Luis Paul Delgado de Mendoza Salvador
Libro del GéNesis (Caligrama)
ISBN: 9788418435713
Si tienes 18 años, estás fuera de tu casa, limpias las mierdas de los demás y tu inspiración es Bakunin ¡Qué menos que convertirte en un justiciero!
Con sencillez, naturalidad y pocos aspavientos, Luis Paul Delgado de Mendoza nos relata el viaje moral de un joven gaditano, Salva, que a los 18 años decide mejorar su inglés trabajando en un hotel a unos kilómetros de Londres. Las ideas radicales del joven, su incapacidad social y la posibilidad de empezar de cero lo llevarán a un destino inesperado cuyo camino está sembrado de crecimiento y aprendizaje, pero también de crimen y muerte.
Conocíamos al autor , sobre todo, por su faceta humorística, bajo el pseudónimo de Kronoposky, como director del Podcast Plantados en Estocolmo o por su libro Mi síndrome de Estocolmo.Aventuras y desventuras de un gaditano en Suecia [Amazon. 2018] .Luego disfrutamos también su obra teatral Los siete viajes de Bergman [Dalya.2019], lo que alimentó nuestra curiosidad por conocer su narrativa. Por eso nos adentramos en Salvador: Libro del Génesis [Caligrama. 2021]
Todo el texto habla del bien y del mal, de la verdad, de la mentira, de las excusas, de los motivos y de la redención; redención que jamás sabremos si Salva conseguirá, ni siquiera si la querrá. Paul, aprovecha la construcción de la personalidad de un muchacho resabiado, pedante, releído y antipático ― con preocupantes toques sociópatas― para ponernos sobre la mesa la carencia de espíritu de la sociedad del Primer Mundo, a finales del siglo XX.
Las descripciones son claras y visuales, sin entrar en remarcar detalles superfluos que no llevan a nada, aunque a veces pueda parecer que no. Cada situación está contada de forma que nos hace ver el ambiente en el que se enmarca el protagonista; más allá de la mesa sobre la que se toma una pinta en un pub, encontramos la soledad, aparentemente elegida, a la que Salva se enfrenta cada noche. ‘Al entrar en el Six Bells había que agacharse para no golpearse la cabeza con el quicio de la puerta e, inmediatamente, el calor de una chimenea abierta te recibía como recompensa por haber atravesado el frío camino del cementerio. Yo procuraba sentarme siempre en un sillón que tenía una pequeña mesa junto a la ventana.’
Hasta los crímenes están contados de una forma descriptiva y concisa, resaltando los métodos y las dificultades que conlleva cometer un asesinato, punto a favor del narrador que logra hacernos empatizar con el criminal, más allá del crimen. ‘Era demasiado pesado. Intentaba arrastrarlo, pero el peso del cuerpo y el ancla era demasiado para mí. Una, dos y tres. Un poco más.’ ‘Me tiré al suelo y comencé a empujar con mis piernas. Ahora sí. Una, dos y tres. Solo unos centímetros más. Una patada más.’
Pocas pegas podemos poner a una primera novela que demuestra, sin embargo, que el autor no tiene nada de novel.
Si acaso, algunas escenas sexuales o amorosas nos han distraído de la trama principal y nos han cortocircuitado un poco. Son pasajes eminentemente sexuales que, a primera vista, no enlazan demasiado con la trama específica de la obra, pero que, por otra parte, podrían servir para describir a un protagonista que mantiene distancia sentimental con sus personas próximas y que ve las relaciones personales como un mero trámite para sus satisfacciones individuales.
Personajes audaces y visiblemente alterados ayudan al crecimiento del antihéroe-villano que centra toda nuestra atención: Miguel, Anika, Nina…siempre con carencias sociales, afectivas, traumas, maltratos, pero, al contrario que Salva, bien socializados, adaptados a su medio y con visos indiscutibles de felicidad. ‘A pesar de la reconocible ira en su rostro, Anika me contaba todo esto con una serenidad admirable. Era mucho más fuerte e inteligente de lo que yo pensaba. Probablemente, más fuerte e inteligente que yo.’ ‘—Un señor no pregunta, un señor dice: «Adelante o no me moleste» —respondió la voz burlona de Miguel acompañada siempre de su característica risa de borracho de venta de carretera.’
La religión y las ideas anarquistas ― no podemos obviar que es Bakunin el director espiritual de Salvador― se entremezclan aposta para evidenciar los nexos comunes entre sus idearios, pese a las direcciones que ambas tomaron en su día. Un chico que, con esas ideas políticas y éticas, ha estudiado en una institución católica y que, ahora, tiene como fortaleza de paz una iglesia protestante en la que, para más INRI, acaba dando catequesis a los hijos de otros inmigrantes como él. Bueno, no tan como él.
No es una novela negra, eso sin duda, carece del misterio básico de todo thriller aunque sí tenga asesinatos, ajusticiados, como el propio protagonista los llama. Es importante no olvidar que Salvador piensa en todo momento que está haciendo justicia, no rompiendo con ella. Y es por eso que no, no es una novela negra, sino una novela casi filosófica, en la que un joven cree que la única solución para enmendar los males de una sociedad podrida es el ojo por ojo.