Resulta muy cachondo vivir en la capital de Andalucía y observar cuánta subversión andaluza, fraguada al calor de la envidia y el discurso vano anti-Rosalía, ha brotado últimamente en la city.
Personas de distinta índole, dolidas, vejadas, maltratadas a punta de fandango «mal cantao” por alguna que otra catalana proveniente de la casta. Como de casta le viene al galgo, aquí comenzó la guerra de «lo que es nuestro». Unos proponen y otros disponen, y entran, estoy segura, en una estrategia de marketing alzando la bandera de: «esto lo hacemos nosotros con la punta del nabo hace muchos años». Y enarbolamos al grito de «el flamenco es nuestro», como un niño de cinco años malcriao al que el amigo le acaba de quitar la piruleta. ¡Que Camarón es nuestro! ¡Y José Mercé! ¡Y Lole y Manué! Sí, todo eso es nuestro, pero a esto añado yo queridos, queridas, dolidos y dolidas, que los complejos, al igual que todo eso, también son vuestros. Y digo vuestros, y ahora os explico porqué.
Vuestros, sí, vuestros. ¿O no os habéis dado cuenta de que todo eso que reivindicáis como vuestro, ahora, nadie ha dicho que no lo sea y además siempre ha estado aquí? Ha estado aquí. Sí. Quizás no en forma de bulerías de La Paquera, de zambra de Lola Flores, o de martinete de Tío Borrico. A lo mejor no os acordáis que aquí en Andalucía hay raperos que nunca han renunciado a su acento por el rap. O que, si lo han hecho, por más comodidad en la dicción, no han abandonado su interismo andaluz, nombrando su barrio, su ciudad o cuántas civilizaciones han pasado por nuestras tierras. Puede ser que no os acordéis de Gata Cattana, yo me acuerdo todos los días porque «habrase visto andaluza más culta», eh… Menos mal que se lo decía ella sola, porque si tiene que esperar a que se lo digáis vosotros va apañada. Vosotros que os habíais enfadado mucho ante la injusticia que está perpetrando en nuestra tierra Rosalía Vila, y El Niño de Elche. Bueno, El Niño de Elche cuando os acordáis, que os acordáis menos… A lo mejor es que vuestro discurso andalucista de moda nacido de la ignorancia de lo que era Andalucía hasta antes de ayer, incluso habitándola, se ha dejado llevar también un poquito por el machismo e incluso, fijaos, por la catalanofobia. Porque qué casualidad que antes de los sucesos del 1-O en Cataluña, y toda la campaña que han hecho después los medios en contra de cualquier cosita catalana, por la cual vuestros vecinos han puesto banderita de España en el balcón -esos vecinos a los que criticáis por fachas-, no os molestaban los flamencos catalanes. Es más, parece que no hubieran existido para vosotros, claro, a lo mejor en esa época estabais muy preocupados por el techno, u otros géneros, y no os suena de nada Miguel Poveda o Maite Martín, pero claro, ahora, el flamenco es vuestro. Sí, sí, lleváis razón, siempre lo ha sido, y lo que ha pasado es que nunca lo habéis querido, pero si lo quiere Rosalía entonces sí, lo queremos nosotros de antes.
Oye, yo en parte me alegro de esto. Porque todo lo que se produce ahora me gusta más que lo que estaba de moda y se producía antes. Por ejemplo, el indie por el que todos habéis pasado y ahora no sabéis cómo renegar de él. Ahora bien, no deja de producirme una urticaria tremenda la hipocresía, la modita y la apropiación. Apropiación puede ser lo que hace Rosalía, venga os lo compro, lo vuestro no es apropiación es más bien aprovechamiento, caradurísmo o como queráis llamarle. Yo es que estas palabras no sé si existen, pero que básicamente os estáis cagando y meando encima de toda la producción andaluza de un millón de cosas culturales que se han hecho durante años, y que hoy aún se hacen, y no le prestáis ni la más mínima atención porque antes están vuestras pollas flamencas de toda la vida. El secreto es que Andalucía no se reduce solo al flamenco y al vino, chavalada. Andalucía es el origen de la civilización de Occidente, nada más y nada menos. A partir de ahí todo lo que os alcance la vista es vuestro, sí, y el flamenco, por supuesto. Pero por favor, no le pongáis puertas al campo y os apoderéis ahora de un arte que para vosotros no ha existido, por lo que contáis, desde los 80 hasta ahora. Vosotros lo habéis rescatado, sin acordaros, ya os digo, de gente que ha estado aquí siempre. Gata Cattana, como os decía antes, Mala Rodríguez y muchísimos raperos andaluces como Dellafuente y Maka, que me hace mucha gracia cuando vais de abanderados y undergrounds andaluces, existiendo estos dos sin ir más lejos. ¿Queréis saber lo que era Andalucía sin complejos? Andalucía sin complejos era Junior. Andalucía sin complejos, además, en un momento en el que Andalucía le importaba un carajo a todo el mundo y se cachondearon de él, pero no le importó meter ritmos árabes en sus canciones y reivindicar Triana a jierro. La Húngara, que se tuvo que quedar en las gasolineras porque entonces no estaba de moda lo yeli. La F. R. A. C que lleva muchos años haciendo precisamente lo mismo que se creen han inventado algunos ahora. Y, sobre todo, os voy a decir dónde ha estado siempre la resistencia cultural y política andaluza, musicalmente además: en Cádiz. Siempre ha estado en Cádiz-Andalucía. Pero claro… «¡Qué feo!», «A mí el carnaval no me gusta», «el carnaval pa’ los gaditanos»… Pues chiquis, aquí siempre hemos estado los andaluces y andaluzas sin complejo y haciendo arte y activismo andalucista. Por eso supongo que nos suda el alma Rosalía en ese sentido y de lo que quiera apropiarse, porque nunca hemos dudado de nosotros y nosotras como andaluzas, y de nuestra reivindicación de ello sin complejos. Vosotros sí, y por eso ahora Rosalía os hace pasar tantas fatigas.
Me hace gracia porque he recibido un vídeo de un gachón explicando lo que eran los boquerones en vinagre dentro de El Manteca y aparece de fondo la Uchi gritándole por detrás al inglés sin dejarlo terminar. Y me hace gracia no porque la Uchi tuviera mucha gracia, que sí que la tenía, sino porque ese vídeo se haya empezado a compartir ahora, llevando la Uchi dos años muerta, estando Andalucía en pleno proceso de turistificación y que el vídeo esté siendo compartido por sevillanos, ahora, sobre todo ahora. Cuando hace dos años, incluso unos 3000, Cádiz ya era resistencia, ante la turistificación y todas estas mierdas, sin cargar al turista con la culpa ni menospreciar el talento de Rosalía. Al revés, sacando una sonrisa a los otros y sin vender que somos lo que somos, porque no hay peor cosa desde el punto de vista del marketing que un vendedor de colchones diciendo que sus colchones son los únicos de verdad y los mejores del mundo. Eso le hará perder clientela porque: uno, eso en ningún caso puede ser verdad; y dos, aunque lo fuese, eso deberían decirlo tus clientes.
No nos vale que después de años y años muertos vengáis con la Arbonaida, y los cojones por delante, diciendo «Flamenco no es Rosalía», «No tenemos complejos»… y con ese discurso pretender adueñaros de toda la movida, cuando Cataluña, por ejemplo, lleva años haciendo mucho por el flamenco, no solo yendo como público, sino creando escuelas. Escuelas a las que no íbamos a ir los andaluces porque aquí «esto lo hacemos con la punta de la polla» y el niño nace con el duende, claro, y el duende va a venir cuando tú quieras, ¿no? Aro, cojone.
Anda, dejad tranquila a la Uchi, y salvad el flamenco por favor, que nos están haciendo pasar un calvario apropiacionista. Pero que a Cádiz, si es que os ibais a acordar de nosotros, no hace falta que lo defendáis. Cádiz ya lo ha demostrado todo. Y no necesita venderlo.
Un besito chavales.