A diferencia de otras ciudades portuarias que han efectuado una integración más o menos exitosa de su puerto en la ciudad, Cádiz sigue viviendo de espaldas a su puerto marítimo. En el caso del puerto ciudad, una verja ominosa sigue erigida para dificultar el acceso ciudadano. El puerto pesquero en declive manifiesto, los atraques náutico deportivos con limitaciones, el tráfico de contenedores en caída libre y solo el tráfico ro-ro y el de cruceros mantienen un rumbo ascendente.
Este es el panorama que presenta una relación inexistente entre la ciudad gaditana y su puerto. No se trata, como equivocadamente afirmaba el presidente de la Autoridad Portuaria, José Luis Blanco, de que los gaditanos vivan del puerto o en el puerto, sino con el puerto. Y la “ventana de oportunidad” la tenemos ahora, cuando un equipo municipal nuevo ha de afrontar un nuevo plan especial de usos portuarios, integrando su actividad en la trama urbana, dando salida viable a una nueva terminal de contenedores abocada al fracaso y remodelando la cercana plaza de Sevilla, convertida en un genuino espacio intermodal de transporte que integre todos los modos: tren, autobús, tranvía, bici, catamarán,…
Desde que trabajamos en el programa de Ganar Cádiz en Común, los profesionales y activistas de esta formación vislumbramos que esta imbricación urbana-portuaria, junto a la red de carriles bici y la peatonalización, podrían ser los pilares de la nueva fisonomía de nuestra ciudad, junto a la rehabilitación y regeneración de las viviendas. No obstante, hay que evitar que el desarrollo de este nuevo crecimiento se convierta en un nuevo ámbito urbano separado y segregado, de uso privado, y también que las nuevas actividades que allí se instalen puedan ser competencia desleal con los que funcionan en la ciudad existente, especialmente los del centro comercial abierto del casco antiguo.
El descenso en el volumen de contenedores es un hecho y tendremos que diseñar otros usos para las 22 hectáreas improductivas. La mejor idea para paliar la enorme infrautilización que tendrá este espacio portuario es especializarlo como zona para conexión de contenedores de temperatura controlada, refrigerated container (refeer), que permita la exportación (y también la importación) de productos agroalimentarios con temperaturas adecuadas. De esta manera, serviría para potenciar el comercio de la potente industria alimentaria y vinícola de la provincia de Cádiz, que se vería fuertemente reforzada: vinos de Jerez, Sanlúcar, Chipiona, Chiclana y la Sierra, carnes de retinto, quesos de Grazalema, pescado, salazones y conservas, aceites,
En definitiva, necesitamos que “el muelle-ciudad se ordene de forma que propicie una suave transición entre el Casco Antiguo y los muelles”, como aspira (sin conseguirlo) el plan de la Autoridad Portuaria. No se trata solo de crear un ambiente idóneo para el desarrollo de empresas de tecnología y formación con capacidad de generar de empleo, ofreciendo lugares de encuentro, sino de que esas mismas empresas de base tecnológica y start ups se instalen en espacios portuarios que ya no son necesarios para la actividad del puerto.
Proponer edificios icónicos en la Punta de San Felipe es completamente prescindible, contando para esos usos con el edificio de Puerto América, abandonado desde su inauguración en 1992. Los “edificios emblemáticos e icónicos” han demostrado en muchos casos ser metáforas petulantes e inservibles, con inversiones además ruinosas.
Y tampoco es acertado proponer más plazas de aparcamiento en zona portuaria. Las propuestas de movilidad y accesibilidad que Ganemos promueve para Cádiz pasan por una reserva de uso de esos parkings del centro solo para residentes, alejando del casco antiguo el tránsito del vehículo privado foráneo.
Y todo ello completado con buscar nuevos usos para la fallida nueva terminal de contenedores, volcada hacia la deconstrucción (reciclado ecológico de buques) y descontaminación de residuos Marpol. Navantia posee los conocimientos y los medios para incorporarse a este sector, aunque las posibilidades de instalación de parques eólicas marinos en nuestras costas sean reducidas. La división de reparación de buques de Navantia en Cádiz ciudad podría ser una pieza dentro de este engranaje.
Integrar de verdad el puerto con la ciudad de Cádiz, solucionar problemas ambientales y ofertar puestos de trabajo sostenibles, no son alternativas que podamos desdeñar.
Fotografía José Montero