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Resulta muy cachondo vivir en la capital de Andalucía y observar cuánta subversión andaluza, fraguada al calor de la envidia y el discurso vano anti-Rosalía, ha brotado últimamente en la city.

Personas de distinta índole, dolidas, vejadas, maltratadas a punta de fandango «mal cantao” por alguna que otra catalana proveniente de la casta. Como de casta le viene al galgo, aquí comenzó la guerra de «lo que es nuestro». Unos proponen y otros disponen, y entran, estoy segura, en una estrategia de marketing alzando la bandera de: «esto lo hacemos nosotros con la punta del nabo hace muchos años». Y enarbolamos al grito de «el flamenco es nuestro», como un niño de cinco años malcriao al que el amigo le acaba de quitar la piruleta. ¡Que Camarón es nuestro! ¡Y José Mercé! ¡Y Lole y Manué! Sí, todo eso es nuestro, pero a esto añado yo queridos, queridas, dolidos y dolidas, que los complejos, al igual que todo eso, también son vuestros. Y digo vuestros, y ahora os explico porqué.

Vuestros, sí, vuestros. ¿O no os habéis dado cuenta de que todo eso que reivindicáis como vuestro, ahora, nadie ha dicho que no lo sea y además siempre ha estado aquí? Ha estado aquí. Sí. Quizás no en forma de bulerías de La Paquera, de zambra de Lola Flores, o de martinete de Tío Borrico. A lo mejor no os acordáis que aquí en Andalucía hay raperos que nunca han renunciado a su acento por el rap. O que, si lo han hecho, por más comodidad en la dicción, no han abandonado su interismo andaluz, nombrando su barrio, su ciudad o cuántas civilizaciones han pasado por nuestras tierras. Puede ser que no os acordéis de Gata Cattana, yo me acuerdo todos los días porque «habrase visto andaluza más culta», eh… Menos mal que se lo decía ella sola, porque si tiene que esperar a que se lo digáis vosotros va apañada. Vosotros que os habíais enfadado mucho ante la injusticia que está perpetrando en nuestra tierra Rosalía Vila, y El Niño de Elche. Bueno, El Niño de Elche cuando os acordáis, que os acordáis menos… A lo mejor es que vuestro discurso andalucista de moda nacido de la ignorancia de lo que era Andalucía hasta antes de ayer, incluso habitándola, se ha dejado llevar también un poquito por el machismo e incluso, fijaos, por la catalanofobia. Porque qué casualidad que antes de los sucesos del 1-O en Cataluña, y toda la campaña que han hecho después los medios en contra de cualquier cosita catalana, por la cual vuestros vecinos han puesto banderita de España en el balcón -esos vecinos a los que criticáis por fachas-, no os molestaban los flamencos catalanes. Es más, parece que no hubieran existido para vosotros, claro, a lo mejor en esa época estabais muy preocupados por el techno, u otros géneros, y no os suena de nada Miguel Poveda o Maite Martín, pero claro, ahora, el flamenco es vuestro. Sí, sí, lleváis razón, siempre lo ha sido, y lo que ha pasado es que nunca lo habéis querido, pero si lo quiere Rosalía entonces sí, lo queremos nosotros de antes.

Cadiz siempre fue andalucia sin complejos
Fotografía: Rosalía. Diario de Madrid. CC BY 4.0

Oye, yo en parte me alegro de esto. Porque todo lo que se produce ahora me gusta más que lo que estaba de moda y se producía antes. Por ejemplo, el indie por el que todos habéis pasado y ahora no sabéis cómo renegar de él. Ahora bien, no deja de producirme una urticaria tremenda la hipocresía, la modita y la apropiación. Apropiación puede ser lo que hace Rosalía, venga os lo compro, lo vuestro no es apropiación es más bien aprovechamiento, caradurísmo o como queráis llamarle. Yo es que estas palabras no sé si existen, pero que básicamente os estáis cagando y meando encima de toda la producción andaluza de un millón de cosas culturales que se han hecho durante años, y que hoy aún se hacen, y no le prestáis ni la más mínima atención porque antes están vuestras pollas flamencas de toda la vida. El secreto es que Andalucía no se reduce solo al flamenco y al vino, chavalada. Andalucía es el origen de la civilización de Occidente, nada más y nada menos. A partir de ahí todo lo que os alcance la vista es vuestro, sí, y el flamenco, por supuesto. Pero por favor, no le pongáis puertas al campo y os apoderéis ahora de un arte que para vosotros no ha existido, por lo que contáis, desde los 80 hasta ahora. Vosotros lo habéis rescatado, sin acordaros, ya os digo, de gente que ha estado aquí siempre. Gata Cattana, como os decía antes, Mala Rodríguez y muchísimos raperos andaluces como Dellafuente y Maka, que me hace mucha gracia cuando vais de abanderados y undergrounds andaluces, existiendo estos dos sin ir más lejos. ¿Queréis saber lo que era Andalucía sin complejos? Andalucía sin complejos era Junior. Andalucía sin complejos, además, en un momento en el que Andalucía le importaba un carajo a todo el mundo y se cachondearon de él, pero no le importó meter ritmos árabes en sus canciones y reivindicar Triana a jierro. La Húngara, que se tuvo que quedar en las gasolineras porque entonces no estaba de moda lo yeli. La F. R. A. C que lleva muchos años haciendo precisamente lo mismo que se creen han inventado algunos ahora. Y, sobre todo, os voy a decir dónde ha estado siempre la resistencia cultural y política andaluza, musicalmente además: en Cádiz. Siempre ha estado en Cádiz-Andalucía. Pero claro… «¡Qué feo!», «A mí el carnaval no me gusta», «el carnaval pa’ los gaditanos»… Pues chiquis, aquí siempre hemos estado los andaluces y andaluzas sin complejo y haciendo arte y activismo andalucista. Por eso supongo que nos suda el alma Rosalía en ese sentido y de lo que quiera apropiarse, porque nunca hemos dudado de nosotros y nosotras como andaluzas, y de nuestra reivindicación de ello sin complejos. Vosotros sí, y por eso ahora Rosalía os hace pasar tantas fatigas.

Me hace gracia porque he recibido un vídeo de un gachón explicando lo que eran los boquerones en vinagre dentro de El Manteca y aparece de fondo la Uchi gritándole por detrás al inglés sin dejarlo terminar. Y me hace gracia no porque la Uchi tuviera mucha gracia, que sí que la tenía, sino porque ese vídeo se haya empezado a compartir ahora, llevando la Uchi dos años muerta, estando Andalucía en pleno proceso de turistificación y que el vídeo esté siendo compartido por sevillanos, ahora, sobre todo ahora. Cuando hace dos años, incluso unos 3000, Cádiz ya era resistencia, ante la turistificación y todas estas mierdas, sin cargar al turista con la culpa ni menospreciar el talento de Rosalía. Al revés, sacando una sonrisa a los otros y sin vender que somos lo que somos, porque no hay peor cosa desde el punto de vista del marketing que un vendedor de colchones diciendo que sus colchones son los únicos de verdad y los mejores del mundo. Eso le hará perder clientela porque: uno, eso en ningún caso puede ser verdad; y dos, aunque lo fuese, eso deberían decirlo tus clientes.

No nos vale que después de años y años muertos vengáis con la Arbonaida, y los cojones por delante, diciendo «Flamenco no es Rosalía», «No tenemos complejos»… y con ese discurso pretender adueñaros de toda la movida, cuando Cataluña, por ejemplo, lleva años haciendo mucho por el flamenco, no solo yendo como público, sino creando escuelas. Escuelas a las que no íbamos a ir los andaluces porque aquí «esto lo hacemos con la punta de la polla» y el niño nace con el duende, claro, y el duende va a venir cuando tú quieras, ¿no? Aro, cojone.

Anda, dejad tranquila a la Uchi, y salvad el flamenco por favor, que nos están haciendo pasar un calvario apropiacionista. Pero que a Cádiz, si es que os ibais a acordar de nosotros, no hace falta que lo defendáis. Cádiz ya lo ha demostrado todo. Y no necesita venderlo.

Un besito chavales.

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Hola Kichi.

Ya que tengo la oportunidad me gustaría hablarte. A ti, como mi alcalde que eres, como el único alcalde al que yo he votado en mi vida, y para mí el mejor.

Mucha gente me habla de lo perfecto que era Salvochea o de lo bueno que era Carlos Díaz, pero es que yo a esa gente no los conozco.
No sé si eres consciente de lo que representas para nosotros. Para los millennials gaditanos digo. Date cuenta que desde que tengo uso de razón hasta que llegaste a la alcaldía -que yo tenía ya 24 años- solo habíamos tenido Teófila. Solo había habido PP, solo había habido maceteros en la calle ancha, solo había habido jóvenes emigrando, solo había habido mamotretos, solo había habido fin de la velada de los ángeles, y había venido el fin de todos los días de fiesta que teníamos los chavales por carnaval; en general lo que más había habido era facherío y tiranía. Y por eso es por lo que te escribo.

Mira, Kichi, tú puedes pecar de muchas cosas, okey, pero tú eres pueblo picha. Tú eres pueblo. Y yo quiero que los dirigentes locales, por lo menos los locales sean pueblo ¡qué menos!. No quiero que esté gestionando mi city alguien que le da igual Cádiz, alguien que no se sienta parte desde la base.

Yo ya no soy ciudadana de Cádiz, Kichi, pero voy cada dos por tres y sé cuándo las cosas se están haciendo bien, por lo menos con ganas, y eso te lo agradezco. Te lo agradezco porque no tiene que ser fácil y no me quiero imaginar lo que tienes que haber aguantado y aguantas cada día. Máxime siendo la gente de Cádiz como somos…

Lo que en verdad me gustaría es decirte que vas a volver a ser alcalde, que lo presiento o algo, pero no es así. Temo que en Cádiz haya mucho novelerío –lo hay con muchas cosas- y aunque sea el último bastión libre, la verdad es que de España me espero lo peor.

Así que esto te lo escribo simplemente para darte ánimos. Y para darte las gracias, porque mucha gente se podía haber rascado el carajo y mirar para otro lado que no fuera hacia el pueblo gaditano y tú no lo has hecho. Eres valiente. Independientemente de que haya cosas que no me hayan gustado de tu gobierno, o gente o actuaciones o políticas concretas, pienso que tú, cómo alcalde, eres la opción más justa y más necesaria. Gracias a dios, o a las diosas o a la misma Gades, hay cosas de tu forma de hacer política que no me gustan y eso significa que la deferencia que te tengo no es porque seas ni mi crush ni mucho menos un líder mesiánico de la izquierda. Eso me demuestra que no te estoy idealizando y que lo único que quiero decir a quienes estén leyendo este texto y sean ciudadanas de Cádiz es que nunca van a encontrar a ningún gobernante del cual les agrade todo; y que si les sucede eso, ahí hay algo de populismo por cojones. Así que en estas elecciones locales, por favor, no la líen.

Carta a kichi
Ilustración: Pedripol

Si sigues siendo mi alcalde, guay; si no, espero que vuelvas a salir en carnaval; y si no es ninguna de las dos, pues suerte pichita. Suerte.

A ver si con este artículo, y si te tienes que ir, no te vayas, por lo menos, con el mal sabor de boca del aluvión de críticas, destructivas muchas, que has tenido que soportar. Y si te quedas, ojalá que te dé fuerzas para seguir.

Viva tú, Kichi.

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¡Dio picha! No me lo puedo creer.

Solo te quedaba irte a tu manera, y como suponías que no tenías a nadie que te quisiera pues no te pensabas despedir, y no lo has hecho. Me parece de puta madre, la verdad.

Pero vamos, que yo siempre te he querido. Y más gentuza, que lo sé yo.

Hace escasas horas que te has ido y ya tienes un montón de amiguitos. Si, sí, todo esos amiguitos que han hablado tan bonito de ti en todo el tiempo que has estado vivo y han sabido de ti.

Todos los amiguitos que no has tenido en vida están hoy escribiendo post de Facebook super entrañables. Lo de la hipocresía que tanto decías, pues eso.

Todos esos amiguitos que tanta envidia te tenían, sí, envidia, aunque a ti nada más que te hundía la madre del niño viendo Arrayan, y ni eso, aunque lo dijeras porque te quedase bonito en el pasodoble, todas las personas que te entendían y sentían lo que decías sabíamos que te sudaba la gorrita la envidia, la crítica (destructiva) hacia tu persona, la hipocresía y la falsedad, la que pudieran tener los demás hacia a ti. Hacia a ti, porque hacia todo lo demás sí que te importaba, de lo contrario no hubieras escrito todo lo que has escrito, ni de la manera en la que lo has hecho.

Mira, no hay un autor, que yo sepa, que nos haya regalado tanto como tú. Todas las noches en la alameda cantando, en un 70, 80 e incluso 90%, repertorio tuyo. Porque para la gente de otras edades a lo mejor no, pero para mi generación tú eras el carnaval en cierto modo. Todas los pasodobles de amor de tus comparsas que nos hemos dedicado mutuamente mis ex-novios y yo. Todas las veces que he cantado en el módulo de la Victoria con mi pandilla la presentación de Los Parias y el popurrí de Los Inmortales. Todos los cuplés con los que nos hemos partido la caja, tan rocambolescos, tan irónicos, surrealistas y verdes. Todos los pases de Los Yesterday con 9 años hasta las tantas viendo la TV porque mi madre me dejaba porque «los ves y te acuestas del tirón, pero no digas en el colegio que estuviste despierta hasta tan tarde». Todas las veces que lloré con 16 años con el pasodoble de «cuando los ojos abría» del Capitán Veneno, con ese, y con el de la libertad que le escribiste al niño. Todas las veces que nos han enseñado lo que es ser valiente, cantándole a lo que NADIE se ha atrevido a cantarle. Todas las veces que he sentido la carne de gallina recorrer mi cuerpo entero con los primeros punteos de cualquiera de tus pasodobles.

Puede que nadie vaya a reconocerlo nunca, o lo harán con el pretexto «si, pero también ha hecho muchas mierdas» o «pero los hay tan grandes como él», y no. Quiero que todo el mundo sepa que a pesar de un gran cabrón, objetivamente, también has sido el mejor autor del carnaval de Cádiz, objetivamente, el más completo.

Escribiste con una pluma eficiente y eficaz todas tus composiciones. El oído más agudo para afinar las voces y que sonara precioso, o para ponerlas todas por arribita en plan basto y que sonase estridente pero bien, es que no sé cómo nos podían encantar las voces de Las Noches de Bohemia o de Los Inmortales. La crítica más constructiva y desgarradora. El que menos penurías de lágrima fácil no ha dado. Es que tu legado, tu carnaval lo que ha sido sobre todo es útil. A mí, y a mi generación nos has despertado la sesera, las ganas, la valentía y el coraje. Y siempre, siempre has sabido que era a nosotros a quien tenías que cantarnos, tu modo de hacer carnaval era inteligente y servía de aprendizaje para nosotros.

Recuerdo mucho eso de «es que esta comparsa es muy bonita pero es que eso mi madre no lo entiende», y yo pensaba, que a lo mejor es que tu madre ya tenía a lo demás autores, y es que a lo mejor tu madre no era el futuro de Cádiz, del País o del planeta. Éramos nosotros, los jóvenes, que necesitábamos a gente que nos hablase en nuestro idioma, te necesitábamos a ti, a ti produciendo contenido para animar nuestras almas ávidas de amores en los tiempos de millenial y alimentando nuestras conciencias.
Y por eso yo, y creo que toda mi generación, te damos las gracias. En serio.

Y dueles. Duele que una persona que ha cantando chuleándole a la policía, a la prensa, que ha pedido a cantantes como Alejandro Sanz, David Bisbal o Pablo Alborán que dejen de cantar mierdas de amor y hagan también crítica en sus canciones a un país que se cae a pedazos, que ha reconocido que fue drogadicto y ha aconsejado a la generación siguiente no hacerlo, que ha escrito lo más bonito que he escuchado a Rafael Alberti, que ha cantado a los animales de una forma exquisita, que detestaba el dinero, que puso como los trapos al sistema educativo en reiteradas ocasiones siendo él parte del mismo, que nos ha inoculado en carnaval en un lenguaje cercano y chulito pero con argumentos y cuestiones filosóficas de órdago picha, y así se aprende, y así hemos salido.

¡Joder! que solo he visto cuestionada la democracia como sistema de gobierno por Alexis de Tocqueville y por Juan Carlos Aragón, ¿cómo coño no va a dolerme?

Eso tú como autor, de ti como persona solo sé primero que no eres un víctima, y segundo que para hacer todo eso como autor hay que ser jodidamente inteligente, fuerte y valiente. No puedo decir que fueras ni buena ni mala persona porque ni te conocía personalmente, ni creo en las buenas o las malas personas, pero creo en ti, y en la vida eterna de los carnavales.

A toda su nueva crew de amiguitos post mórtem os dejo una frase de él:
«el mediocre solo puede conseguir algo de gloria viendo hundidos a los demás».

Prometo que no perderemos la rebeldía que un día nos despertaste y que te cantaremos por el mundo entero. Gracias por tu carnaval útil y por tu tan necesaria existencia Juan Carlo.

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En estos momentos del año es cuando más echo de menos a Cádiz. Porque no se echa de menos a las personas, sus calles, las playas o cruzar los puentes al entrar o al salir viendo la fantasía de la bahía en un día de sol. No. Se echa de menos a Cádiz. Directamente.

Cádiz no es una idea de “ciudad que alberga cosas” que puedan ser de interés turístico, económico o social. No y sí también ¿cómo no íbamos a echar de menos, los que estamos fuera, la Caleta, por ejemplo?, o ¿cómo no íbamos a echar de menos las calles de la Viña? O a su gente y, sobre todo, su carácter. Todo eso se echa de menos, sí, pero a lo que quiero referirme es a la relación afectiva, materno-filial diría yo, que tenemos los habitantes de Cádiz con ella, con la ciudad. Bueno no, que Cádiz yo no la relego a ese mero concepto de «ciudad».

Cádiz es una madre, un faro, un sentimiento que carece de personificación, porque no es la Gades. Tampoco es una cosa física, lo que nosotros entendemos por Cádiz no es solo una ciudad. No es igual que el resto, no es una ciudad de Andalucía y ya está. Cádiz es fenicia, romana, cristiana, mora, y una amalgama de culturas con más de 3.000 años de historia que nos hacen entender nuestra relación con ella con un respeto incomparable a ningún otro sentimiento que se pueda tener por un pedazo de tierra.

Ciudad madre
Fotografía: José Montero

Cádiz es lo que nos falta a los gaditanos y gaditanas que estamos fuera. Y yo tengo la suerte de estar a un salto si quiero verla una tarde, pero aquellas personas que están fuera del país, o del continente, estarán ahora mismo haciendo de tripas corazón viendo Onda Cádiz en YouTube a ratos mientras fuera llueve. La gente no está contenta y, además, ni rastro de la Bahía.

En esta época del año es cuando más me doy cuenta cuánto necesito esta relación con Cádiz. Cuánto la necesitamos todos y todas. Seguro que es así. No conozco a nadie de Cádiz que esté fuera que no sueñe con el día de su jubilación bajando a Santa Maria a darse un baño por la mañana.

Y en Carnaval se sufre más. Se sufre porque cualquier gaditana o gaditano quiere ser participe de su fiesta, la fiesta de Cádiz. La fiesta pagana más respetada y que, sorprendentemente, la iglesia no ha versionado a su estilo, y qué casualidad que de todos los sitios donde podría darse se dé en Cádiz.

Por eso en esta fecha lo que echo de menos no es el Carnaval en sí, porque con las nuevas tecnologías puedo ser espectadora e incluso opinar en chats o foros y ser un actor activo de la fiesta, pues casi todas y todos podemos acercarnos un par de días por la Viña y el Pópulo a disfrutarlo (y ya lo cuadraremos en el trabajo aunque sea echando horas) Pero no solo eso, no es solo el carnaval. Es Cádiz. Simplemente. Es esa sensación del agua por la izquierda y por la derecha hasta entrar en “la Avenida” o divisar el corte inglés y decir «hola Cádiz, que alegría volver a verte, y qué guapa estás.»

Y es en esta época porque es su época, porque es cuando más divertida está, cuando más guapa se pone, cuando más nos disfruta y la disfrutamos, cuando más tiempo estamos con ella, cuando a la alegría nada le hace sombra y cuando menos penas son las que nos rondan. Cádiz, espérate chiquilla, que voy pallá.

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M melendez
Fotografía: Jesús Massó

Que el año se va a ir dejándonos un mal sabor de boca es una verdad, pero no podemos estar más contentas. Porque si VOX consiguió doce escaños, Mercurio cambió de escorpio a sagitario y se queda todo el año, o sea, dinero. Porque si el 8M del 2017 fue mucho, el de 2018 fue más.

Que ha sido un año plagado de feminicidios es una realidad, pero que estamos mordiéndole el cuello al patriarcado también lo es. 

Porque si Bertín está en tu casa o tú vas a la suya es un horror, pero si al final quitan canal sur al menos nos libramos de Juan y Medio. Porque si ahora nos «piropean» obscenamente por la calle ya sabemos que es acoso, y contestamos, no nos callamos. Ni nos cansamos. Porque si los niños andaluces llevan dos años de retraso educativo con respecto a los de Castilla y León no lo vemos malamente, así no estudiarán ingenierías aeroespaciales ni cosas de esas, y no se irán a Alemania, ni a Reino Unido, y habrá por fin generaciones de jóvenes y adultos en Andalucía. Porque si el sueldo mínimo interprofesional no se puede subir ya que afecta a la clase media trabajadora, al menos estas navidades cenaremos chacinita mediocre de papelón bien bonita con huevo hilado y estará tu nieto que viene de Frankfort a pasar la Navidad, o tu hermana de Dublín que por fin tiene vacaciones. Porque si las reinas tuvieron gresca y aun no sabemos si cenarán juntas o el príncipe Felipe, perdón el Rey, se tendrá que ir después del mensaje oficial para su templo como el nazareno por jaboneria. Y que lo del Rey siempre me pasa, pero es que para mi Rey no hay más que uno. Porque si tenemos que soportar que cinco violadores en manada cenen en sus cinco casas en Nochebuena, con sus cinco familias, mientras nos comemos nuestro pavito -los de la clase media trabajadora, y los que no, nuestra chacina mediocre y langostinos congelados del Día- y se nos atraganta de pensarlo, al menos esa bola de rabia navideña no nos va a dejar olvidarnos de que el día 26 la Audiencia Provincial de Navarra quiere meter a estos cinco en el talego, por cuarta o quinta vez ya. Así que vamos a intentar que nuestros mejores deseos para esta Navidad sean que se cumpla la justicia. Porque si solo se impone una mísera condena de 9 años -sí, después de que alguno robara unas gafas y atropellara a un guardia de seguridad en el Corte Inglés, sí , y después de que otro intentar renovarse el pasaporte, sí.- al menos sabemos que es porque esta es nuestra España y porque este será nuestro año. 

Por eso no podemos estar más contentas, porque si no estuviéramos contentas y contentos, no sé cómo coño íbamos a aguantar todo esto, y más. Porque si el ser humano, andaluz y gaditano, no supiera darle la vuelta y ganarle a la mierda no podría levantarse por las mañanas. Y es que los niños andaluces llevarán dos años de retraso educativo pero en esto del aguante llevan más de dos años de ventaja a los de Castilla y León. Y al final, en la vida, es mejor llevar ventaja en eso. 

El 2019 no sé cómo vendrá, seguro que cargadito de juguetes también, pero no os olvidéis de sonreír, de poner música cuando os despertéis, de cogerse una borrachera de vez en cuando, de perder el tiempo viendo memes, de contrastar la información, de hacer uso del humor, de bañarse en la playa cuando llegue el veranito, de votar, de no hacer nada y por supuesto de hacer todo lo que os gusta. En serio, porque es la única forma de soportar otro año de mierda. Y por si no nos leemos más:

¡Feliz solsticio! ¡Feliz sol invito!  Y ¡Feliz año nuevo de mierda! 

 

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Sara
Imagen: Pedripol

Con la llegada del repentino otoño invierno de polar exprés que está azotando Andalucía, y sobre todo Cádiz, me estoy hartando de mocos.

Como es bien sabido, en Cádiz la gente no lleva paquetes de pañuelitos de papel porque somos muy ecologistas. Con el Kichi y con la Teo. El gaditano es ecologista nivel pañuelo de tela.

Pero… ¿Con qué sorpresa nos encontramos cuando queremos adquirir un pañuelo de tela? Pues la misma que cuando queremos unas babuchas de felpa. Que ya no hay tiendas que vendan estos articulazos de gadita puro y ecologista.

Todos los gaditanos y gaditanas sabemos que el capitalismo está rompiendo con nuestras tradiciones. Y no nos gusta. Pero fijaos la paradoja que cuando una quiso hacer un acto reivindicativo en pro de que vuelvan más tiendas de babuchas de felpa y pañuelos de tela se la comieron con papas.

Resulta que me voy el sábado a las 16 al Carranza a ver el partido del Cádiz C.F.

Claro, no tenía ni pañuelos de papel, porque el gadita ecologista no usa, ni de tela porque nos han dejado sin tiendas, a todo esto un moquillazo del 15…

Igualmente todo el mundo sabe que en Cádiz se pueden adquirir camisetas, bufandas, muñecos, papeles higiénicos, papeles de fumar, papeles para la impresora… Todo del Cádiz C.F. en cualquier kiosko. Aunque sea de un chino.

El caso es que llevaba en el bolso dos bufandas del Cádiz y no tuve otra opción que echármelas por lo alto pa’ no coger más frío y que el moquillazo pasase a gripazo. Y sigo con los estornudos, y yo ¿Ahora qué hago? Digo bueno, voy a tirar del típico tópico: limpiarme en la manga. Pero es que las camisetas del Cádiz C.F son de mangas cortas y yo venía necesitando más bien la manga de una beata.

Total que ya desesperada por no morir en un grito de ‘cabrón’ al árbitro ahogada por mis propios mocos cogí la bandera que sostenía el de al lado y le digo ‘killo lo siento’; la cogí sin más y me soné toda la moquera en el escudo mismo de Cádiz.

¿Pa qué?

Yo lo veía claro, para no morirme por mocos.

Pero un Ramón de Carranza pasando por preferencia, tribuna y todos los fondos del mundo, enfureció en menos de 5 segundos. El partido se paró en seco. Parecía que le habían dado al pause en la play, el árbitro no quitaba sus ojos de mis ojos. Gente alrededor mirándose con un estupor digno de ver al Rey cazando elefantes, o de tener que devolver millones de euros a Europa que tú no has pedido, esas caras… No las olvidare nunca.

En menos de un minuto se desataron los gritos: «¡Esquirola!» «¡Terrorista!» «¡Quién no quiere al Cádiz no QUIERE A NADIE!» «¡ROSALÍA!»…

Insultos de todo tipo solo por haber intentado salvarme de una muerte cruel.

Conseguí salir ilesa de esa situación pues antes de que la cólera y las agresiones físicas llegaran a mí me fui hacia arriba con un estornudo gigante que dejó a los jugadores nadando en mocos. Yo aparecí en zona franca y me escabullí por los callejones antes de que salieran en masa los hinchas ofendidos.

Qué poco les importó que llevara 200 temporadas comprando el abono del Carranza, qué poco les importó que fuera a morirme, que llevara toda la vida luchando por nuestro Cádiz…

Qué difícil es ser gadita y no morir en el intento, bien sea por mocos o linchamiento.

Ahora voy por la calles de Cádiz vestida de la Teo y así voy sobreviviendo, cuando voy al estadio todavía me dejan sentarme en su palco techado, así que la verdad que he ganado mucho después de sonarme los mocos en la bandera del Cádiz C.F.

¡Vamos Cadi, mete un gol!