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Oníricas

-I-

hoy he vuelto a soñar con que no veo

no me preguntes dónde estaba eso da igual

el sueño es a veces en un lugar a veces en otro

me acuerdo especialmente de uno que era en la calle
entre mendigos
si me concentro aún puedo ver las mantas

pero otras veces es pues no sé qué sé yo
por ejemplo con mis jefes
o en la casa familiar
lo importante del sueño es otra cosa

o sea puede ser un sueño de esos de tareas
o uno de los de andar huyendo
puede ser un sueño tranquilo
un sueño con agua por doquier
lo importante no es eso
lo importante
es que me voy quedando ciega poco a poco
se va opacando todo
se va quedando glauco
me tropiezo
voy viendo menos
menos cada vez
lo voy como sintiendo
como los ojos con una capa turbia
como una costra blanda

es desasosegante
porque el sueño va de otra cosa sabes

de otra cosa

de otra cosa que tengo que hacer

-II-

hay otra pesadilla recurrente

tengo un bebé en los brazos
me lo han dado a cuidar
y se me muere

así que trato de que nadie se dé cuenta
lo visto, lo acuno, lo paseo muerto

en el sueño se me da muy bien disimular


en realidad más que un bebé su aspecto es el de un feto


retorcido, reptil

en realidad cambia a lo largo de la pesadilla
se vuelve más pequeño, menos humano

cuando cae se rompe o rebota

la imagen es realmente desagradable

pasa varias veces a lo largo del sueño
a veces logro salvarlo a veces no
a veces no sé

lo meto debajo de un grifo a ver si se espabila
a veces se espabila a veces no

le pongo un pijamita

por dios que no se entere nadie, pienso

por dios que no se enteren mientras lo logro revivir
Jesus machuca post

-III-

otra vez eras tú quien me había contado un sueño
no lo entiendo, decías, es un sueño muy raro

en el sueño, contabas,
salíamos los dos y habíamos perdido un barco

pero es muy raro, decías,
porque no lo habíamos perdido en el mar
sino en un edificio
digamos que el mar se había convertido en un edificio
de seis plantas
y habíamos perdido el barco ahí
y subíamos y bajábamos de planta en planta
y no aparecía
y yo no lo podía entender
cómo es que habíamos perdido un barco en un edificio

es un sueño muy extraño, repetías

pero a mí me parecía que estaba súper claro

-IV-

estoy dentro del mar

el agua me llega
hasta la cintura

en la orilla bailan un elefante blanco
y una especie de ballena
una orca tal vez

el color de todo es blanco roto,
un color que solo he visto en telas
pero los animales
son hermosos y plácidos

yo sin embargo
siento inquietud

mi amiga
a la que en la vida real siempre estoy calmando
en el sueño danza tranquila con ellos

yo intento que nos vayamos de allí

es ella quien me convence para quedarme

-V-

la primera noche después de que volviéramos a hablar
soñé otra vez con dientes

me habías reprochado algo que había escrito últimamente
la palabra rencor

los oráculos dicen que soñar con dientes que se caen
tiene que ver con la autoestima
pero esta vez no era exactamente así

en el sueño
lo que pasaba es que apretaba tanto un diente
contra otro
que saltaba un trocito

al mirarlo en el espejo vi
un desagradable laguito de sangre

no un coágulo
como sangre fresca
un pequeño volcán

no seas tonta
dentro de los dientes no hay sangre
me dije al despertar

otra vez llorando

como en los viejos tiempos
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Portada senales mapas
«Las señales que hacemos en los mapas» (Libros de la herida, 2019, 2º edición) de Laura Casielles.

Las señales que hacemos en los mapas es un territorio: la sorpresa de sus ciudades y paisajes, la gloria y la pena de su historia, la viva complejidad de un tiempo y de una gente.

Las señales que hacemos en los mapas es un trayecto: los pasos, los descubrimientos, las preguntas. El camino que se va convirtiendo en parte de la propia vida, del propio cuerpo.

Las señales que hacemos en los mapas es un cuaderno de notas, una carta abierta, una cartografía desplazable.

Las señales que hacemos en los mapas son una forma de saber dónde estuvimos, una forma de saber dónde ir.

Tres poemas las senales que hacemos en los mapas
Fotografía: Jesus Machuca
RABAT (VII)

IDIOMA

Ya sé decir jacaranda,
flor de doble primavera,
venga a nosotros tu color
si algún día no encontramos el camino a casa.

Sé decir naranjo fértil que me das desayunos,
azahar que vi antes en otro sitio,
palmera del amor.

He aprendido los cien nombres de los cactus.

He aprendido eucalipto foráneo,
argán de asombro habitado de animales,
bananero encerrado en jardines,
aloe redentor.
Strelitzia reginae,
ave del paraíso,
flor amarilla azul
que ha inmigrado a esta plaza.

Arrayán de la tumba del poeta.
Dama de noche perfume de adiós.

Escribiré estos nombres en mi diario.
Como sombra.
Como raíz.
MERZOUGA

PRECARIEDADES DEL CARTÓGRAFO.

A la orilla del mar o del desierto,
ahí donde ya no nos sirven los mapas,
el hombre de la norma está sin rumbo.

Se impone entonces confiar:
estrechar una mano,
encomendarse a un dios,
seguir una estrella.
ALHUCEMAS

HOJA PERENNE VERSUS LOS NOMBRES DEL PODER.

No nos llaméis primavera
si con eso queréis decir joven flor de los encarcelados,
hermosura que no va a durar.

Somos el brote verde
pero también
la hostilidad impenetrable del invierno,
la tenaz pesantez del verano,
un otoño que despoja de su peso a las ramas para que renazcan mejor.

Llamadnos todos los nombres del año.
No nos llaméis jardín.