Fran Delgado Morales. Politólogo.
Me inicié profesionalmente realizando investigaciones sobre opinión pública y comportamiento electoral en el Centro Andaluz de Documentación Política y Electoral de Andalucía de la UGR, para posteriormente dedicarme durante una década a la formación y el empleo.
Actualmente trabajo en el ámbito de la investigación social y política, la consultoría, el diseño y la formación.
A nivel asociativo dedico mis esfuerzos a la apuesta por la implantación de la transparencia en las Administraciones Públicas.
En beta permanente y transformación constante. Porque, como diría Galeano, "al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos".
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Comenzar una biografía con la cita de Lou Cypher “Por más que intentes evitar tu imagen en el espejo, ésta te mira siempre directamente a los ojos” es una sugerente declaración de intenciones de lo que podemos encontrar en el interior de sus páginas. Y es que El corazón del ángel, la biografía de Ángel Subiela escrita por Miguel Ángel García Argüez (Libros de la herida 2020), no sólo comparte título con la película de culto de los 80´s a la que referencia. El film de Alan Parker comparte diferentes géneros que van del cine negro- a la más pura tradición de cualquier adaptación de Raymond Chandler-, al thriller, pasando por el terror o lo sobrenatural. Del mismo modo, Argüez es capaz de hilvanar diferentes géneros dentro de una estructura en la que aparecen marcados de manera perfectamente diferenciados. Una primera parte, en la que se recoge la infancia de Ángel y sus primeros pasos en el carnaval, con un estilo narrativo propio de la novela y en la que tono documental tiene un carácter personal e intimista en la que sólo interviene una sola voz, la de su protagonista. Una segunda, en el que se centra en los aspectos carnavalescos de la vida de Subiela y su paso por el concurso, en la que se mezclan el tono cuasi documental de las entrevistas y las visiones corales con las disecciones artísticas de las agrupaciones y del concurso que realiza Argüez. Y, por último, una tercera – a modo de corolario-, que se plasma en una conversación entre el protagonista del libro y su biógrafo. Todas ellas comparten algoen común y es la mano de Argüez de darles un carácter visual, incluso cinematográfico, a cada una de ellas. Así, la imagen del joven Ángel escuchando a los comparsistas en «El Gavilán» tiene tintes fellinianos; el grueso del libro – entrevistas y la manera en la que se trata cada capítulo, con una fórmula reiterativa de proceder- usa un estilo periodístico que recuerda a los documentales biográficos que ofrecen las plataformas digitales de películas y series en streaming , tan en boga hoy en día; o el final conversacional que encajaría perfectamente en algunos de los formatos televisivos actuales.
Esta mezcla de estilos configuran un libro que no ofrece una biografía al uso, sino que se trata de un texto del que se pueden extraer diferentes lecturas. Ésta es una de las grandes virtudes de Argüez. Es capaz de desarrollar un texto con diferentes capas, que oferta un abanico de posibilidades según sea el objetivo con el que el lector se acerque al mismo: ya sea el morbo o las controversias que sugieren la figura de Subiela, la mera afición carnavalesca o, simplemente, la seductora propuesta que supone conocer un trozo de la historia de Cádiz a través del carnaval y de los ojos de uno de sus grandes protagonistas. Además, lo hace sin rehuir los momentos que pudieran entender como polémicos, haciéndolo de una manera sencilla y honesta.
Precisamente, la honestidad es la principal idea que queda y que uno extrae de Subiela al finalizar el libro, una constante que impregna todo su desarrollo, desde la primera a la última página. Así, cuando uno lee “El corazón del ángel” concluye que Ángel es ante todo un hombre tremendamente honesto que defiende lo que dice a capa y espada porque lo cree, aunque esté equivocado. Ese es uno de los grandes atractivos de un personaje que aparece dibujado como un hombre honesto incluso cuando cae en sus propias contradicciones, que no son pocas y que pueden observarse en la páginas de esta obra. Esta dualidad sirve para comprender mejor al comparsista, pero sobre todo lo humaniza, despertándonos cierta empatía y alejando de él parte de esa leyenda de persona polémica y controvertida. El personaje destila esa humanidad de manera más evidente en la manera en la que se enfrenta a los momentos más tensos de su vida. Además, a pesar de lo que pudiera parecer, en los trazos que nos muestra Argüez, que- evidentemente- lo hace desde el respeto y la admiración que le tiene, no se elude ninguna de las características que lo definen. Antes al contrario, nos muestra a la persona en toda su amplitud, con todas su dimensiones, en las que su vehemencia convive con su lealtad, su altanería de barrio con su camaradería y respeto, su desconocimiento con su intuición y creatividad, su cabezonería con su talante, y su ambición con su generosidad. Entre todas ellas la que destaca por encima de todas las demás es su capacidad de liderazgo. Porque si algo tiene Ángel es madera de líder, sólo así se entiende su trascendencia en el mundo de la comparsa y en el carnaval gaditano. Su capacidad para liderar proyectos y su carisma para sobresalir entre sus compañeros son, sin duda, dos de sus principales rasgos definitorios (quizás también junto con su competitividad). Uno tiene la impresión de que ha destacado en el carnaval porque decidió dedicarse a él, pero que esto habría sido así en cualquier otro ámbito que se hubiera propuesto, por ejemplo: si hubiera querido ser de manera decidida futbolista- seguramente sin ser el mejor- habría sido igualmente el capitán y líder del equipo.
Merece subrayar, igualmente, el tono en el que Subiela cuenta los episodios de su vida. Porque no es arriesgado decir que, a estas alturas, Ángel se encuentra de vuelta de todo, ciertamente en calma, lo que le permite mirar hacia atrás de manera sosegada y ponderada. Se hace cargo de los enfrentamientos y rivalidades vividas, así como de las decisiones tomadas en esas ocasiones, pero lo hace de manera conciliadora. El tiempo tiende a suavizar y dulcificar el pasado. Quién quiera encontrar venganza y revancha en “El corazón del ángel” se encontrará en su lugar con un cierto espíritu de redención, de reencontrarse con su pasado asumiendo sus errores….a su manera, ¡claro! Si no fuera así no sería Ángel, y Argüez lo sabe y no lo esconde. De la misma manera que no oculta episodios dolorosos, como la ruptura con lo Carapapas o alguna amistad perdida por las dinámicas del carnaval, especialmente hace referencia a la de “el Mejicano”.
Pero “El corazón del ángel” tiene un contexto que es lo que otorga notoriedad y celebridad a su personaje y que tiene un tratamiento de elemento protagonista en libro: el carnaval de Cádiz, en concreto su concurso. En este sentido, el libro es un documento histórico por los últimos 40 años del concurso del Falla, ahora llamado COAC, en su modalidad de comparsa. La biografía tiene un componente generacional importante, en la medida en la que las comparsas de Subiela fueron un fenómeno social que trascendió el mundo del carnaval e hizo que un grupo de jóvenes se acercara a la fiesta y viviera sus triunfos y fracasos casi como si fueran propios. De esta forma, volver a leer los aconteceres de esos episodios suponen un ejercicio de nostalgia, diversión y emoción para toda una generación que creció en el carnaval en la medida en la que crecía la propia comparsa. Como nos decía Galeano RECORDAR viene el latín re-cordis, volver a pasar por el corazón, y leer esas páginas son un autentico disfrute que nos reencuentra con nuestra propia vida.
En el ámbito del concurso, el libro analiza desde los aspectos creativos de las obras, al examen de los repertorios más relevantes que se suceden en este tiempo. Y Argüez lo hace de manera colectiva, dando voz a las personas que intervienen en las diferentes fases de creación de una comparsa, con sus entresijos, conflictos y pormenores. Teniendo en consideración que el autor es un letrista consagrado de la modalidad y ha vivido muchas situaciones similares, la manera en la que se cuenta no es inocua. Se deja entrever la posición del Arguez y cómo entiende la creación de esta obra artística, en la que el trabajo del grupo se impone por encima de individualidades, egos o autorías. Igualmente, el autor realiza deliciosos análisis del concurso, de los repertorios de las agrupaciones, que serán del agrado del aficionado. Y lo hace con la luminosidad pedagógica del escritor que es aficionado de la fiesta y que tiene un conocimiento enciclopédico de la historia del concurso del Falla. Su exámenes son sencillamente maravillosos. Eso sí, lo hace con valentía, se moja en sus críticas, ya sean positivas o negativas, no escondiendo sus filias (especialmente su admiración por la obra de Aragón) o señalando otras con juicios que no dejarán indiferentes.
A todo esto, desde el punto de vista de los aspectos más formales, deben subrayarse la cuidada edición de “Libros de la Herida”, una portada que no deja indiferente y que anticipa algún aspecto de las características personales del protagonista, un completo índice onomástico de componentes y autores que será un caramelito para fiebres y curiosos, y, por último, una meticulosa y nada inocente elección de títulos de capítulos.
Todo ello hace de “El corazón del ángel” un libro indispensable para el carnavalero de pro, entretenido para los curiosos y polemistas -que se quedarán con las partes que busquen- y una maravilla para los que sepan apreciar el valor del texto en su conjunto.
Cantaba Juan Carlos Aragón en su Credo que creía “en la vida eterna de los carnavales” y Lou Cypher le decía a Harry Angel que “sólo el alma es inmortal, y la tuya me pertenece”. Y con este libro Argüez, cual Robert de Niro con melena y uñas afiladas, se cobra y nos entrega una parte del alma de Ángel para el disfrute de todos sus lectores. Un trozo eterno de carnaval que desde ya nos pertenecerá para siempre.
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Las catástrofes y la distopías provocan inquietud y atracción a partes iguales. Nos señalan nuestra puntos débiles como sociedad a la hora de enfrentarnos a algo desconocido que nos desborda, poniendo sobre la mesa los principales temores sociales en un contexto de crisis determinado. La verosimilitud de su proximidad con un posible presente nos intimida y seduce. Es eso lo que hace de la literatura, películas y series de estas categorías un éxito seguro entre el público. Estamos tan acostumbrados a disfrutarlas que ahora, con el coronavirus, permanecemos estáticos viendo imágenes en tv y leyendo informaciones en redes sociales con la distancia del espectador que se encuentra en una sala de cine, sin caer en la cuenta de que ahora somos los protagonistas de la tragedia que acontece en nuestras pantallas. Una sensación de ficción y ajenidad que no se ajusta a la dureza de la realidad de lo que está ocurriendo. Es todo tan normal que no lo reconocemos. Según parece, el Apocalipsis distópico es mucho menos espectacular de como lo pensábamos y es más miserable y corriente. No era una película de Roland Emerich si no una de Fernando León de Aranoa.
Sin embargo, los hechos se imponen en toda su crueldad. Este tremendo golpe de realidad nos enseña que lo anterior era un simple artificio construido sobre los pilares de los valores de un liberalismo salvaje que sólo se mantenía por el propio (auto) convencimiento de verdad absoluta y certeza material que le otorgábamos. Porque nada será igual tras la pandemia del Covid19. Un mundo finaliza y otro emerge en toda su crudeza. It’s the end of the world as we know it, que diría Michael Stipe.
Nos encontramos en un punto de inflexión de nuestra historia en el que el individualismo egoísta de un sistema que agoniza será el lugar desde el que se construya una nueva normalidad social que podrá vertebrarse en dos direcciones: una reformulación del sistema anterior más restrictiva incluso en libertades y derechos o, por el contrario, una alternativa más esperanzadora que entienda que en lo anterior se encontraba la causa de la situación actual, que en el problema no puede estar la solución, y edifique una alternativa sobre los cimientos de los valores del bien común, lo colectivo, la solidaridad y la justicia social.
La primera salida viene derivada de la tensión de la pulsión dicotómica entre libertad y seguridad y nos arrastra a un estadio postcoronavirus de tendencias totalitarias. Ya se sabe del efecto de la Doctrina del Shock, como los ciudadanos en momentos de pánico y vulnerabilidad son más fácilmente manipulables y pueden ceder amplios espacios de libertad, renunciando a derechos básicos a favor de que le procuren sensación de seguridad. Olvidamos que los derechos se obtienen en largas luchas pero se pierden en un segundo y, una vez perdidos, recuperarlos puede volver a costarnos muchísimo. Si no fuera dramático, resultaría casi enternecedor ver cómo vamos poco a poco adaptándonos a una nueva realidad y construyendo una normalidad que asumimos como la rana que hierve en el cazo de agua. Interiorizamos la excepción como algo cotidiano mientras avanzamos en la renuncia de nuestros derechos. Además, toda crisis social y política conlleva una de valores y que se muestra explícitamente en comportamientos de ciudadanos que se mueven en esquemas próximos al darwinismo social y que configuran un nuevo e imperante paradigma moral. Desaparecen las certezas y es en el interregno entre lo que comienza y lo que acaba cuando aparecen los monstruos, que diría Gramsci. Los ciudadanos viven en el aislacionismo social y se transforman en instrumentos del propio sistema que los oprime, en personas acongojadas que salen a la calle mirando a su vecino con recelo, como un posible contagiador, como un posible competidor, como alguien de quien desconfiar y que se convierten en espías y denunciantes de otros a modo orwelliano. El ojo policial del Gran Hermano llevado a las casapuertas de nuestros vecinos. Por último, y en otro orden de cosas, el aparato político-institucional de nuestro modelo de Estado y de la Unión Europea han quedado en entredicho en su respuesta a esta crisis y seguro que será aprovechado desde posiciones nacionalistas identitarias y desde la extrema derecha para tratar de derribarlos. No hay que ser muy avispado para apreciar que las opciones totalitarias están viviendo esta catástrofe como una ocasión y que lucharán por materializarla una vez se acabe la cuestión sanitaria, a rio revuelto ganancia de pescadores.
La segunda va en dirección opuesta. Nace de la reflexión y el cuestionamiento de lo que nos ha llevado hasta aquí para apostar por la reconstrucción de un nuevo contrato social basado en los lazos y vínculos comunitarios, en la solidaridad y cooperación entre ciudadanos, recuperando lo colectivo frente a lo individual, lo necesario frente a lo contingente y lo real frente a la artificial. Plantea una alternativa disruptiva con lo anterior basada en la racionalidad pero también en el sentimiento, debemos sentir más, a nosotros y al otro. Para ello no bastará con aplaudir desde los balcones ni ofrecer entretenimientos en Facebook, sino que tendremos que tomar nota de lo acontecido para que no vuelva a repetirse y exigir la construcción de una sociedad en la que se acentúe lo que realmente importa: la defensa de lo público y recuperación del espíritu colectivo que nos define como ciudadanos; la redistribución de la riqueza que busque una igualdad efectiva para todos; una reconstrucción de nuestra relación con el planeta más respetuosa y responsable; la creación amplios espacios de libertad; y la garantía de derechos sociales. Todo ello entendido en una nueva concepción del mundo de carácter universalista y que traspase el bloqueo de nuestras fronteras físicas y mentales.
Salir por un camino u otro es nuestra elección. La construcción de un nuevo mundo formulado sobre la esperanza de que puede existir algo mejor para todos está en nuestra manos. Existe la oportunidad. Tú eliges.
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El dardo en la viñeta es un libro de Pedro Pablo Hidalgo, Pedripol (Cádiz 1965) . Viñetista en CTXT y El Tercer Puente, romancerista, tuitero y varios oficios y ocupaciones más, el autor reúne en El dardo en la viñeta una selección de treinta y cinco de sus imágenes más celebradas y críticas. Agrupadas en siete áreas temáticas, cada viñeta va acompañada de un texto que hace alusión al tema planteado sin mencionar al autor ni al dibujo. Treinta cinco nombres muy relevantes de la política, el pensamiento o el periodismo que han querido acompañar a quien se ha convertido en uno de los dibujantes-editorialistas más certeros del país.
“Así nos encontramos con imágenes directas o metafóricas, rotundas o sutiles, imágenes que incorporan iconos socioculturales fácilmente reconocibles o referencias minoritarias, dibujos de trazo leve y suelto o dibujos con contornos y perfiles marcados, escenas abiertas o composiciones bimembres, gestos gruesos o finas líneas de largo recorrido, masas de color o vacíos intencionados; en algunas ocasiones se recurre a un texto complementario si en él reside la fortaleza del discurso, en otras el texto es evitado pues el mensaje viene en forma única de imagen. Todo tiene cabida para que sea la idea la que dicte los recursos ilustrativos necesarios. El mensaje por encima de lo estilístico. El mensaje manda. Al fin y al cabo, Pedripol es un creador que procede de la palabra. Y de la música, pero ese es otro cantar.” (Paco Cano)
Participan en el libro
Paco Cano
Miquel Iceta
Guillem Martínez
Lalia González-Santiago
Gerardo Tecé
Yolanda Vallejo
Ángeles Caballero
Rosa María Artal
Pilar del Río
José María González, Kichi
Jonathan Martínez
Teresa Ribera
Juan José Téllez
Miguel Á. Rodríguez
Diego Boza
Teresa Rodríguez
Manu Sánchez
Ignacio Sánchez-Cuenca
Miguel Mora
Cristina Fallarás
José María Gómez Valero
Nuria Alabao
Vanesa Jiménez
Argelia Queralt
Jesús Pozo
Anita Botwin
Bea Aragón
Nieves Concostrina
David Eloy Rodríguez
Carmen Camacho
Pepe Pettenghi
J. V. Barcia Magaz
Fran Delgado
Soledad Gallego-Díaz
Olga Rodríguez
Miguel Á. García Argüez
Ficha Técnica
Título: El dardo en la viñeta
Autor: Pedro Pablo Hidalgo, Pedripol
ISBN: 978-84-09-15034-2
EAN: 978840915034-2
Depósito legal: CA 436-2019
Tamaño: 210×240. Cartoné. 1ª ed. 100 págs.
Prólogo: Paco Cano
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“Necesitamos una transición energética solidaria, justa y feminista”
En plena vorágine de entrevistas, participación en distintos congresos (La Palma, Zaragoza, Barcelona, Jerez…), campaña de primarias a las Europeas y lucha diaria desde Cádiz como asesora de Podemos en Diputación, Alba del Campo nos cuenta en esta entrevista su relación con Cádiz y cómo su llegada al sur ha modificado visiones y percepciones sobre la ciudad y sobre sí misma.
Coordinadora de la mesa de transición energética e impulsora del esperadísimo bono social, Alba del Campo es cada día más reclamada en foros nacionales e internacionales que solicitan sus conocimientos en materia energética y su visión ecofeminista. De momento, la realizadora de dos documentales referenciales sobre alternativas al modelo energético actual sigue muy activa en Cádiz.
Fotografía: Fran Delgado
Permítanos comenzar con una pregunta para ubicarnos: ¿Cuál es su trayectoria y cómo llega a Cádiz Alba del Campo?
Soy feminista y ecologista, y de profesión periodista, asesora y formadora. De un tiempo a esta parte me he enfocado al 100% en el cambio de modelo energético, primero como activista y luego profesionalmente. Soy socia de una cooperativa sin ánimo de lucro de energías renovables, participo en una plataforma ciudadana y trabajo en red con diversas organizaciones y municipios que caminan en la misma dirección, la de impulsar una transición energética democrática y justa a las energías renovables.
En mayo de 2015, cuando son las elecciones municipales y cambia el gobierno gaditano, yo estaba trabajando como asistente y responsable de comunicación de un eurodiputado y acababa de estrenar un proyecto de 2 años de trabajo, el documental #OligopolyOFF. En él hacíamos el análisis de qué estaba pasando en España con la energía y qué alternativas se estaban poniendo en marcha en Europa para darle la vuelta a un modelo energético controlado por un puñado de empresas.
En eso, el Alcalde de Cádiz me propuso venir a Cádiz a reforzar al equipo en materia de energía. En esta materia, tenía dos objetivos básicos: fomentar las energías renovables en Cádiz y poner fin a los cortes de luz a familias vulnerables. Me sentí identificada tanto con sus prioridades, como con su sentido del compromiso y su humildad. Y después de valorarlo mucho, dejé un trabajo que me encantaba, para tratar de poner en marcha aquí una política energética con sentido, que mejorara la vida de la gente.
“De Cádiz me sorprendió la percepción de las distancias y la proximidad de las relaciones humanas”
¿Qué fue lo que más le sorprendió de la ciudad y de sus gentes?
En primer lugar, la cercanía y la dimensión de la ciudad. La percepción de las distancias y la proximidad de las relaciones humanas. En muy poco tiempo, conocer a mucha gente a la que ves de manera permanente. Viniendo de Madrid, el contraste es radical, es pasar del anonimato a saludar cada cinco minutos a alguien. También por el trabajo, en Cádiz me siento en mi barrio y a eso me he adaptado en seguida.
Luego me sorprendieron mucho los medios locales, el ejercicio de desinformación permanente y sin consecuencias. La mentira como arma del poder, y sobre todo, lo acostumbrada que está la gente a leer o escuchar mentiras sin sonrojarse ni pedir responsabilidades. A esto no me acostumbro y me apena enormemente, porque sólo una ciudadanía informada puede ejercer sus derechos y decidir con criterio sobre su futuro.
De la gente de Cádiz me encantó y me encanta el valor que se da al encuentro, el gusto por compartir, el tiempo que se dedica a las relaciones sociales y cómo se cultiva el arte de comunicar. Y el carnaval como expresión popular. Me fascina el carnaval de la calle y en mi estantería tengo mi rinconcito para los programas y los Cds de mis chirigotas y romanceros favoritos.
Han pasado tres años desde aquello y después de su experiencia municipalista ¿En qué ha cambiado Ud. respecto a la persona que llegó a Cádiz? ¿En qué ha cambiado Cádiz en ese tiempo?
He aprendido mucho de la gente del trabajo, de los técnicos/as con los que colaboro, de las compañeras, del propio Alcalde, de las personas que tiran de las organizaciones sociales que participan en las mesas de energía, de la gente que viene a los talleres de recibo, de las asesoras y políticas que en otros municipios están peleando por lo mismo, enfrentando los mismos obstáculos… No te podría enumerar, son muchas cosas. A mí que me gusta mucho preguntar y sobre todo escuchar, y sus historias, sus vidas han cambiado la mía.
Llegué con mucha prisa y las cosas aquí tienen su armonía y su compás. Hay que adaptarse. Siento que he crecido en estos tres años, también enseñando. Explicar te obliga a hacer comprensible el conocimiento y una de las cosas de las que más satisfecha estoy es de la labor pedagógica que he tenido oportunidad de hacer en estos tres años, con personas de lo más diversas. Dejo en la ciudad miles de horas dedicadas a la formación y el empoderamiento en materia de energía. Cada una de esas personas es clave en las transformaciones que están por venir.
Y creo que ya sea a través de los talleres, de los cursos sobre transición energética que hemos organizado en la Universidad de Cádiz, del asunto del bono social o de los cambios que está habiendo en Eléctrica de Cádiz, creo que hoy la gente de la ciudad empieza a ver la energía con otros ojos. Lo que es seguro es que se habla más de energía y que cientos de familias de la ciudad están ahorrando en su recibo eléctrico gracias a nuestra perseverancia.
Siguiendo en lo local, Ud. ha tenido una importante actividad en las labores desarrolladas por la Mesa de Transición Energética de Cádiz. ¿Podría indicarme cuales han sido las principales acciones realizadas hasta ahora y cuáles han sido las barreras más importantes con las que se ha encontrado?
La propia existencia de la Mesa de Transición Energética Energética de Cádiz es en sí un éxito, porque no es habitual que un ayuntamiento impulse un espacio ciudadano para que la gente plantee propuestas que luego se implementen por el gobierno municipal. Y luego, no es sencillo mantener un espacio de participación ciudadana abierto y plural en el que cualquiera, de cualquier orientación o nivel de conocimiento pueda colaborar y sentirse bien haciéndolo. En la Mesa de Transición estamos tratando de sembrar ciudadanía para un modelo energético democrático.
¿Propuestas concretas? El hecho de que Eléctrica de Cádiz comercialice energía certificada 100% renovable fue una iniciativa de la Mesa, los talleres de recibo eléctrico y ahorro energético que llevamos tres años haciendo por la ciudad de manera voluntaria, también. Y el impulso a la producción con energías renovables tiene su apoyo en este espacio, en el que participan lo mismo trabajadores de Eléctrica de Cádiz, que profesoras de instituto, que personas jubiladas o estudiantes.
“Vamos a volver a salir a la calle a exigir al PP que deje de boicotear y le pedimos a la ciudadanía de Cádiz que apoye el Bono Social Gaditano y no se deje engañar por su campaña”
¿Podría explicar brevemente qué es el el Bono Social Gaditano y cuál es la postura de la oposición al respecto?
La historia del Bono Social Gaditano es de momento un drama cuyo final no está escrito. Resumiendo mucho, digamos que en Cádiz, el 80% de las familias tienen contratada la luz con Eléctrica de Cádiz y por ello no pueden tener acceso a la única ayuda estatal que hay contra la pobreza energética, que es el bono social estatal. Y a pesar de las reformas que ha sufrido dicho bono por parte de gobiernos populares y socialistas, en Cádiz seguimos igual. Por eso, desde el Gobierno municipal se llevó al pleno del ayuntamiento la propuesta, que venía siendo reivindicada por diversos colectivos de la ciudad, de crear un bono alternativo que pudiera facilitarlo Eléctrica de Cádiz. El pleno lo aprobó y el Bono Social Gaditano se diseñó de manera participativa, luego se llevó al consejo de administración de Eléctrica de Cádiz y fue aprobado en la segunda votación.
¿Y qué es? El Bono Social Gaditano es una ayuda en el recibo eléctrico para las familias con menos recursos y que peor lo están pasando. Este bono les aseguraría la energía suficiente para vivir y no les costaría un euro a los gaditan@s, porque se descontaría de los beneficios de la suministradora, que por ley no puede subir las tarifas, porque cobra lo que determina el Gobierno central.
Pero, ya aprobado el Bono Gaditano en el consejo de Eléctrica, a la hora de ponerlo en marcha el Partido Popular lo está boicoteando. El Sr. José Blas, en calidad de Presidente de la Fundación Eléctrica de Cádiz, tiene que firmar unos convenios (que por cierto, él mismo aprobó en el consejo de Eléctrica), que no firma. Firmó el primero, se hizo la foto y luego empezó a postergar la firma de los demás, a cuestionar su legalidad, a inventar excusas, cuando él mismo aprobó el contenido de los convenios en el consejo de Eléctrica.
Sin esos convenios, a pesar de estar preparado el mecanismo de aplicación y de estar el dinero aprobado en el consejo de Eléctrica, no se puede aplicar el Bono Gaditano. Y así, 2000 familias de Cádiz, que podrían estar beneficiándose ya de esta ayuda han perdido un año. Ahora llega el frío otra vez y el PP sigue su boicot. Por eso, desde los colectivos de la ciudad vamos a volver a salir a la calle a exigir al PP que deje de boicotear y le pedimos a la ciudadanía de Cádiz que apoye el Bono Social Gaditano y no se deje engañar por la campaña del PP en contra de esta ayuda. #PepeBlasFirmaYA!
“Tenemos un modelo energético que manejan un pequeño grupo de empresas y nos movemos en un marco regulatorio completamente favorable a sus intereses, lo que supone un auténtico saqueo a las familias”
Usted ha dirigido los documentales #Oligopoly2 y #OligopolyOFF, que abordan asuntos como la campaña de descrédito que sufrieron las renovables y el modelo energético español. ¿Podría resumir de manera descriptiva y breve como se encuentra en la actualidad el sistema de energía en España?
Ambos documentales explican mucho mejor de lo que yo podría hacer ahora lo que está pasando y cómo afecta a la gente. Si me permites hacerles publicidad, están en Youtube en el canal de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético y se pueden descargar con toda libertad. Los realizamos para visibilizar lo que los grandes medios de información no contaban y pensando en un público no experto.
En ‘#Oligopoly2. El imperio eléctrico contra todxs’, denunciamos las puertas giratorias cuando nadie hablaba de ellas, y hablamos de los cuatro pilares del poder del oligopolio. En ‘#OligopolyOFF. Empieza la revolución energética ciudadana’, hablamos del contexto de crisis global, del cambio climático, del expolio de recursos, de las prospecciones en Canarias, de la pobreza energética,.. de la insostenibilidad económica y social del modelo. Pero también, de las alternativas en construcción.
Esa es la parte más motivadora e ilusionante, porque muestra que por toda Europa hay gente organizándose, que no espera que la solución le caiga del cielo, y que está impulsando un cambio de modelo allí donde vive. Este último documental me costó mucho, porque tuve que compatibilizar el montaje con el trabajo en el Parlamento Europeo y para terminarlo a tiempo, estuve cinco meses sin descansar y con una responsabilidad tremenda sobre mis hombros. Pero llegamos a tiempo para las municipales de 2015 y logramos que se estrenara en 80 ciudades y pueblos de España con tiempo para que se debatiera sobre los temas importantes de energía e influyeran en la agenda política. Recomiendo encarecidamente su visionado.
Así muy resumidamente: Tenemos un modelo energético cuyas riendas manejan un pequeño grupo de empresas y nos movemos en un marco regulatorio completamente favorable a sus intereses, lo cual está suponiendo un auténtico saqueo a las familias a través de sus recibos energéticos. Estamos pagando subvenciones encubiertas, tanto a estas empresas, como a la gran industria. Pagamos millonadas por grandes infraestructuras energéticas, que al igual que los aeropuertos vacíos, o las radiales, no necesitamos y generan una deuda ilegítima. Y mientras, el precio de la energía sube y aumenta la pobreza energética.
Fotografía: Fran Delgado
#OligopolyOFF completaba su título con la frase “Empieza la revolución energética ciudadana”. ¿Hasta qué punto esto se está produciendo?
En la Unión Europea hay un movimiento ciudadano importante que defiende la democratización de la energía en el que juegan un papel clave las cooperativas energéticas sin ánimo de lucro, las organizaciones ambientales, los sindicatos, ONGs y empresas municipales de energía. Hay una revolución energética en marcha que no veremos a través de los grandes medios de comunicación que se financian, en gran medida, con la publicidad y los patrocinios de las grandes empresas energéticas. Estos medios nos venden el lavado verde de las empresas energéticas, su “ambición” renovable y sus inversiones. No muestran que estas empresas son las que más gases de efecto invernadero emiten, las que expolian recursos y tierras, las que hacen lobby para poder seguir quemando combustibles fósiles libremente, y por tanto, son las principales responsables del cambio climático.
Un estudio del TNI muestra que en los últimos años se han creado más de 300 empresa municipales de energía que están impulsando la transición energética a escala humana, y tanto en países como Bélgica, Francia, Dinamarca y Alemania como en España, hay alternativa pública y/o ciudadana al oligopolio.
Hay un cambio en marcha, para sumarse, todo empieza por querer formarse e informarse. Empezar es muy sencillo, lo cuento en un artículo publicado en este mismo medio que se titula “El recibo de la luz, la factura que empobrece o empodera”, en el que en 10 minutos se aprende a entender el recibo eléctrico y como pagar menos por el recibo, y además, se habla de cómo dejar de contribuir con las empresas que pervierten el sistema y nos están llevando al colapso ambiental.
“Me presento a las primarias de Podemos porque el tema de la energía es clave y debemos hacer un trabajo orientado a recuperar el control de la energía para la gente”
¿Por qué hay tanta opacidad en todo lo relacionado con el mercado energético?
Bueno, es sencillo, nuestra ignorancia genera sustanciosos beneficios. Si no sabemos lo que pasa, se puede hacer negocio a nuestra costa. Han logrado que en España el tema energético sea visto como algo extremadamente complejo, de expertos ingenieros o economistas, demasiado difícil para la gente normal. La solución la tienen otros mejores que nosotros. Pero, delegar en estos supuestos expertos nos está llevando a la ruina económica y ambiental.
Insisto, hay que formarse y empoderarse. Es verdad que el sector energético es opaco y complejo, y que la regulación está escrita para que no la entendamos, pero hay mucho que podemos hacer, empezando por ir a un taller de recibo y comprender por qué pagamos lo que pagamos y cómo estamos utilizando la energía en casa, para dejar de despilfarrar. A partir de ahí, podemos empezar a tomar decisiones por nosotras mismas.
Ahora ha dado un paso adelante y ha decidido presentarse a las primarias para participar en las elecciones europeas por Unidas Podemos. ¿Qué le ha llevado a tomar esa decisión?
Me presento a las primarias de Podemos para el Parlamento Europeo porque el tema de la energía es clave y creo debemos hacer un trabajo orientado a recuperar el control de la energía para la gente. He trabajado durante 6 años en este sentido y creo que desde el Parlamento Europeo hay posibilidad influir en la agenda política de la unión. Me presento para sumar esfuerzos y generar alianzas a nivel europeo que den un vuelco a la balanza.
¿Cómo afronta esta responsabilidad? ¿Qué piensa que puede aportar usted a la candidatura de Unidas Podemos?
Creo que puedo aportar conocimiento, experiencia, capacidad de trabajo, red, empatía y compromiso, al equipo que salga de estas primarias. Se trata de sumar y reforzar.
Quizá algo que me singulariza, es la introducción de una mirada social y ecofeminista de la energía, que va más allá del discurso de “renovables sí” y se cuestiona, energía para qué y para quién, los impactos y quién participa en la toma de decisiones. ¿Cómo hacer que la transformación del sistema energético sea una herramienta de cambio social, que disminuya las desigualdades y promueva el reparto de la riqueza, los trabajos, los salarios y los tiempos? Este es el reto, que es un reto social y político, no tecnológico.
En estos tres años trabajando en Cádiz y haciendo red con otros municipios, además de ganar en experiencia en lo que son políticas energéticas locales, el contacto directo con la pobreza energética ha hecho que vea la energía de otra manera y que me parezca prioritario hacer transversal el feminismo en la agenda de transición energética. Porque las peores consecuencias de este mal modelo energético las pagan las mujeres y esto está relacionado, entre otras cosas, con una concepción tecnocrática y patriarcal de la energía, donde las mujeres son excluidas sistemáticamente de las esferas de poder y toma de decisiones estratégicas; y con que el sector de la energía, como reducto de poder, permanezca impermeable al feminismo.
Tenemos una factura energética de las más caras de Europa, mientras las empresas energéticas son de las más lucrativas de la unión. Hay que tener claro que no sólo necesitamos energías renovables, sino renovables en manos de la ciudadanía y asegurar el acceso a la energía para toda la población. Una transición energética solidaria, justa y también feminista.
“Publicar en las primarias los avales recibidos por los candidatos es un ejercicio de transparencia ineludible”
Carolina Bescansa decía hace unos días que la dirección de Podemos impone listas. Aunque no hay datos, es posible que usted haya sido de las personas más avaladas y, sin embargo, no irá en la lista “oficial”. ¿Es complicado desde la periferia incluirse en las listas configuradas desde Madrid?
Me da la impresión de que no sólo tiene que ver con la territorialidad, sino con las personas que deciden quién entra y quién no, y en qué puesto, respondiendo a acuerdos previos independientes de lo que quieren o expresan las bases del partido. Y con las que deciden qué parte del procedimiento se hace con luz y taquígrafos y cuál no.
Si tú haces primarias e incluyes una fase de solicitud de avales, ¿por qué no los publicas? Es un ejercicio de transparencia ineludible. Si no, te cargas la única forma que tienen las personas que se presentan de visibilizar que tienen un respaldo social dentro del partido. Como votante de Podemos y candidata a las primarias europeas a mí me gustaría conocer los avales de las personas que van en lista y las que no. Con este sistema se promueve el voto en plancha y a ciegas.
¿No terminará el centralismo de Podemos y sus luchas de poder desilusionando a aquellos movimientos excéntricos?
Insisto, para mí no es sólo cuestión de centralismo. Creo que lo que ha sucedido en Madrid con las primarias municipales debe hacer reflexionar a la gente que ha tomado esas decisiones y a quienes han puesto a esas personas donde están. Podemos es resultado del esfuerzo de miles de personas comprometidas con el mundo que les ha tocado vivir y cuenta con la confianza de millones de votantes. Debe haber autocrítica y aprendizaje. Si no, efectivamente, desilusionamos.
Merecemos los procesos más transparentes y democráticos posibles, que favorezcan que nos represente en las instituciones gente formada, capaz y con un pie en la calle. Porque, cuando los procesos tienden a la opacidad o son excluyentes, la buena gente, la que no tiene especial interés por el poder, se cansa y se va. Y eso es lo peor que nos puede pasar.
Para finalizar, ¿por qué diría Ud. que es necesario que las candidaturas del cambio obtengan un importante resultado en las próximas elecciones europeas?
Porque necesitamos una alternativa política transformadora, solvente e inclusiva, que ponga por delante las necesidades de la gente (vivienda, salud, educación, energía) y al mismo tiempo genere un marco de convivencia pacífica en la que se respeten y valoren la diversidad y los derechos humanos.
Y este proyecto político tiene la tremenda responsabilidad de poner en marcha de manera urgente una agenda de transición ecosocial que nos permita afrontar los tremendos retos que se avecinan, en una Europa en la que la ultraderecha crece como la espuma y la Gran Coalición de populares y socialistas está arrasando con el bienestar y los derechos de las mayorías sociales con sus políticas de austeridad. Es un reto tremendo, pero, la mejor opción que tenemos es intentarlo.
Tiempo de lectura ⏰3minutitos de náImagen: Calvichi´s
Si canto no pueo reír, si río no pueo cantar, y viendo este panorama… ¡me río por no llorar!
Chirigota Partido de Risa Obrero Español (1993)
Este año el carnaval de Cádiz ha venido marcado por las polémicas artificiales que se han creado alrededor de las críticas políticas que algunas agrupaciones han representado en las tablas del Teatro Falla durante el COAC. No conocer el carnaval, su historia ligada a la lucha por la libertad y su capacidad para reírse de todo, incluso de sí mismo, da lugar a situaciones que sólo son comprensibles desde el reinado actual del autoritarismo de lo políticamente correcto o por la instrumentalización política que algún colectivo ofendido quiera hacer de un gag humorístico más o menos afortunado. No merece una mayor explicación, y mucho menos justificación. Ni merece ser rebatido.
Pero no nos pongamos estupendos. Más allá de la reivindicación del humor como elemento esencial de la crítica política, la libertad de expresión en tiempos de la ley mordaza, la postcensura –y estrechas visiones propias de una sociedad mojigata– o la defensa del carnaval como fenómeno artístico de la cultura popular de primer orden, se debe atender al contenido y sentido de los mensajes que dejan las letras de las agrupaciones carnavaleras.
Siempre se dijo que el carnaval es la crónica popular del año, así que sus chistes y letras pueden servir para tomar el pulso de cómo el pueblo analiza e interpreta el momento político actual. Y la voz del pueblo parece que va en una dirección determinada. El discurso que dibuja el nacionalismo español, apoyado sobre la guerra de las banderitas y los gritos de “a por ellos”, ha calado en las clases populares. Según puede apreciarse en el contenido de las coplas que han ido pasando por el concurso, salvo honrosas y necesarias excepciones, la patria preocupa más que el futuro de las pensiones, la corrupción política, el paro, la sanidad y educación pública, el progresivo deterioro de nuestra democracia o el cuestionamiento de otros asuntos fundamentales para los intereses de la clase obrera. El marco emocional desarrollado en torno a la situación identitaria en España ha relegado al fondo de las prioridades otros asuntos que deberían tener una mayor trascendencia e importancia para el pueblo y que no se reflejan en las coplas de este carnaval. Es en este ambiente en el que se mueve especialmente bien esta nueva derecha populista de tintes pop y de aspecto profesional, moderno y aseado. Los resultados electorales de Cataluña y las últimas encuestas recogen cómo, sobre una base de demagogia fascista barnizada de frases políticamente correctas que no soportan un solo envite, este populismo de derechas ha edificado un constructo político indeterminado que los sectores populares han asumido como propio.
Mientras, la izquierda política es incapaz de elaborar un marco discursivo alternativo y de comprender que su principal sujeto de apoyo electoral le da de lado en contra de lo que entiende que son sus propios intereses. Desde una distancia prudencial y no sin cierto tufo clasista, la izquierda se pasa el día en debates estratégicos sobre Gramsci, Laclau, si la pertenencia a una clase concreta determina sus intereses, la elección racional del voto o la existencia del proletariado como sujeto histórico en esta sociedad desclasada, mirando con desprecio intelectual, y por encima del hombro, a una base popular que no la comprende. Como rezaba la viñeta de Hermano Lobo en la que aparecía un individuo de aspecto hippy refiriéndose a una masa de gente: “A veces pienso que esta gente no se merece que me lea entero El Capital”.
Esa visión paternalista e idealizada del pueblo es el principal obstáculo que tiene la izquierda para hacer un diagnóstico sobre el que construir un discurso político atractivo que enganche a su base social y electoral. Trasladando el contenido y sentido de un pasodoble sobre Andalucía de “Los Equilibristas” (2017) a este asunto, la izquierda debe comprender que ser pueblo no puede explicarse desde una concepción idealizada del mismo, construida sobre tópicos rancios, sino que hay que amar luces y sombras. Aceptar esta circunstancia sin mirar para otro lado frente a lo que no nos gusta también es ser pueblo, eso es ser pueblo. Sin comprender nuestras propias miserias difícilmente tendremos una visión real y completa de nosotros mismos. Las clases populares tienen sus contradicciones y, en muchas ocasiones, sus posturas no tienen por qué encuadrarse en lo que las doctrinas ideológicas de izquierdas, o el propio sentido común, digan sobre lo que es mejor para ellas. Hay que admitirlo y reconocerlo. Entenderlo es el inicio de una aproximación de la izquierda con su electorado que nos alejaría de los fenómenos tipo Trump, Le Pen o, en nuestro caso, Rivera. Pero, sobre todo, nos haría disfrutar de un carnaval en el que se canten con arte coplas con letras satíricas e irónicas que vayan en otra dirección; críticas con el poder, que tanto se están echando de menos este año.
Caía, funesto pero decidido, desde el piso 14. Ni siquiera gritaba. Mientras, su vida pasaba veloz por su memoria. Cuando cruzaba por el piso segundo, reparó en que no recordaba el motivo por el que había saltado y al interrumpirse la proyección de la película vital, también se detuvo, en seco, su fatal trayectoria.
Un poco pasmado, se quedó flotando a cinco metros del asfalto final sin que los bomberos, que acudieron raudos, pudieran descolgarlo del aire ni del fatal pronóstico.
Desde entonces espera, como un globo cautivo, una foto del rostro de la ingrata. Intuye que le espera una eternidad de ingravidez y desamor.
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