega otro y presenta la verdad contraria, con unos argumentos igualmente poderosos y convincentes, y reacciona también. Esto era la sofistica griega, que tampoco estamos descubriendo aquí nada.

MAGA: Y no olvidemos una cosa que es importantísima: los resortes que mueven al público son mucho más emocionales que intelectuales.

JCA: Por supuesto. Ni ideológicos. Hay gente que tiene una ideología completamente contraria a lo que le vas a cantar y se lo cantas de aquella manera y se emociona.

 


MAGA: “Si alguien quiere prohibir una copla de carnaval me tendrá siempre al lado del carnavalero.”


 

MAGA: Esto es lo que acerca mucho al concurso y al público a un arte popular, en el sentido en el que no estás haciendo una exposición, un argumentario ideológico, sino que lo que estás es llegando con una obra artística a la emoción, lo ideológico es secundario. A mí como público me ha pasado, he oído pasodobles que ideológicamente no comparto pero cuando lo han cantado, sobre todo en el teatro- que es donde está lo performático, lo energético – dices “Picha, que pedazo de letra ha hecho Joaquín Quiñones”, por poner un ejemplo, que a lo mejor a mí ni me interesa como escribe estéticamente ni lo comparto ideológicamente pero en ese momento en el trío han hecho pim y a mí me ha dado un pellizcazo. Eso no podemos perderlo de vista. El público lo que quiere básicamente es emoción. Hay una minoría de público que exige, además cada vez más, una pulcritud y una coherencia ideológica en los repertorios que dices: “Tampoco me agobies, que esto no es un ensayo ni me he presentado al Premio Anagrama”.

JCA: En mi artículo ayer en El desmarque lo decía y me quejaba de esto. El carnaval no es una religión ni una doctrina ética. Si alguien piensa que el carnaval debe ser una ramificación más de la educación transversal en valores que cambie de camello, porque me parece que se ha equivocado de fiesta.

MAGA: Efectivamente. Sin negar la dimensión social y pedagógica que tiene el carnaval, sobre todo porque llega a mucha juventud, pero esto es una fiesta de arte, de escribir y de cantar.

Aragon arguez 1bn
Fotografía: Fran Delgado

 


JCA: “Frente a los que se ofenden lo mejor es decir: No queréis coles, pues el plato lleno.


 

ETP: Cómo analizan las polémicas de este año sobre los límites del humor y las ofensas…

JCA: En un principio hay dos actitudes: contagiarse y seguirle el rollo a los neopuritanos que están saliendo y que se la cogen con un papel de fumar, o reírte de ellos, que creo que es lo mejor y decir “No queréis coles, pues el plato lleno”. Yo creo que lo mejor es la segunda opción. Claro, eso sería para que lo hiciéramos, si no todos, por lo menos los más representativos, pero luego también están los grupos que quieren concursar y que tienen pánico a un incendio en las redes sociales o a una eliminación del concurso por una incorrección de forma o de fondo.

MAGA: De nuevo el público y las redes coartando la libertad. Yo en concreto estoy este año especialmente sorprendido y reconozco que, para mí, hay un antes y un después de este año en la forma de entender los compromisos éticos de la coplas. Como creador, siempre he intentado estar muy alerta con algunas expresiones machistas, racistas…y estoy muy alerta porque entiendo la dimensión de esto y tengo cierta conciencia. Pero cuando veo que se empieza a mirar con lupa y a decir cosas que son banalidades y que se convierten en dardos acusatorios contra quien hace los repertorios, piensas: “Hasta aquí llegué

JCA: Hay que mirar también la intención y cuando ésta no es ofender a lo mejor la expresión no es la más afortunada, el chiste no es el más afortunado, a lo mejor ha habido un poco de irresponsabilidad a la hora de tratar tal o cual tema, de acuerdo, pero no ha habido mala intención. Hay mucha más mala intención en quien la denuncia que en quien la hace y eso es lo que a mi realmente me jode. Yo no comparto ciertos humores o principios que se defienden pero no se me ocurre condenarlos en ningún momento. 

MAGA: Esa es la cosa. Efectivamente, la escena de la chirigota de la que surge todo en la que se simula la guillotina a Puigdemont no me parece especialmente graciosa y no me voy a reír de eso. Y a la gente a la que haga gracia puedo tratar en algún momento de una manera respetuosa de hacer pedagogía para ver que por ahí no…o algunas cosas que dice la chirigota del Bizcocho en su popurrí es un humor que me resulta incómodo por el tema, pero jamás se me ocurriría ni llamarlo racista, ni llamar fascista a Alvarito, el chico que escribió la chirigota de Puigdemont de Chiclana, ni mucho menos prohibirlo o intentar reprimirlo judicialmente. Si alguien hace eso contra una copla de carnaval me tendrá al lado del carnavalero, aunque a mí personalmente no me haga gracia lo que ha dicho o hecho.

JCA: Pienso exactamente igual. Porque si no, estamos dando un paso de cuarenta años hacia atrás.

MAGA: Vamos a defender la libertad de esto. Ahora nos tendremos que poner de acuerdo en cómo usamos esta libertad y aprender unos de otros a que sea lo más constructiva posible y lo menos dañina. Pero lo primero es la libertad y en ese sentido hay que ponerse del lado de la gente.

JCA: Hay mucha autocensura.

MAGA: Pero no sólo la autocensura que hacemos nosotros, que hay gente que está encarcelada por poner un tuit o por cantar rap. Que hablamos de la autocensura en el carnaval pero esto es peccata minuta comparado con otras cosas que vivimos en estos tiempos de fascismo…

JCA: Yo con el permiso de mi grupo me la juego. Y el día que no tenga el permiso o la sintonía con mi grupo no escribiré, no hago carnaval. El carnaval solamente lo entiendo como transgresión. Si no hay transgresión para mí no hay carnaval y para hacer un carnaval sin transgresión me pongo a componer cositas como Silvio Rodríguez, que es lo que me gusta, y a cantar por ahí otras cosas. Si es carnaval es carnaval y si no hay transgresión no es carnaval.

MAGA: Estoy contigo. Ahora mismo, lo único que me podría retirar de la competición es sentir eso, que esto esté llegando a un nivel que, por el motivo que sea, ya sea falta de valentía del grupo o presión directamente sobre o uno y sobre su forma de componer, no escriba lo que desee escribir. El día que sienta eso será para mí el año de paro biológico.

JCA: El otro día me llevé una de las mayores alegrías de los últimos años con mi grupo en el ensayo. Porque, hablando de cómo situar las letras que nos quedan en el resto posible del concurso que nos queda, tenemos algunas letras fuertes y muy comprometidas, que no canta cualquiera, y les escuché decir: “Esto es lo que yo quería cantar cuando entré en este grupo. Cosas fuertes como cantaba en las Noches de Bohemia, Los príncipes…-Si pero nos quedamos fuera- Sí, pero se cantaba a la policía, a la prensa… ”. Y me sentí orgullosísimo de mi grupo en ese sentido. Les di un abrazo metafórico y me fui súper contento y dije: “Está son la gente que yo quiero”. Tu grupo se tiene que identificar contigo. Muchas veces se cantan cosas tragando saliva y dices: “No veas lo que estamos diciendo y estamos metiendo el dedo en la llaga y rebañando, eh. “ Hay que tragar saliva pero que no tiemble el pulso y vas con eso y vas convencido, eso es lo que me gusta de mi grupo. Yo tengo una marca, tengo un nombre en carnaval, y ese nombre se lo debo a los que cantaron conmigo tragando saliva y sabiendo que los que cantaban se la estaban jugando y tiraban para adelante. Para mí eran héroes, porque yo lo escribía pero los que estaban cara al público cantando eso eran ellos y a ellos se lo debo, por supuesto.

 


JCA: “Soy partidario de la sencillez como vehículo para llegar de primeras al público.


 

ETP: Hablemos del papel de la mujer en el concurso y en el carnaval…

JCA: Yo lo tengo muy claro siempre y he atacado en varias ocasiones a las Ninfas, no a las chicas sino a la institución, hasta que finalmente se quitó, porque me parecía humillante tener a la mujer de adorno ahí. Creo que tienen que tener un papel mucho más activo. Celebro que se vayan incorporando. Lo que todavía no puedo celebrar es cómo se está incorporando. Lo pedí hace dos años en un pasodoble de La guayabera en el que pedía la supresión de la institución de las Ninfas pero pedía a su vez que ellas cogieran la guitarra, el bombo, que se inscribieran… Las comparsas femeninas deben ser femeninas, para que el relato sea creíble las mujeres tienen que escribir y tienen que tocar los instrumentos. Hay muchas mujeres artistas en todos los géneros que son demandadas, que son reclamadas y en el mundo del arte no ha supuesto un obstáculo, en el mundo del carnaval el único obstáculo que tienen que salvar es precisamente ese, que decidan tomar las riendas de manera absoluta no poner a diez cantantes (MAGA: Cantando letras de hombres, humor de hombres) cantando letras de hombre, sentimientos de hombre, con orquesta de hombre…No. Tienen que ser ellas las que lo hagan todo.

MAGA: Bueno, como paso de transición…

JCA: La transición desde mi punto de vista se está alargando.

MAGA: Sí, se está alargando. Estoy totalmente de acuerdo con el análisis. Además he visto como este proceso se ha producido en la calle, me refiero a las ilegales. Ahí sí que se ha producido de manera rapidísima la incorporación, el empoderamiento de las mujeres, en la forma de entender las letras.

JCA: El relato de las chirigotas de mujeres de la calle es muchísimo más creíble y ha triunfado muchísimo más. Además, en Cádiz las mujeres tienen mucho arte y cantan muy bien. Como dice Miguel Ángel, en la calle es otra cosa porque es que, además, a los concursistas se nos está olvidando un poco que el concurso está empezando a dejar de representar el carnaval de Cádiz para muchos aficionados. El público del concurso de los noventa, que probablemente fuera la época dorada, ya no está en el Falla, ese público está en la calle. Hay mucha gente que viene de fuera, selecta, en el sentido de interesada por lo nuestro como tesoro antropológico y cultural, que ya el concurso no le dice nada y va directamente a la calle. De eso deberíamos tomar nota porque esa realidad también está ahí y, como sigamos así, al concurso de carnaval se le va a quedar el nombre, como al flamenco.

ETP: ¿Escribirían para una agrupación femenina?

MAGA: Lo haría si una amiga me lo pidiera y me viera en el compromiso (JCA: Compromiso). Claro, no porque sean mujeres sino porque creo que quienes tienen que hacerlo son ellas. Yo preferiría, lo poquito que yo pueda saber como persona experimentada, enseñarlo para que ellas lo hagan por sí mismas a hacerlo yo. 

JCA: Eso es como hacerle la tarea del colegio tu hijo.

ETP: Hablemos de la evolución de comparsa…

JCA: El principal problema es que son muchos grupos todos los años y todas las ideas están presentadas, representadas, desde una óptica, algunas quemadas ya, y es muy difícil renovar sobre la tradición. Y es muy difícil porque todo está tocado. Yo soy partidario de la sencillez, no de la simplicidad, de la sencillez como vehículo para llegar de primeras al público y luego ya el contenido lo puedes plantear de otra forma. Cuando se abran las cortinas la gente tiene que saber el sentido de la obra, y si no está claro al final de la presentación lo tienen que tener claro y que no haya que explicar más. Hay dos corrientes, dos posturas respecto al entendimiento, entre comillas, de las obras de arte en general: el contextualismo y aislacionismo. Hay quien defiende que para intentar sacarle jugo a una obra hay que entender todo el contexto en el que se sitúa y quienes defienden que no, que la emoción debe llegar directa sin que el espectador, o el público, tenga que saber absolutamente nada de lo que rodea a la obra en sí. Y yo soy más partidario de lo segundo.

 


MAGA: “Me preocuparía que dentro de diez años la gente tuviera que explicar su obra y sus tipos a posteriori.”


 

MAGA: Todo este debate se abre tras el regreso de Antonio a la modalidad. Después de los trece años de parada regresa a la modalidad con una propuesta en la que trata de desmarcarse de todo lo que ha hecho él y todo lo que estamos haciendo los demás. Es evidente que esa es su apuesta desde su regreso. Aún es muy pronto para saber si esto se va a quedar en una extravagancia, “obra de autor”, o esto realmente va a acabar afectando a la evolución estética de las coplas, no a corto plazo, porque a corto plazo hay mucha gente haciendo cosas muy diversas y la olla está bullendo, pero habría que ver si quedan restos de estas cosas en las comparsas de dentro de diez años. Personalmente, me apetecería mucho que dentro de diez años las comparsas sonaran a Antonio en la riqueza musical y de montaje de su popurrí, no me gustaría que sonaran con el desgarbo con el que suena la música de sus pasodobles. Y también preferiría un poquito menos de postureo intelectual y más emoción. Eso sí que me preocuparía, que dentro de diez años la gente tuviera que explicar su obra y sus tipos a posteriori. Todo esto dicho desde la admiración a Antonio, que yo muero con él.

JCA: Comparto plenamente tu opinión. Nada más que añadir.

MAGA: Él tiene libertad creativa para hacer lo que quiera. Yo, como aficionado, me puedo preocupar por si esa forma tuviera éxito y cómo va a influenciar en la forma de recibir las comparsas dentro de diez años.

JCA: A mí me gustan las extravagancias, punto. Extravagantes. Me encantan, pero eso no va a triunfar porque no es creíble, lo creíble es mucho más espontáneo.

 


JCA: “Creo que es un gran error que alguien plantee su comparsa con vistas comerciales.


 

ETP: Profesionalización versus amateurismo. ¿Cómo lo ven?

JCA: Es algo que está mal entendido. Cuando se habla de profesionalización, yo que llevo muchos años en esto, te digo que hoy por hoy es imposible. Ojalá fuera posible y esto le diera de comer con carácter indefinido a un montón de gente que lo necesita porque no tiene otra cosa. Podemos hablar de semiprofesionalización, pero solamente desde el punto de vista de la gestión económica que resulta como consecuencia de la obra que tu presentas y de lo que le haya gustado al público y hasta ahí. Plantear tu comparsa con vistas comerciales, si alguien lo hace, creo que es un gran error porque es cuando menos dinero se gana. Nadie tiene la fórmula de lo comercial, cuando alguien te compra algo, por lo menos en este género, es porque le ha llegado al corazón (MAGA: La emoción de que hablábamos antes). Esto es un concurso muy pasional. Es muy de emociones, muy de pasiones, de sensaciones. Cuando se produce ese tipo de comunicación, nada premeditada y absolutamente espontánea, entonces es cuando se triunfa comercialmente, pero se triunfa comercialmente ese año lo cual no te garantiza nada para el siguiente. Hay gente que tiene un problema y es que le da mucho coraje que haya paisanos que consigan un sobresueldo, un tapaporos, los años que las cosas les va bien y ellos también lo quieren y eso no lo eliges tú, eso lo elige el público. Tú lo que tienes que hacer es una obra que te guste a ti, que tu grupo disfrute haciéndola y que luego a la gente le guste. La gente es la que manda, la que escoge, la que compra, la que premia, la que sube y la que baje.

MAGA: El tema de la profesionalización lo entiendo justo como lo ha explicado Juan. A mí me parece interesantísima y además creo que está ahora mismo en un proceso de expansión muy particular con estos carteles que se cierran antes de que se haya conocido la agrupación, ya hay carteles y gente comprando entradas… No sé si esto es una burbuja que va a explotar o realmente es un proceso de comercialización a otra escala. Me parece de categoría por todo. Primero, por la propia proyección del carnaval como género artístico y segundo como posibilidad, si no de profesionalización, sí de semiprofesionalización de los autores y de los componentes que están ahí trabajando con su arte, cantando, escribiendo…eso no hay ninguna duda. Ahora bien, identificar el concurso como fenómeno social y cultural con eso, que nada más que afecta a una pequeñísima élite es un error. La gente dice: “El concurso está ya todo vendido, la gente nada más que hace las cosas por dinero” pero eso es un tópico cuñadista enorme.

JCA: Además es falso. La cantidad de agrupaciones en el concurso durante muchas fases que al verlas dices “Esto es afición”. Porque esto tiene un trabajo enorme y saben que no va a generar nada, te cuesta dinero. Pasan una vez o dos por el teatro. Y ya está.

MAGA: Eso es lo que no puede ser ensombrecido por la dimensión profesionalizante o comercial de las coplas de carnaval. Porque a fin de cuentas ¿qué porcentaje de agrupaciones que cantan en el Falla – que van preparadas, que ensayan, que se lo curran, que es un hecho creativo colectivo de primera magnitud, con más talento o menos, el trabajo y el respeto- va luego a comercializar su coplas? Un porcentaje ínfimo.

Aragon arguez 4bn
Fotografía: Fran Delgado

 


JCA: “EL carnaval de la calle es que es más fiel al sentido fundacional del carnaval.


 

ETP: ¿Cómo entienden el carnaval callejero?

MAGA: Por resumir un poco creo que se puede identificar más claramente lo popular con el concurso. La calle, me refiero a las ilegales, es una cosa mucho más elitista. Cuando digo elitista no es porque haya una vocación selectiva sino porque responde a un patrón socioeconómico mucho más determinado: el público y la gente son universitarios, mayoritariamente, con una posición sociocultural marcada, con mucho funcionario, mucho maestro…y un sesgo de edad clarísimo, es muy difícil ver en la calle a gente menor de treinta años, veinticinco si quieres. Mientras que el teatro es una cosa de testosterona obrera, juvenil. El perfil socioeconómico del comparsista es de clase trabajadora, igual que el del público. Entonces ese tópico de que el concurso es una cosa elitista y la calle es popular, y yo conozco bien ambos mundos, creo que es al revés. Esto es un análisis, no es una valoración de qué es mejor o peor. A mí me encantan las dos cosas.

JCA: Efectivamente Estoy de acuerdo con ese análisis en el que yo además no había caído nunca. Lo único que ocurre es que yo sí digo en favor del carnaval de la calle es que es más fiel al sentido fundacional del carnaval, más que el concurso que se ha convertido en competición y a mí la palabra competición me tira para atrás. Porque el carnaval es transgresión y hay mucha más transgresión y mucho más espíritu transgresor en la calle que en el concurso, donde veo cada vez más una corrección y un interés ulterior en premios. El carnaval tiene que ser un fin, no un medio. En el momento en el que se concibe como un medio para ganar un premio o ganar dinero ya empieza a perder pureza. Y en ese sentido el carnaval de la calle lo veo mucho más puro.

MAGA: Claro, una cosa que habría que ver es el concepto transgresión, de qué hablamos exactamente cuando hablamos de transgresión. En la calle vas a encontrar un humor de una finura intelectual mucho más cortante, con su puntito canalla, claro. Ese es el punto, gente con cierta formación que juega a ir más un poco más allá. Seguramente esos “canallas” que ves en el carnaval en la calle, donde me incluyo, durante la madrugada en entorno tóxicos y gamberros luego termina el carnaval y están paseando sus chiquillos y van a misa, para entendernos. Lo que quería plantear es que a veces escucho bastinazos en el teatro, de humor grueso, que en la calle la gente ni lo canta ni el público estaría dispuesto a aceptar. Y si esa sátira burda no es transgresión es pues…

JCA: No. La transgresión es la transgresión. Después las formas pueden ser más refinadas o más ordinarias.

 


MAGA: “Hay gente que piensa que el Falla y la calle son como dos categorías del mismo deporte, pero son dos deportes distintos, son baloncesto y fútbol.”


 

MAGA: En la calle es mucho más refinada. Y además estoy seguro de que esos grandes cupletazo que escuchamos en la calle los llevamos al concurso y no funcionan.

JCA: No funcionan porque ha habido ya experimentos. Ha habido agrupaciones que en la calle han triunfado, los han picado, han ido al concurso (MAGA: El caso de los Astronautas) y se han llevado un palo en el coco de categoría. Y ya se han quedado sin el concurso y sin la calle, se ha disuelto la chirigota.

MAGA: Hay gente que piensa que el Falla y la calle son como dos categorías del mismo deporte, pero son dos deportes distintos, son baloncesto y fútbol.  Cada público quiere una cosa, el tipo de humor, el tipo de crítica…en la calle no escuchas ningún bastinazo político, ningún cuñadismo del tipo defender la bandera española o atacar a los catalanes, en la calle no vas a escuchar nada a favor del espíritu del 155 y en el teatro sí se han escuchado. En la calle eso es impensable. Hay una progresía mucho más empoderada en la calle, no hay letras de derechas y el concurso sin embargo está lleno (JCA: Pero hasta arriba). Sí, el concurso está lleno de cuñadismo, más que letras fachas letras de cuñados, y en la calle no. Eso tiene que ver con el nivel intelectual, no es que se sea más listo o más tonto, sino que es el nivel de formación de la calle frente al teatro.

 


JCA: “El proceso creativo por lo general es inconsciente y cuando te das cuenta estás dentro de él.


 

JCA: Y con la sensibilidad política. La gente que no tiene sensibilidad política como no se dé cuenta se pone a la derecha. Y no se dan cuenta, pero están en la derecha. Es por falta de sensibilidad política porque tú luego a uno de eso lo coges y le dices. “que facha eres, ¿no?” y responde “¿Facha yo?”. No te has dado cuenta pero tú estás siendo un pedazo de facha. Los únicos fachas no son Martín y Quiñones, aquí hay un montón de fachas más.

ETP: ¿Cómo se enfrentan a la idea de la creación de cada obra?

JCA: Yo tengo un complejo de director de cine frustrado y procuro inventarme películas, dentro de los límites que tiene una comparsa. Procuro crearlo todo con sentido desde el principio hasta el final. Es una cuestión muy espontánea, la pregunta del millón es ¿cómo se te ha ocurrido esto? ¿Cómo se te ha ocurrido esta letra? ¿Cómo has hecho esto? No lo sé, porque el proceso creativo por lo general es inconsciente y cuando te das cuenta estás dentro de él. Es una cosa a la que no puedo responder, desde dentro de mí no puedo responder.

MAGA: Lo primero es tener claro el tipo, no referido al disfraz, sino quién es el personaje, qué tiene que decir y con qué voz va a hablar. Una idea que pueda parecer muy chula visualmente pero a la que tú no le veas contenido en lo que tiene que decir para mí no tiene repertorio. De hecho, para mí las partes más agradecidas de escribir y en las que uno se siente más libre, no sé si tú estarás de acuerdo Juan, son presentación y popurrí.

JCA: Claro, porque son las que definen el tipo.

 


MAGA: “Cuando me siento constreñido por la idea, por el tipo, es cuando me siento más libre.


 

MAGA: Los pasodobles también son un gusto escribirlos, pero los escribes con otras claves, ya el personaje es secundario. Evidentemente no puede contradecirse, pero se hace con otras miras que tienen más que ver con la competición, porque los pasodobles los escribe uno queriendo decir cosas que tengan ese impacto emocional, pero puedes desvincularlos de la idea. Curiosamente cuando yo me siento constreñido por la idea, por el tipo, es cuando me siento más libre. Si el tipo es bueno, claro. Hasta ahora, los dos últimos años, he tenido la suerte de estar manejando tipos como el de Los equilibristas, por ejemplo, que te permite un montón de metáforas y este del pajarito encerrado en la jaula que te permite también un montón de reflexiones, uno sobre el concepto del equilibrio otro sobre el concepto de libertad. Como ha hecho Tino este año con lo del tiempo. Ha cogido y se ha basado en el tiempo y ha tirado del hilo para contar todas las cosas que quiere contar. Cuando te encuentras con un tipo que es un hallazgo la cosa va saliendo sola.

JCA: Yo procuro buscar siempre egos inalcanzados o inalcanzables, cosas que quise ser y nunca fui, como por ejemplo Los mafiosos. Siempre me hubiera gustado ser un mafioso, pero nunca he tenido estomago para serlo, pero un mafioso bueno.

ETP: Hablemos sobre la relación con la agrupación y si ésta tiene influencia en el resultado final…

JCA: Sí, claro, porque a mí, por ejemplo, me gusta quitarle hierro a la comparsa, en el sentido de tanta solemnidad, tanta seriedad. Me gusta alegrarla más, hacerla más desenfadada, con un punto humorístico, y necesitas que el grupo lo vea. Porque como el grupo no se deje convencer, no lo vea y no se encuentre cómodo con tu idea el grupo no la va a desarrollar bien, no la va a interpretar bien, y entonces va a fracasar seguro. Es muy importante la complicidad y la sintonía.

MAGA: Totalmente de acuerdo. A pesar de que los autores a veces sintamos que tenemos un peso muy importante esto no deja de ser un trabajo en equipo. No puedes obligar a nadie a que cante algo en lo que no cree, primero porque no es justo y segundo porque no va a dar resultado. La gente no se lo va a creer. Hablamos de la importancia de la comunicación pasional y emocional que hemos hablado antes en el teatro, si los que cantan no son los primeros que están emocionados con lo que están cantando aquello no va a funcionar. Ahora, tampoco se puede permitir la dictadura del grupo, hay que jugar en ese equilibrio de negociación.

JCA: Totalmente de acuerdo, con los grupos hay que negociar.

 


JCA: “Una de las mayores carencias de nuestra sociedad es la desmotivación política y social que existe.


 

ETP: Las letras tienen gran impacto en el imaginario colectivo de la gente ¿son conscientes de ello?

MAGA: Claro, sé el impacto emocional, político y sociológico que las letras tienen en el público porque he sido público. Yo he sentido eso. La irrupción de Juan Carlos en chirigotas, primero con Un peaso de coro, después con Los tintos, Los guiris y lo que vino detrás, para mí como público supuso un recuestionamiento de cuál es la finalidad de las coplas de carnaval. Eso es una cosa Juan que no te he dicho nunca, tenía muchas ganas de decírtela y te estaré agradecido un montón de veces. Tratar ciertos temas, incluir ese canalleo, el compromiso político a la vez que la ironía, eso quieras o no tiene una dimensión pedagógica espectacular, sobre todo, además, con la gente más joven, pero no sólo con ellos. Esa dimensión de la copla, y ahora sobre todo que está llegando a un nivel de transcendencia mediática que no tenía antes, no puedes ni debes olvidarla pero tampoco puede convertirse, efectivamente, en el motor de tu creación. Pero sí que tiene importancia, y yo la tengo presente en todo momento.

JCA: Yo la tengo presente porque la tengo presente dentro de mí, pero para eso primero tienes que ser una persona con pensamiento político propio, con compromiso político propio – que no implica a nivel de partido o instituciones- y también requiere que el público lo tenga, porque si no yo he comprobado algunos años, algunas veces, cuando he metido el dedo en llaga y he rebañado más de la cuenta, el público miraba para otro lado. Prefería que le hablara de cosas que, de alguna manera, les comprometía menos, les implicaba menos, porque si tú estás intentado agitar una conciencia de alguna forma comprometes al público y si el público no está por la labor de seguirte mira para otro lado y te quedas en vacío. Ese es el riesgo de tirar por ahí y, hoy día, yo creo que una de las mayores carencias de nuestra sociedad es la falta, la gran crisis, la desmotivación política y social que existe.

 


MAGA: “Incluir el compromiso político a la vez que la ironía tiene una dimensión pedagógica espectacular.


 

MAGA: Está claro que, a veces, uno se pasa de rosca frente a un público que al final dice: “Déjame de rollos que no quiero esto, que quiero otra cosa”, pero a veces hay una dimensión pedagógica en todo esto que no llegamos los propios autores a ser conscientes de ello. Una letra, por ejemplo voy a citarte: “Oh pueblo americano que pones precio a cabezas” de Los ángeles caídos, eso en el momento en que se canta, con la capacidad de incidencia en la opinión y en la cosmovisión que la gente tiene de una cosa como el ataque a las torres gemelas, un pasodoble como ese, que yo celebré con una voltereta en mi sofá cuando lo escuché, es necesario. Es decir, se han leído artículos de opinión en esa misma línea, sin duda los hay, pero una copla de carnaval que escucha tanta gente, sobre todo tanta gente joven que está bombardeada por el maniqueísmo de los medios, y que de repente un autor plantee eso hace un bien a la humanidad que nosotros no somos del todo conscientes, eso no puede perderse de vista, sobre todo los autores que tienen seguimiento.

 


JCA: “Quien ayudó a que se diera el cambio político en Cádiz después son los primeros que impiden que la política real se materialice.


 

JCA: Antes que autores somos personas. Los compromisos son a nivel personal. Hay veces que he estado con el mando a punto de tirárselo a la tele y no me la he cargado de milagro. A mí me hierve la sangre como persona, antes que como autor. Luego es lógico que ese instinto tenga una prolongación en los que escribo.

 


MAGA: “Una de las grandes victorias que uno ha visto en su vida ha sido la caída del teofilato.


 

ETP: Hablemos ahora de los cambios políticos en la ciudad y en el Patronato

JCA: Yo me alegré mucho del cambio político, pero ese cambio, en lo material, no ha sido tanto porque tiene muchas trabas ahora mismo para gobernar. Trabas de quien ayudó a que se diera ese giro y después son los primeros opositores que impiden que la política real se materialice. Pero tengo esperanza de que la cuestión prospere, antes que volver a lo de antes…De todas formas en el asunto del carnaval yo estoy muy decepcionado. Porque creo que es muy mejorable, tenía muchas esperanzas en un par de años que estuvimos de reuniones, de negociaciones y cristalizaron de mucha mejor forma y creo que, ahora mismo, estamos igual que al principio o, si me apuras, un poco peor. En el sentido en el que hemos perdido dos años de negociaciones estériles y creo que no era la vía y desde mi punto de vista no lo ha sido. Si hay posibilidad de un cambio es otra vía mucho más radical que no está agotada y que exigiría mucho más valor, por supuesto. Pero tampoco hay mucha unión dentro del colectivo, y lo digo con mucha pena, nunca lo ha habido. Priman muchos los intereses particulares sobre los generales y de eso se aprovechan los que quieren gobernar esto en la sombra, los mafiosos, vaya.

 


MAGA: “El modelo de Patronato nuevo es un delirio que tiene que ver con que no se ha podido aprobar el modelo original que se deseaba.


 

MAGA: De acuerdo básicamente con Juan con algunos matices. Una de las grandes victorias que uno ha visto en su vida ha sido la caída del teofilato. Luego es cierto que las circunstancias de la victoria son tan precarias, con el PSOE y su guillotina constantemente pendiendo sobre la cabeza del Equipo de Gobierno, que se ve maniatado y la transformación está siendo mucho más lenta y menos profunda de lo deseado. De todas formas, eso no exime de responsabilidad al Equipo de Gobierno actual que también a veces, sobre todo últimamente, empieza uno a verle algunos tics, que uno siempre ha querido justificar con su precariedad pero llega un momento en el que dices: “Esto no es necesario que lo hicieras de esta manera”. Me refiero sobre todo a los procesos participativos que al final uno ve cómo se van defendiendo proyectos que son más personales del alcalde o del Equipo de Gobierno que participativos. Y esto de verdad que lo acerca un poco al teofilato, para qué nos vamos a engañar. Aun así conservo la esperanza, las circunstancias no son fáciles, una legislatura es poco tiempo, el Ayuntamiento está en la ruina – estos piratas que estaban antes lo dejaron arruinado y se ven en la prioridad de sanear- en fin, todavía uno conserva la esperanza. Con respecto al Patronato, que tiene que ver también con ese proceso participativo frustrado, estoy básicamente de acuerdo en lo que dice Juan. Casi por azar me acabé viendo implicado en la formación del Patronato nuevo. El modelo de Patronato nuevo es un delirio que tiene que ver con que no se ha podido aprobar el modelo original que se deseaba, sino que es uno que se ha habido que negociar con la oposición con lo cual hay cosas que… ¿qué hace el Colectivo de Autores Independientes todavía con voto? ¿Qué hacen los antifaces con voto además de voz? ¿Qué hace un tercer comisario político en la mesa del Patronato…? En fin. Y luego, de fondo, la desunión. Durante un tiempo hubo un cierto clima de entendimiento entre las diferentes asociaciones, dentro de las asociaciones, y lo que es más importante, las asociaciones entre sí. El año pasado se hicieron algunas cosas en las que quedaba patente que había ganas de cambiar las cosas. Luego la deriva administrativa que tomó el Patronato ha desembocado en este modelo de ahora que es olla de grillos y en el que tengo poca esperanza de que funcione bien, sobre todo cuando vemos comportamientos por parte del Ayuntamiento en el que dices: “Bueno amigo, ¿estamos por la participación real o no?” Así que estoy un poco desencantado, básicamente con el tema del Patronato como órgano participativo casi de autogestión de los participantes. Este año ha sido una locura. Es para coger a todos los del Patronato, y me voy a incluir yo, y darnos cosquis y corrernos a gorrazos. Qué chapuza de organización de concurso este año, qué forma de improvisar, qué poca vista…ha sido desolador.

Aragon arguez 2bn
Fotografía: Fran Delgado

 


JCA sobre la organización del COAC 2018: “No entiendo cómo se hace así. ¿Cómo podemos hacerlo peor? Pues años tras año creo que se está consiguiendo.


 

JCA: Yo lo veo todo mucho más fácil. No entiendo, es que esa es la palabra, no entiendo cómo se hace así. ¿Cómo podemos hacerlo peor? ¿Cómo podemos hacer lo fácil más difícil todavía? ¿Cómo podemos hacer lo sencillo más complejo? ¿Cómo podemos hacer lo de sentido común más insensato? Pues años tras año creo que se está consiguiendo. Me sorprende, ya peor no se puede hacer y se hace peor, ponen dos o tres ladrillos más.

MAGA: Eso tiene que ver, creo, -conociendo, ya que he tenido la experiencia de estar sentado en la mesa del Patronato tomando decisiones y viendo cómo funciona esto- con esa absurda idea seudodemocrática que tenemos de que de la suma de los intereses privados va a resultar el interés colectivo. Y para nada: da como resultado el delirio (JCA: El delirio). Cada uno tira para lo suyo y al final dice uno: “¿Qué está pasando aquí? ¿A quién le importa el concurso? ¿Aquí que está pasando?”

JCA: A mí me recuerda a la Ley de Murphy esa de que “si quieres que algo no funcione crea un comité”.

MAGA: Y no dudo de la buena voluntad que le puedan poner, pero cada uno mirando para lo suyo. Lo de Apto o No Apto ha sido el ejemplo más claro de que “El sueño de la razón produce monstruos”. Cuando se aprueba lo de Apto y No Apto es cuando digo: “Yo no voy a participar en un órgano que está creando un modelo de concurso que permite una cosa como ésta” O sea, que no tiene en cuenta que es una falta de respeto a la mayoría de los participantes. Yo no voy a participar ahí, en un comité del que sale el resultado que sale, es una barbaridad. Cierto es que uno empieza a intuir que hay muchos intereses en que la preselección desaparezca del COAC, al menos del Falla y como la entendemos hasta ahora, que en la preselección haya un filtro previo o…Creo que eso es tocar la piedra angular del concurso tal y como lo entendemos hoy. Si queremos convertir el concurso en otra cosa pues entonces habrá que pensar, pero tal como ahora ha sido y se concibe desde su origen, el concurso es una cosa abierta y popular para lo bueno y para lo malo.

 


JCA: “En Sevilla te acogen con los brazos abiertos, te dan un trato y un cariño impresionante. No quieren el concurso para ellos, como se ha llegado a decir aquí, a ellos les gustaría ganar y triunfar aquí.


 

ETP: Y un concurso como el de Sevilla…

JCA: Yo no sé qué intención llevaban, decían que era para potenciar el carnaval de Sevilla y sus comarcas. Claro, aquí no tienen muchas posibilidades de triunfar a lo grande porque tienen una competencia mucho más fuerte, y superior en la mayoría de los casos, no en todos. Esa fue la excusa que dieron pero creo que la medida fue muy torpe, se echaron tierra encima y se ganaron tantas enemistades que tardaron muy poco en desestimarlo. El carnaval es de Cádiz y el que quiera que venga. Nosotros hemos abierto el concurso, los hemos vendido, nos hemos beneficiado de eso y hemos enamorado a Andalucía con nuestro carnaval (MAGA: Sevilla muy especialmente). En Sevilla te acogen con los brazos abiertos, te dan un trato y un cariño impresionante y a ellos les ha empezado a ir la marcha ésta de hacer agrupaciones, algunas con notable éxito. Yo no creo que haya que sobredimensionar la cuestión. Ellos no quieren el concurso para ellos, como se ha llegado a decir aquí, a ellos les gustaría ganar y triunfar aquí. Poniendo un símil no muy afortunado pero que se puede entender, es como si tú eres torero y en Cádiz no hay tradición taurina, tú no quieres que se haga una plaza de toros en Cádiz y abrir la puerta grande, si eres torero quieres abrir Las Ventas o La Maestranza.

MAGA: Por esa metáfora también te pueden decir…

JCA: No es muy afortunada pero sirve para ilustrar…

MAGA: No seré yo…. (Risas) Me parece ilustrativa pero era por seguir un poco con el cachondeito que tenemos con el bienquedismo. Yo no tengo mucho que añadir. El concurso de Sevilla me parece una tontería, pero si lo quisieran llevar adelante y seguir haciéndolo pues me parece bien (JCA: Claro, por supuesto). Ni me enfado ni me ofenden, que lo hagan. No pasa nada. Quien quiera que vaya y quien no que no vaya.

ETP: ¿Estarán vuestras dos agrupaciones en la final el viernes?

MAGA: Sería un regalazo

JCA: Tiene que ser así sí o sí. Si no ya la mafia se encarga. (Risas)

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¿Quién soy yo para decirle a los catalanes que se queden?

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Fotografía: Fran Delgado

¿Cómo está viendo la evolución que están experimentando las agrupaciones ilegales en la calle?

La calle también tiene sus reglas, que son muy curiosas. No todo el mundo vale para estar en la calle, aunque reconozco que cualquiera se pone en una esquina a hacer el ganso y no pasa nada, porque para eso es la calle. La calle tiene su top ten también. Qué duda cabe de que en los últimos años estamos viviendo un boom absoluto de las agrupaciones callejeras. Cuando yo las escucho siempre me crean la duda porque digo: “yo mataría por tener una idea como esa” y luego me doy cuenta de que quizás ese tipo de ideas en el concurso no funcionen, porque son hábitats totalmente distintos. Pero, más allá de todo eso, la calle tiene ese perfil salvaje que a mí me encanta. Esa posibilidad de decir y hacer lo que me dé la gana sin ningún tipo de reglamento y no estar coartado por nada, a mí me flipa. Yo participé dos años en la calle y la verdad es que fueron dos años que me los pasé como nunca. Dicho esto, también hay que pensar que una cosa es lo que se ve y otra el trasfondo y las agrupaciones ilegales callejeras que parece que no quieren estar pero luego están, y a mí eso me pierde un pelín. Entiendo que quieren matar el gusanillo, pero no dejan, de algún modo, de ser tan profesionales como nosotros. Hay agrupaciones que saben que cuanto mejor sea su repertorio ese año más cantarán. Al fin y al cabo, es el mismo principio que el nuestro. Lo que pasa es que nosotros estamos encorsetados por unas reglas y ellos no. Pero el boom es alucinante. Por supuesto, hay mucha gente de fuera, y de dentro, pero sobre todo de fuera, que no es consumidora del concurso y sí es consumidora de la calle. Y me encanta.

Hay ejemplos de propuestas que funcionan en la calle y que se han llevado casi literalmente a las tablas y no han funcionado. ¿Hablamos de cosas distintas?

Y al contrario. Yo tengo muy claro que una comparsa te la llevas a la calle y, bueno sí, un ratito, pero no es como para escucharla a las dos de la mañana en la calle Armengual, en petit comité, y decir “¡dios mío! ¿Cómo se le ha ocurrido esta maravilla?”. Maravillas de 15 segundos, todo muy resumido. Casi un tuit, menos caracteres cada vez. Eso es alucinante. Y ninguno repetido. Escuchas todos los cuplés del mundo, todos son la misma temática menos algunos casos, y ninguno se repite. ¿Cómo lo hacen?

Echando la vista atrás después de tantos años y agrupaciones, con tantas cosas cantadas ¿está en desacuerdo con alguna de sus propias letras?

Sí, claro. Te pones a pensar y te das cuenta de que no estuviste muy acertado a la hora de enfocar el pasodoble, porque una cosa es cómo se lo haces ver a la gente cuando ya lo has cantado y otra lo que han entendido y hay que tener mucho cuidado con eso. Hay algunas letras que, a estas alturas de mi vida, las miro y digo “Uf, Antonio en ese enfoque la verdad es que te equivocaste”, porque posiblemente querías decir una cosa pero se te fue la pinza y al final llegaste a provocar completamente lo contrario. Claro que las hay. Sí.

Por ejemplo, la letra del pasodoble de Los cobardes (2016) dedicado a Cataluña. Con todo lo que ha pasado ¿Cómo la ve dos años después con el escenario político actual?

Me hace mucha gracia. Cuando estuvimos en el Liceo, en la rueda de prensa, todos estaban hablando del pasodoble y de mi papel, por el hecho de que yo estaba a favor del independentismo. Y yo me quedé sorprendido porque en ese momento dije: “¡Hostias! A lo mejor he querido decir una cosa, el enfoque era una cosa, y han entendido otra”. Yo pensaba: “yo creo que no estoy hablando de independentismo en este pasodoble. Creo que estoy hablando de que te considero uno más, que si tú quieres decidir no pasa absolutamente nada y si te quiere ir te vas, pero no estoy hablando de independentismo”. Me quedé un poco así pillado, miraba a la gente, me reía un poquito y me decían: “¿no?” y digo: “Yo creo que no, pero bueno si tú lo dices…”. Entonces, visto esto dos años después, sigo pensando lo mismo. Es decir, ¡claro que entiendo la identidad de los pueblos! Y como siempre el fondo y la forma ¡claro que lo entiendo! ¿Quién soy yo para decirte que te quedes? No soy absolutamente nadie, pero para mí los catalanes forman parte de mi familia, como son los gallegos, como son los vascos, como son los valencianos… ¡aunque se fueran!


«Selu hubiera cantado a una plataforma de izquierdas no habría sido tan criticado«


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Fotografía: Fran Delgado

Hablando precisamente de Cataluña ¿qué le parece la polémica que se ha generado alrededor de la actuación de la chirigota del Selu en el acto de campaña electoral de Ciudadanos?

Es muy fácil empezar ahora a flagelar a gente porque estés cantando en un acto político. Parece como si hubiera cantado a un grupo terrorista. “Selu ha participado en el mitín del grupo terrorista que asesinó hace cuatro años a doscientas personas en no sé qué” ¡Coño! pues lo miras y dices: “¡Tío, Selu…!” Pero estamos en democracia y eres muy libre de cantar a quien te plazca. Eso, ¡por supuesto que es trabajo! Sí, es verdad, y en alguna ocasión lo he comentado con compañeros- pero esto es una apreciación muy personal- que una cosa es un contrato y otra un mitín. Dicho esto, en absoluto creo que se deba machacar a Selu por estar cantando a Ciudadanos, al PP, al PSOE o a Izquierda Unida. Me parece que está en su derecho de cantar a quien le dé la gana como trabajo y, además, él puede ser de cualquier opción política. Es más, creo que si hubiera cantado por ejemplo a una plataforma de izquierdas no hubiera sido tan criticado. Y todos lo sabemos, porque hace unos años estuvo cantando con Podemos y no pasó nada. Es la vieja historia de siempre

¿Usted habría ido con su grupo?

No. Pero no porque…para el tema político soy yo muy…con los años me he vuelto muy… No.


«Sigo apoyando la estancia de Kichi en el Ayuntamiento«


Hablando de política, cuando volvió en 2016 afirmó que en ese regreso tenía algo que ver el cambio político en la ciudad. ¿Cómo ha vivido estos dos años?

Hasta la llegada de Kichi, el alcalde de Cádiz, han sido muchísimos años de dos personas, Carlos Díaz y Teófila, y de dos corrientes que son las mismas que siguen mandando, el bipartidismo que todos conocemos en este país. Cuando Kichi consigue proclamarse alcalde sin haber ganado las elecciones, que es un dato que hay que tener muy en cuenta porque quizás sea lo que más daño le puede hacer al PP -no conseguir la alcaldía siendo el partido más votado- para mí es un momento muy ilusionante, porque lo conozco desde siempre y sé que es un tío que pelea, que lucha y que, además, conoce el carnaval porque lo ha mamado, como yo, desde muy pequeñito. Han pasado dos años ¿que hay cosas que se pueden mejorar? Pues sí. Ahora mismo, cuando la gente me dice “¿y tú por que no le has hecho un pasodoble a Kichi?». Yo es que creo que hay cosas que se están haciendo bien y no tengo en este momento nada que reprocharle. Sí puedo contestar en el tema carnaval, porque se podrían hacer las cosas con más celeridad, más rápido, porque lo necesitamos con urgencia, aunque también se necesita con urgencia la vivienda, la sanidad, la cultura… Una vez me dijo un político “Esta ciudad es muy camaleónica. Un día se puede acostar de un color y a la mañana siguiente se puede levantar de otro. Y no pasa absolutamente nada”. Además era una persona de izquierda. Y creo que sí. Hay muchísima gente que cree que no ha pasado nada en dos años -gente que cree que la ciudad no ha prosperado, que se ha estancado- y hay gente que entiende que sí. Yo creo que en una legislatura no hay tiempo para formalizar hechos, proyectos, todos sabemos que mínimo son dos pero yo sigo apoyando su estancia en el Consistorio, aunque no me guste el sitio del museo.

Tras componer para gente como Pasión Vega o Pastora Soler y haber hecho carrera como cantautor, a la hora de crear, ¿cómo cambia a la hora de crear cuando haces algo para carnaval y cuando lo hace para otros circuitos? ¿Cree que son ámbitos que están relacionados? ¿Se trata de algo dual o unitario?

No, no. Cuando yo tuve la gran oportunidad de escribir para Pasión Vega me llevé bastantes meses, no sé si fue casi un año, que no era capaz de hacer una canción que no tuviera como hilo conductor Cádiz, la Caleta…Tuve que hacerme una limpieza absoluta. Era cambiar el chip: “Antonio una cosa es carnaval, déjalo aquí, y ahora es canción”. Y además también, me pasaba que eran Pasión Vega, Pastora Soler, Lolita…y al final eran siempre perfiles femeninos, así que además tenía que cambiar el chip para componer para una chica. Me tenía que meter en la piel de una mujer que está sufriendo por amor….

Le ha cantado a Cádiz pero ¿sintiendo alguna vez lo ha hecho intrpretando el personaje desde un rol femenino?

No. Como postura femenina no. La postura femenina en este caso es la ciudad. No. Cuando tengo que hacer una canción, como por ejemplo “Sólo tú”, o “Flor de romero”, o “La vida en gris” o “María se bebe las calles” que creo que era una canción necesaria no sólo en el carnaval sino en la música, hacer una canción a los malos tratos, había que ponerse en la piel de una chica y me costó. Pero ya le vas cogiendo, porque uno tiene la profesión y supe diferenciar cuando coges la guitarra y trabajas para carnaval y cuando trabajas para un artista. Ahora, con el tiempo, lo que he hecho es una historia más aglutinadora. Cuando hago una cuarteta en el popurrí hago una canción. Ya lo que hago son canciones, pequeñas canciones, la mitad de una canción que con la otra mitad posiblemente da lugar a una canción completa. Ya no me preocupo, porque con el pasodoble tengo el chip del pasodoble, con el cuplé también, pero con el popurrí no. En el popurrí tengo el chip de las canciones. Aunque tengo que estructurar un par de piezas, porque no me puedo olvidar que esto es carnaval. Puedo hacer una canción como “Los refugiados” de Los cobardesTengo un castillo con ventanas a la mar” que es una canción, pero tengo que hacer “Deprisa me late el corazón deprisa” que es más o menos una especie de rumba, porque al consumidor de carnaval, además de ofrecerle algo nuevo, tengo que darle algo que él quiere. Tienes que convivir con esas historias.


«Yo siempre me pongo como el enemigo a batir«


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Fotografía: Paco Cano

Según su propia experiencia ¿dónde cree que es más difícil lograr esa profesionalización dentro del carnaval o fuera de él?

Lo difícil es la gente porque no dejas de estar en manos de un público que es el que, al fin y al cabo, te va a comprar o no la moto. El carnaval es una pequeña medida de lo que sucede a nivel musical. ¡Que luego están las discográficas que son otro Patronato enorme! Convivo con esa película y es muy duro. Y también convivo con la piratería, ya he asumido que tengo que vivir con ello. Y tengo que convivir con ladrones de mi propia especie y dentro de mi propia entidad-la SGAE-, hay que convivir con todo eso. Es tan difícil hacer una comparsa, que guste y que pueda estar todo el año cantando, como hacer una canción que sea single y que se ponga en la radio. Más que un golpe de suerte, que debe existir porque todo en la vida sin suerte no lleva a nada, y de trabajo es el hecho de contar con esas armas que te coloquen. Los medios de comunicación hacen mucho la labor para que una agrupación, hoy por hoy, se coloque, para que constantemente se escuche. En música pasa lo mismo, una canción te puede gustar muy poco pero te la bombardean tanto que al final, te guste o no, la tienes en la cabeza. Por tanto, difícil son ambas pero es mi profesión, la conozco, sé que es muy dura y no voy a cejar, voy a seguir peleando.

¿Cada comparsa, cada canción, cada disco, cada proyecto lo vive como un reto?

Completamente. Y además el reto es superarte a ti mismo. Yo siempre me pongo como el enemigo a batir, soy yo. El enemigo de El perro andalú es La eternidad. Lo tengo muy claro, y si se consigue bien y si no es así no pasa nada, pero ese es mi reto.

En el pregón pudimos comprobar tu talento y tu disposición para la composición de Musicales ¿Has tenido algún proyecto más en ese campo?

Sí. Los tengo guardados. Tengo dos o tres. Uno de flamenco y otro dedicado exclusivamente a Cádiz, que lo peleé durante muchísimo tiempo para el 2012 y estamos en 2018. Imagínate, no hubo manera. Y los tengo ahí. Lo que pasa es que la crisis, no encontrar una persona que te sepa llevar el tema, las reuniones tediosas con personas que quizás no lo ven…al final te desencantas, te desinflas y guardados están en un cajón. A mí me encantaría. En su momento se habló con productoras y fue el último paso que dimos, llegar a Madrid a ver si podíamos hacer algo en Gran Vía. Pero nos quedamos a las puertas de hacer algo dedicado a Cádiz exclusivamente en Gran vía, aunque el único que lo veía era yo.

Presentó también The Cannivals en el Pay Pay, una apuesta con músicos de Cádiz ¿En qué momento se encuentra ese proyecto?

Ahora mismo no estamos haciendo nada porque el carnaval es capaz de absorber todo. No sabemos qué haremos después del concurso, si nos volveremos a reunir y haremos algo más o no. Ahora mismo está la historia un poco parada. Es un reto muy bonito, pero ocurre una cosa y es que la gente consume carnaval pero le cuesta mucho ver el carnaval desde otros formatos. Así que hay que darle una vuelta de tuerca a todo eso. Es un curro muy grande, muy grande, pero estamos ahí.

¿La idea es sacar disco con The Cannivals?

En su momento teníamos la idea de sacar un disco pero llegó finales de verano y, aunque parezca mentira, a mí ya me cogía muy mal. Grabar un disco significa echarle muchas horas y mucha dedicación. A mí me encantaría que mi tercer disco sea una revisión del carnaval desde otro punto de vista. No lo descartamos, The Cannivals está ahí. De hecho, The Cannivals empezó como una obra de teatro, como musical, como una interacción con la gente y poco a poco cada vez hemos ido quitando paja literaria y dejando sólo lo musical y ahí vamos. Nos gustaba mucho la idea y sigue ahí.

¿Cree que se ha aprovechado poco la posibilidad de que gente desde el carnaval pudiera hacer otras literaturas, otras cuestiones escenográficas como teatro u otras músicas en otros circuitos?

No se aprovecha o no se consigue cómo llegar. A mí me ocurre en muchas ocasiones, es decir, sé hacer un pastel pero no soy capaz de ponerle un lazo para venderlo. Más allá del puro marketing o de que alguien te dé un cursillo está el hecho de que no sepas cómo llegar a eso. Aquí hay muchos que somos pasteleros impresionantemente buenos pero no se nos da bien ponerle el lazo y venderlo. A la hora de vender el pastel lo vas presentando por muchos sitios, muchos, y llega el día en el que coges el pastel y lo dejas en tu casa. Sigue siendo magnifico pero no has tenido la capacidad de poder venderlo.

Ha hablado anteriormente del poder de los medios de comunicación a la hora de difundir una agrupación u otra ¿Eso limita la crítica? Es decir, ¿limita de alguna manera la crítica a Canal Sur o el Diario de Cádiz durante el concurso?

No, a mí no.

¿Y cree que ocurre a los demás?

Puede ser, porque no olvidemos que es un concurso. Todos sabemos que una crítica a determinado sector puede conducirte a. Entonces, te quedan tres recursos: lo haces, no lo haces o lo haces de una manera muy sutil. Pero si tuviera que hacer un pasodoble a, lo haría y no pasaría absolutamente nada. Yo he vivido en mis carnes este hecho. No me corto, si tengo que hacerlo lo hago, pero es cierto que es el cuarto poder y hoy más con las redes sociales dónde todo el mundo es periodista y todo el mundo es fotógrafo…


«Como dijo Lorca: El perro andaluz soy yo«


¿Cómo gestionan, la agrupación y usted como autor, todo ese bullicio social que se da a través de las redes sociales?

Es complejo, pero nosotros, supongo que los demás también, tenemos nuestro propio community manager que es el que lleva las páginas y tal. A mí me ha pasado algo este año que creía que no me iba a pasar nunca, porque yo soy un tío al que, aunque no soy especialmente activo, me gusta el tema de las redes y llevo cuatro o cinco meses que estoy desaparecido completamente. Me distrae, me intoxico, hay muchas estupideces, gente muy mala, muy irascible, comentarios que dices: “¿Cómo escribo yo ahora un pasodoble después de leer esto a las nueve de la mañana?“. Así que tenemos nuestro community y él se encarga. Como Antonio Martínez Ares, sí, estoy en Facebook, en Twitter y en Instagram, pero llevo cuatro meses que no publico absolutamente nada y estoy encantado. Me he desintoxicado totalmente.

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Fotografía: Fran Delgado

Si tuviera otros proyectos artísticos potentes ¿dejaría el carnaval o piensas que llevaría todo al mismo tiempo, ha vuelto al carnaval y ha vuelto para quedarse?

Ya dije que volvía para quedarme. Tengo que buscar la manera de compatibilizar. Siempre que salieran otras cosas tengo que compatibilizarlo, no me voy. Otra cosa es que a lo mejor un año tenga una ausencia puntual porque necesite coger aire, pero irme no. Porque no era la idea venir, hacer un cameo e irse otra vez, no. Lo dije en su momento con Los cobardes y lo mantengo. Aunque reconozco que es mucho curro pero es mi profesión y es lo que hay. Si mañana salen más cosas, yo por mí encantado, porque yo le meto mano a todo lo que me apetece y me gusta, dentro del mundo de la creatividad. No tengo ningún problema en absoluto. Y si lo puedo compatibilizar por supuesto que lo haré. Pero tengo que estar. Quiero estar.


«He vuelto para quedarme«


Decía Lorca “El perro andaluz soy yo”…

Lorca lo dijo después de decir que no era él. Cuando Buñuel y Dalí sacaron “Un perro andaluz” él se molestó muchísimo, se sintió muy dolido, traicionado por dos amigos. Creo que fue a la vuelta de Nueva York ¿no? cuando dijo: “El perro Andaluz soy yo”. Sí, y yo también.

¿Por ahí va la cosa?

Es el sentimiento. Es más fácil de entender. Vas por la calle y la gente te pregunta: “¿De qué vas?”. Pues va de lo que va, es el hecho de sentirme un perro andaluz. Es eso, no hay más.

 

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El perro andalú es una comparsa mucho más compleja”

En este año que se celebra el centenario del nacimiento de Paco Alba se apela a él como referente de la tradición comparsista, tal vez olvidando que en su momento lo que hizo fue revolucionar estructuras, letras, ritmos y abrirle nuevos caminos y posibilidades a las coplas carnavaleras. El hoy esencial Alba fue, en su momento, un innovador.

Sin que queramos establecer comparaciones, Antonio Martínez Ares también significó una aparición disruptiva para el devenir de la comparsa. Experimental y con una tremenda llegada a la afición más joven, su entrada a los dieciséis años y su evolución posterior significó un impulso refrescante y una renovación necesaria para la modalidad. Tras un retiro voluntario de trece años, volvió en 2016 y, de nuevo, trajo un modelo de comparsa más compleja y elaborada de lo que se estaba estilando. El tiempo dirá si está, sigilosamente, creando un nuevo estilo o escenificando el barroquismo final de la comparsa que hasta ahora conocemos.

En este encuentro con ETP -que entregamos en dos partes- Martínez Ares se muestra valiente, generoso y reposado. Con el señorío y la distancia reflexiva que su status casi mítico dentro del carnaval le permite, Antonio nos habla de modo natural, usando el estilo directo, con giros conversacionales y respondiendo con honestidad a todos los temas que le planteamos como el museo del carnaval, Cataluña, sus inicios, su carrera profesional como músico fuera del carnaval, el carnaval callejero…

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Fotografía: Fran Delgado

Hoy en 2018, ¿qué cree que mantiene de aquel niño que comienza en el carnaval en el año ochenta y cuatro?

Yo empiezo en al año ochenta y cuatro, muy joven, aunque si hubiera sido por mí habría empezado antes. Siempre digo que yo lo que quería era cantar. En mi familia, como todos saben, mi padre, aunque no se ha dedicado profesionalmente, cantaba flamenco y luego durante unos años intervino en la comparsa de Paco Alba. Escuchaba a mi padre cuando venía del trabajo de la estiba del puerto y eso yo luego lo cantaba en el colegio. A partir de los ocho o nueve años empecé a escribir mis primeras cositas. Y luego, a partir de los catorce comencé a musicar algunos poemas, algunas canciones mías. Y quise abandonar el nido, pensaba: “necesito salir de aquí, necesito hacer algo”. En Cádiz no había otra manera que no fuera el flamenco o el carnaval. El flamenco me da muchísimo respeto y en el carnaval, como siempre fue una pasión, me dije que me gustaría intentarlo. Le di mucho coñazo a mi padre durante un tiempo y conseguimos llegar, a través de amigos personales de mi padre, a la peña Nuestra Andalucía porque el grupo mítico de Pedro Romero se había quedado sin autor y estaba buscando a alguien; pero claro, les habían hablado de un chaval que estaba empezando y yo creo que todos, absolutamente todos, pensamos en la historia de “bueno, es el hijo de Pepe, vamos a decir que venga y lo escuchamos”. Y esa noche ocurrió para mí el milagro. Canté el pasodoble, volví a cantar, lo volví a cantar y ya empezamos al día siguiente a ensayar. Y así me llevé muchos años ininterrumpidamente hasta que abandoné y después de trece años volví. ¿Qué queda? Pues lo que queda es la pasión. Te puedo asegurar que tengo la misma pasión a la hora de enfrentarme a la guitarra y al folio en blanco. Cádiz sigue siendo la gran fémina para mí, sigue siendo esa madre, esa compañera, esa amante, la simbolizo y personifico en una mujer y es la gran pasión que tengo y la razón por la que hago carnaval.


«El concurso ha involucionado más que evolucionado. Seguimos siendo un grupo de personas que no quiere avanzar.»


Haciendo algo de ficción. ¿Se podría imaginar cómo habría sido su vida sin el carnaval?

Pues no lo sé. Creo que cantar, seguro. Y escribir también. Más tarde o más temprano, mejor o peor, en otras condiciones, con música, sin música, un libro, lo que fuera. Pero creo que sí, creo que estaría en ambas historias. Aunque yo de pequeño quería ser médico. Toda mi familia es de la rama de medicina y yo quería ser médico, pero también es cierto que a una determinada edad, cuando empiezo con el carnaval, reconozco que comienzo a tener más ganas de carnaval que de seguir estudiando. Acabé COU y poco más, pero siempre digo que a mí el carnaval me salvó, o la música me salvó, porque yo lo llevaba dentro y sabía que al fin y al cabo iba a dedicarme a eso de alguna manera u otra. ¿Si no hubiera sido el carnaval? Pues no lo sé. Pero cantar, seguro.


«El concurso llegará un día que explote, porque explotará»


Tras trece años de ausencia, ¿cuánto ha cambiado el concurso en este tiempo?

El concurso se rige por nosotros mismos. Un día, una serie de personas se levanta y, dentro del organigrama que dirige el concurso, no el carnaval, decide que “hoy vamos a cambiar esta silla y la vamos a poner aquí porque hemos pensado que tal”… Después de trece años, considero que el concurso ha involucionado. Ha involucionado más que evolucionado. Considero que seguimos siendo un grupo de personas que no quiere avanzar. Que no quiere cambiar ni el reglamento, ni el concurso. Que no quiere enfrentamiento con ninguna institución política. Un grupo de personas que, si bien es verdad que durante el concurso tiran cuchillos, durante el resto de los once meses los esconden. Me di cuenta de que no merece la pena luchar dentro de ninguna asociación para poder cambiar este concurso porque nadie quiere que esto cambie. Me di cuenta de que aquí lo único que prima es “cantas y te callas”. Así que ahora lo veo desde otro prisma. Antes me mosqueaba muchísimo y me dolía muchísimo. Ahora me duele muchísimo y me mosqueo un montón, pero digo “es lo que queréis, ¿no? es lo que queremos, otro añito más tal y cual”. Esto llegará un día que explote, porque explotará. Creo que los daños colaterales van a ser mínimos porque la gente no se va a mojar. La gente se moja en un cuplé o en un pasodoble. Eso es como hacer un pasodoble a la huelga de astilleros o a los trabajadores pero luego llega el día uno de mayo y no sale nadie a la calle. Te das cuenta que nosotros mismos no predicamos con el ejemplo. Ese es el reflejo del concurso.


«Si tú no sales un año, lo que estás haciendo es dejar un hueco para que entre otro, y ese otro no va a quedarse en su casa acompañándote a ti en la guerra»


¿No cree que para la gente que sí quiere cambiar el concurso el apoyo de personas como usted, que es un referente, le vendría bien para aunar luchas que estén dispersas?

El año que volví, nos reunimos Tino, Juan Carlos, Jesús Bienvenido, los hermanos Carapapa, Vera Luque, no sé si incluso el Canijo, Selu…un personal bastante solvente, con la intención de que cada colectivo estuviera representado dentro del Patronato. Durante todas las reuniones que tuvimos, al final, los que íbamos éramos siempre los mismos, aunque cada vez llamando a más gente y sabiendo que la gente lo que va a entender es que lo que queremos es dinero, pero explicando que hay otra razón más allá de todo eso que es el cambio del concurso.

El concurso genera una cantidad de dinero muchísimo mayor de todo lo que nos podamos imaginar, porque si fuera deficitario ningún Gobierno lo habría usado para su propio beneficio y para tapar boquetes durante muchos años, que es lo que han hecho. Todos lo sabemos. El concurso genera beneficios si no, no lo harían. Lástima que nos ha abandonado José Antonio Valdivia hace unos días, porque era, posiblemente, la persona que más sabía de esta historia. Yo recuerdo una reunión con Teófila Martínez que decía que el concurso del Falla era deficitario y nosotros le pedimos en ese momento -te hablo del año noventa y nueve o dos mil- que si era deficitario que nos lo dejara a nosotros…pero no. Era algo incongruente. ¿Por qué? Porque con ese dinero se podían tapar boquetes de otras concejalías y de otras historias que lo necesitaban. Además era -ahora ya no tanto- muy difícil controlar cuánto dinero venía realmente del concurso. Concurso que, por otro lado, abre las puertas de una manera brutal a muchísima gente que entra por el mismo rostro. Bueno, pues con todas estas reuniones que nosotros hicimos, todavía hoy por hoy, y si no que me corrijan que igual estoy metiendo la pata, esa asociación de comparsistas que nosotros iniciamos aún no tiene una presencia real, está en el Patronato pero no tiene ni voz ni voto, o tiene voz pero no tiene voto. Es decir, siguen mandando y templando los mismos que estaban antes, exactamente los mismos. Se ha creado la asociación de comparsistas, la asociación de chirigotas, de cuartetos y no ha cambiado absolutamente nada. Es más, nosotros en aquel momento pensamos “vamos a hacer un plante” y dijimos “no salimos”. Pues hubo gente del propio colectivo que aun así iban a salir porque esta no es su historia.


«En el carnaval no tenemos idea de colectivo. Aquí hay “san pa mí”»


Entonces ¿cree que falta conciencia colectiva entre los autores y las agrupaciones? Al fin y al cabo son ustedes quienes hacen el concurso

No hay unidad. No tenemos idea de colectivo. Aquí hay “san pa mí”, que no es ni mejor ni peor, pero siempre ha sido así y así va a ser. Porque cuando hablas de concurso, la gente de la calle lo primero que piensa es que lo único que quieres es dinero. Y si tú no sales este año, ni tú ni unos cuantos compañeros, lo que estás haciendo es dejar un hueco para que entre otro, y ese otro no va a quedarse en su casa acompañándote a ti en la guerra porque necesita poder entrar. Es muy fácil de entender.

Nosotros sabemos que somos los que hacemos el concurso pero no vemos nada del pastel. O vemos muy poquito. Había un amigo mío, que en su momento fue el abogado de esa asociación, especializado en propiedad intelectual que durante muchos años siempre decía lo mismo: “La solicitud-contrato que firmáis para poder actuar en el concurso es una sentencia de muerte. El contrato que se hace, en este caso, con un ente público de radio-televisión está mal. Los derechos de imagen a través de youtube ¿por qué no lo cambiáis de una vez si no os llega ni un duro?”. Y así podríamos seguir, pero no cambia. Entonces te preguntas “¿Qué es lo que queremos?” Pues cantar.

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Fotografía: Fran Delgado

¿Abogaría por un concurso autogestionado por las propias agrupaciones o por sus asociaciones y desligado del Ayuntamiento?

Totalmente. Sí, por favor. Entre otras cosas porque el concurso no deja de tener, de algún modo, un tufillo político. En Uruguay es así. Tanto que nos gusta el carnaval de Uruguay, tanto que llevamos por bandera el concurso de Uruguay, pues el concurso de Uruguay es así.

Donde las murgas contratan a autores ¿no?

Incluso fichan a componentes. Y no está mal visto. Y aquí ¡imagínate! Eso podría ser…Aquí se juega un poco al cachondeo de “fulanito ha fichado a tal…jiji-jaja”. Es algo que en plan industria es un diamante pero que la gente no sé si no lo ve o no lo quiere ver. Luchar contra eso es muy difícil.

Retomando el tema de su vuelta al concurso. En sus últimas comparsas se aprecia una mayor complejidad y elaboración, desde la propia conceptualización del tipo. ¿Tiene que ver esa complejidad con su propio momento personal y creativo o  porque piensa que por ahí es por donde debe discurrir, en estos momentos, la comparsa?

Sí, son obras más complejas. De hecho muchas veces me digo que es normal que la gente el primer día les cueste pillarlas. Yo entiendo perfectamente cuando dicen “es que a mí no me ha gustado, no lo entiendo”. Es lógico, si me cuesta hasta a mí. El primer día es demasiada información. Es algo que les pasa también a otros autores, no sólo a mí. Pero sí, son más complejas seguramente por el momento que me está tocando vivir. ¿Por qué? por muchas razones. No es que haya acumulado durante trece años muchísima información y ahora necesite soltarla. No. Me doy cuenta de que el carnaval que hacía hace trece años tiene mucho que ver con el de ahora pero está, de algún modo, reflotado. Esto no es Esto es carnaval, esto no es Sonrisillas. Tiene la manera de cantar, a lo mejor, de La niña de mis ojos pero, por ejemplo, La revolución es una comparsa cantada lenta y Calle de la Mar también. Las de ahora son comparsas con fuerza pero muy rápidas, con mucha presencia literaria, con una música que necesitas escucharla mucho para que se te quede y con un vestuario bastante más elaborado que en otras ocasiones. Sí. A lo mejor estoy viviendo una etapa… ¿cómo se diría?, no sé ¿algunos autores no tenían la etapa azul o la etapa tal…? No sé qué etapa sería ésta, pero sí, es verdad, es más compleja. Y este año es mucho más todavía.

En el caso de Los Cobardes, una comparsa difícil, muy elaborada, pone un forillo en negro ¿tal vez para que se centre toda la atención en la comparsa y menos en el espectáculo?

Sí, y creo que la gente lo entendió. Está claro que monetariamente no estábamos boyantes, empiezas de cero y no sabes cómo vas a resistir el concurso, pero la gran pregunta era qué le ponías como decorado. Le puedes poner una calle de carnaval pero creo que no le venía nada bien. Le podías poner… ¿una selva?, pues tampoco. Desde el primer día era algo que echaba en falta en muchas agrupaciones. Entonces, cuando vuelvo digo “si vuelvo, vuelvo absolutamente con todo”, me tiro a la piscina pero no quiero que haya ni siquiera una gota de agua. Vengo absolutamente con todo y salgo sin nada porque necesito que me escuchen. Necesito que me escuchen primero a mí, porque tenía muy claro que en el momento en que abriesen cortinas lo primero que la gente diría sería “Esto no es… ¿Dónde están Los piratas? ¿Dónde está El vapor? ¿Dónde está la máquina? ¿Dónde está el no sé qué? ¿Dónde está lo otro? No hay absolutamente nada”. Pues mira, no hay nada porque lo que estoy intentando es que te sientes y que lo escuches. Que me escuches porque llevo trece años sin estar aquí y necesito que me escuches. A partir de ahora, si quieres, todos los años traemos algo pero este no es el año para traerlo. Lo teníamos muy, muy claro. Yo soy de los que les gusta estar sin atrezzos, me encanta. Si por mí fuera, yo seguiría apostando por ello pero también es cierto que hay obras que requieren una compaña, un algo. Pero ese año, no. La eternidad, después de darle muchas vueltas, nos dimos cuenta que sí, que lo necesitaba. Y El perro andalú también lo necesita, pero en Los cobardes era imposible. De hecho, nos presentaron algunos bocetos, pero era ilógico.


Sobre el museo: «¿Estamos hablando de una decisión que se toma por gusto propio o contando con la aprobación del pueblo?»


No queremos que nos adelante nada de El perro andalú pero ha comentado que esta obra es más compleja incluso que las anteriores. ¿Es así?

Sí, es más compleja. Fíjate que La eternidad era un tema, la muerte, que aparece como una gran casualidad que luego se queda en el subconsciente. Murieron un par de amigos y yo empecé a pensar ¿adónde van ahora? ¿Adónde va el gaditano que se va? Me hacía esa pregunta y dije ¿por qué no crear un Cádiz para ellos? Y para mí, porque a mí me encantaría irme a ese Cádiz una vez que no esté, las cosas como son. Y por eso, entre otras cosas, hice “La eternidad”. Porque necesitaba inventarme mi Comala, lo necesitaba urgentemente.

Hablemos ahora de otra cuestión en la que estuvo muy implicado y por la que peleó mucho hace años. Se trata del proyecto del museo del carnaval, que ahora se retoma desde la Alcaldía como una apuesta principal. ¿Cómo ve la deriva que está tomando el proyecto?

Mira te voy a ser sincero. Nosotros, y cuando digo nosotros me refiero a José Antonio Valdivia y a parte de la Junta Directiva de la Asociación de Autores, nos atrincheramos primero para hacer un nuevo modelo de concurso que, prácticamente, es el que empieza a estar ahora, como por ejemplo que las calles del teatro estén vacías y sean para el uso de las agrupaciones…etc. Hay cosas que, evidentemente, deberían cambiarse, otras cosas no. Se trata de un elemento vivo y está ahí.

En el tema del museo, yo soy un poco escéptico como lo soy en la cuestión del concurso, porque he conocido tantas cosas que ahora mismo no veo el momento de nada. Si me preguntas qué me parece la ubicación del museo del carnaval que ha decidido el alcalde de Cádiz, te diré que no me gusta. No lo veo el sitio más adecuado. Ni tampoco creo que reúna condiciones como espacio acorde con toda la historia del carnaval. Tampoco me gustaba el lugar que se determinó en su momento por el Partido Popular, por Teófila Martínez. Ni el de la Plaza ni el del Corralón, ninguno. Y no es por poner un pero de “lo ha hecho fulano o lo ha hecho mengano”, no.

Creo que el punto principal es -para mí- que la historia del carnaval es una historia de siglos, es muy grande, y tenemos que estar además a tenor con los nuevos tiempos. No podemos hacer un museo con cuatro maniquíes y con cuatro disfraces. Tenemos que darle al público algo más.


«Ese no es el museo que yo quiero»


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Fotografía: Paco Cano

Y ¿cómo le gustaría que fuera?

Nosotros en su momento peleamos por la Escuela Náutica, que entonces todavía podía haberse salvado. Contamos con Boris Micka, un arquitecto que vino a Cádiz, y se presupuestó que por dos mil millones de pesetas (doce millones de euros) se podía hacer un buen espacio, incluso con un teatro en la azotea, dando a la Caleta. Me parece que es el sitio más correcto. Esto es una cosa muy personal, era la musa del creador de la comparsa. Necesitamos un teatro al aire libre, que no lo tenemos, y allí podía ser. Evidentemente con su museo virtual. Nosotros teníamos una idea, pero el sitio era enorme, amplio, incluso se podía acceder, o se podía ampliar, con parte de la zona de “El Olivillo”. Cuando a mí me hablan de un museo en un sitio concreto, y veo que el lugar es pequeño, no me creo que eso sea capaz de aglutinar la historia del carnaval. ¿Que se puede hacer? por supuesto ¿Que van a poner el mejor empeño del mundo? seguro. Pero yo no me lo creo. No es el museo que yo quiero.

Por otra parte, ¿estamos hablando de una decisión que se toma por gusto propio o contando con la aprobación del pueblo? Porque antes nos consultaban en el Palillero para todo. A mí me han invitado a visitarlo y no he podido ir. Pero una cosa es que me inviten y otra es que, aunque me inviten y yo diga que no me gusta, va a ser. A lo que voy, este tipo de cuestiones ¿se deciden en el Palillero o es porque mola, igual que mola tener cuatro agrupaciones en la final? “No, es que a mí me gusta cuatro en la final”. O sea, ¿qué cosas llevamos al Palillero y qué cosas no llevamos? ¿Qué cosas se pueden proponer? ¿Qué cosas te gustan? ¿Qué cosas decides tú y qué cosas no? Lo que yo propongo es que las decisiones que se tomen sean las que en su momento a nosotros nos presentaron en la calle. Yo no entiendo que de la noche a la mañana, y con todo mi respeto, se diga “a mí me gustan las finales de cuatro”, pues mira picha yo la mirra no sé lo que es, por mucho que te guste a ti. Y creo que el año pasado, nunca mejor dicho y parafraseando a mi comparsa, fue eterno, eterno. Oro, plata y bronce, y ya está. “No, es que me gustan cuatro”. Vámonos al Palillero entonces, vamos a poner allí una urna y votamos. Sé que es una gilipollez lo que estoy diciendo pero ¿cómo se toman ese tipo de decisiones?


«¿Que si yo abogo por la profesionalización? Sí. Es que es mi profesión, yo soy músico.»


Todo este boom de la profesionalización y mercantilización del carnaval ¿cómo se conjuga con esa cultura popular que es de donde nace?

Eso es muy antiguo. Con esa frase convivo desde hace muchos años. Estamos condenados a que “como esto nace en el pueblo”…El flamenco también y Poveda llena escenarios. Dile a Poveda que no cobre una entrada porque esto es popular. Creo que nos da vergüenza reconocer que tenemos algo bellísimo. Y lo peor de todo, es que la envidia aquí es un deporte que se practica a diario. A mí me ha pasado que me he encontrado a un vecino en el ascensor con la guitarra para irme a cantar a no sé dónde y decir yo “Ahí nos vamos a trabajar” y responderme “A trabajar no, hombre. Tú te vas de cachondeo”. No entienden que esto sea un trabajo. Y luego está la gente que dice: “Carnaval es carnaval y en su momento”. No quieren que tú cantes fuera, pero después ellos mismos mueren con las agrupaciones de la calle -esto es para escribir una tesis-, agrupaciones que después cantan y cobran también. Que te las encuentras en Zamora y en Bilbao cobrando. De eso yo no escucho comentarios negativos, lo escucho de las “profesionales”, pero de éstas no los escucho. Y molesta mucho, molesta muchísimo. ¿Que si yo abogo por la profesionalización? Sí. Es que es mi profesión, yo soy músico. “No, no puedes porque el carnaval es popular”. Un momento no estoy hablando del carnaval, estoy hablando del concurso. El carnaval es otra cosa. Yo no hago carrozas, no hago atrezzos…yo hago una agrupación, una propuesta. Y esa agrupación me lleva a mí seis meses construirla y cuando acabo el concurso, o no, me voy a cantar fuera y evidentemente eso tiene un caché.


«No quieren que tú cantes fuera pero mueren con las agrupaciones de la calle que luego te encuentras en Zamora y en Bilbao cobrando»


¿Hasta qué punto está por explotar ese potencial del carnaval y del concurso como elemento de desarrollo social y económico de la ciudad?

Mira, te pongo por ejemplo: necesitamos urgentemente locales de ensayo. Y no hablo sólo de carnaval, para carnaval, para flamenco, para pop, para rock, para indie…para muchísimos registros musicales. La gente no tiene dónde encontrar un local y ensaya en condiciones impresionantemente malas. Pero no sólo te hablo de ensayos, sino para hacer libretos, para hacer CD´s, ¡hoy por hoy te tienes que ir a Montilla para hacer un CD! ¿Cuántos años hemos tenido para hacerlo nosotros aquí? Y así mil cosas.

Pero, esos locales ¿se los reclaman a las instituciones públicas? Es decir, si ustedes son profesionales, los locales serán alquilados y serán parte de esa industria, ¿no?

Sí, no digo que no. También puede existir otro convenio, se puede hablar con el Ayuntamiento y decir: “¿Qué espacios tiene usted que se puedan utilizar?” y a cambio de eso se pueden hacer otro tipo de propuestas. ¿Cuántas veces hace falta que se cante en la ciudad? ¿Cinco al año? Pues, para eso estamos. ¡Y más cosas! ¿Dónde guardamos los atrezzos? ¿Por qué se tienen que destruir todos los años? o ¿por qué se lo tienen que quedar los artesanos? Porque tú no tienes un sitio dónde guardarlo. Y eso se vuelve a alquilar otra vez. Una cosa es la profesionalización y otra es ser tontos. Podemos intentar buscar una manera común de poder convivir con esto. “Mira, es que yo no tengo espacio”, pero si lo hubiese ¿por qué no dotarlo para ello? Es más, sí, por supuesto que alquilado ¿eh? Usted me deja un local y yo contribuyo, no solamente con dinero, sino de una manera social.

¿Se podría aplicar, tal vez, lo que se denomina “devolución social”?

Si a mí me dice el Ayuntamiento “Yo te lo alquilo por tanto al mes” le digo “¡ya mismo!”. ¿Dónde voy a estar mejor? El Consistorio debe velar por impulsar todo esto, aunque yo quiera de manera profesional dedicarme a ello, que no tiene nada que ver. “Mire usted tiene que pagar tal y cual” y llegamos a un acuerdo… ¡es que no hay ningún problema!

Y se puede tener allí su propia escuelita para los nenes. Que se haga en los colegios, ¿Por qué no? Incluso, que ya eso se habló: no obligar, pero sí decirle a los autores que tienen que hacer una música para darla a una agrupación infantil o juvenil. Que sepan que estás colaborando con ellos y que estás creando cantera. Que puedan decir “Oye, es que yo llevo una música de Selu o de fulanito”, intentar esa implicación. ¿Qué fácil, no? Es que nos podríamos entender perfectamente.