Turistificación y turismofobia son dos palabras que ya de por sí nombrarlas asustan y dan miedo a cualquiera. Claro que toda persona cabal estaría en contra de cualquier exceso, pero me resulta, cuanto menos curioso, que se hable de estos términos en una ciudad como Cádiz sin la existencia de ninguna investigación o informe realizado de forma profesional y objetiva sobre este posible problema. Como es habitual en el gaditano, somos muy dados a sentenciar problemas y sus soluciones en una tertulia de barra de bar guiados por la intuición o por la corriente de opinión creada por algún medio de comunicación.
Si me preguntan si creo que en Cádiz existe turistificación, yo creo que la respuesta es un claro NO por los siguientes motivos:
Primero, como residente no percibo que el aumento de turistas que vemos por nuestras calles suponga problema alguno incremental o adicional en el día a día del gaditano. No veo empeoramiento ni colapso de ningún tipo, ni por las calles ni en los servicios básicos que utiliza la ciudadanía, tales como transportes públicos, asistencia sanitaria, servicio de limpieza, etc. En este ámbito no percibo nada nuevo que agrave los problemas que ya venimos padeciendo desde hace mucho tiempo, siendo para nada causados por el turismo. Lo que más se comenta en la calle que pueda afectar puede que sea en el precio de vivienda, aunque hay que recordar que nuestra ciudad está a la cabeza nacional de los precios por m2 más altos, tanto de compra como de alquiler, desde hace muchísimos años, por lo que este problema no es nuevo y está mucho más relacionado con la escasa extensión física de nuestro término municipal.
Segundo, como empresario y comerciante que desarrolla su actividad en la ciudad y como presidente y representante de Cádiz Centro Comercial Abierto, el primer centro comercial abierto reconocido por la Junta de Andalucía en la provincia y con más de 500 asociados, tengo que decir que, al contrario, el turismo es una gran oportunidad que debemos aprovechar y nos está beneficiando muchísimo, está dando mucha vida a calles en las que antes se encontraban más locales vacíos que en uso, como pueden ser las calles Plocia, Sopranis, Posadilla, Mesón, Plazuela San Martin, San Antonio Abad, José del Toro o Nueva. Se han recuperado algunas otras calles en riesgo de “desertización comercial” durante la última crisis económica, como calle Ancha, Novena o Rosario. Nuestro mercado central de abastos, comparándolo con el de otras ciudades cercanas o similares a la nuestra, goza de una salud envidiable, destacando el crecimiento e impacto de su rincón gastronómico, tan demandado por el turista. También da alegría ver como se empieza a generar más actividad y economía en torno al turismo en barrios históricamente castigados por el desempleo y la infravivienda como los barrios de la Viña, el Pópulo o el Mentidero. Por mucho que nos pese, pienso que el turismo va a ser a corto plazo la gran industria que sostenga y empuje la economía local y aquí tenemos todavía muchísimo por hacer y mejorar todos los agentes implicados.
Tercero, por la experiencia personal de haber viajado, creo que bastante, a otras muchas ciudades donde sí se podría llegar a considerar al turismo una posible amenaza o problema para sus residentes, como Barcelona, Madrid, Valencia, Alicante, Málaga, Santa Cruz de Tenerife, París, Venecia, Ámsterdam, Berlín, Atenas, Lisboa, Dublín, etc., creo que la ciudad de Cádiz, simplemente por su extensión y ubicación geográfica, es muy difícil que llegue a esos temidos niveles de “saturación turística”, simplemente porque no somos una ciudad de paso, sino que hay que venir expresamente y, además, tenemos una capacidad ya limitada de por sí para hacer llegar gente muy por debajo de estas otras ciudades nombradas anteriormente. Por ejemplo, por mucho que queramos no creo que se pueda aumentar hasta límites extremos de lo insoportable la capacidad ni de los transportes como el tren, bus, barco o avión para traer visitantes, ni de las plazas de aparcamiento, suponiendo que vengan en vehículo privado, ni mucho menos disponemos de terrenos o fincas disponibles para hacer ni grandes ni muchos complejos hoteleros. Sin embargo, creo que, aunque a muchos no les guste, la actividad turística está propiciando la recuperación y rehabilitación de muchas fincas abandonadas o pasto anterior de la infravivienda. No hace falta ser un experto titulado para darse uno cuenta de lo que la actividad turística aporta a nuestra ciudad: aumento de la afluencia y tránsito de personas, aumento y mejora de la oferta comercial, hostelera y de servicios al turista, recuperación del sector inmobiliario y de la construcción. En resumen, provoca una mejora de nuestra economía y del empleo de la ciudad. Por todo ello, benditos sean los turistas que llegan. Además, las excelentes valoraciones que suelen hacer de la ciudad hacen que el boca-oído sea un importante activo del que cosecharemos a largo plazo.
No obstante, sí que me preocupa mucho que este desarrollo se haga de forma incontrolada, y aquí tiene mucho que decir y hacer nuestro ayuntamiento. Empecé comentando algo que es una importante carencia y un error más que preocupante: la ausencia de datos e informes contrastados y objetivos. La ciudad, al igual que cualquier empresa que se precie de estar bien gestionada y dirigida, debería tener una clara y definida estrategia, así como un cuadro de mando integral que vigile y haga seguimiento tanto de la evolución natural de cada uno de los aspectos que afecten a la ciudad y sus residentes como de todas las actuaciones y planes de acción y medidas correctoras ejecutadas en pro de dicha estrategia. Desde Cádiz Centro Comercial Abierto venimos pidiendo esto al ayuntamiento y, concretamente, que se defina una estrategia local de turismo, comercio y hostelería que potencie todas las bondades narradas líneas arriba, si es que queremos que verdaderamente el turismo sea una de nuestras fuentes de riqueza, desarrollo, economía y empleo, con la colaboración y participación de todos los agentes sociales y económicos implicados y/o afectados y con el seguimiento permanente de los resultados de forma objetiva a través de un cuadro de mando profesional de todos los ámbitos de la ciudad que puedan verse afectados.