De par en par. Así hemos abierto las puertas del Congreso a un partido que podría declararse inconstitucional por muchos motivos. Los medios también les han dado voz, una voz que suena a NO-DO y que debería haber sido enterrada con el del culo blanco. Su devastadora presencia ha dejado fuera del armario nuevas túnicas del Ku Klus Klan customizadas con un chaleco verde cacería y un discurso a modo de antorcha manipuladoramente contundente, que ha puesto cachondo a un electorado facha y ha convencido a otro de ideas blandurris. Su marketing hitleriano se caracteriza por utilizar determinadas técnicas para ganarse el fervor popular, no olvidemos que el alemán del bigotito fue elegido democráticamente. Distorsionan la realidad imponiendo una visión de las cosas única, con soluciones rápidas a problemas de una envergadura compleja. Incluso se atreven a negar evidencias que llevan décadas declarándose por la ONU como problemas a escala mundial. Sus ideas retrógradas toman contundencia gracias a símbolos tangibles. Manipulación con vaselina rojigualda. Pero no se vayan todavía ¡aún hay más! La creación de un enemigo común es importante para añadirle chicha a sus formas: con el eslogan “a por ellos” lo dejaron bastante clarito. Acogen prejuicios antiguos con nuevos argumentos repitiéndolos constantemente, como si de un salmorejo subidito de ajo se tratase. ¿Es justo que digan que los inmigrantes nos quitan el trabajo o que copan los servicios sociales cuando es absolutamente incierto? Justo no es, pero ilegal tampoco. Y mientras… ¡Tachán! Colegios concertados para que sus criaturas uniformadas aprendan a ser buenos y buenas cristianas con el prójimo cercano, porque Jesús era de Logroño. Eso todo el mundo lo sabe. Como existe un movimiento feminista imparable que lucha entre otras cosas por las libertades y el empoderamiento de las mujeres, hay que contrarrestar tanto activismo diciéndoles a las chicas que coser un botón les va a dar más subidón que una atracción de Port Aventura… ¡Uy! ¡Eso está en Cataluña! catalanes: malos; vascos: también, caca.
Ya se han colado en demasiados sitios y con un discurso demoledor. No dejemos que se cuelen en el arte, en el arte popular mucho menos, porque somos esos ellos y ellas a por los que van. Y porque su homofobia, su misoginia o su racismo, hacen de su discurso algo miserable. Más allá de las banderas y de los dos lagrimones de emoción sádica que se les puedan caer al ver cómo matan a un toro lentamente, hay una cosa innegable, y es que el arte es algo que verdaderamente emociona al ser humano, matar no es arte, nunca puede serlo. Pero el arte de verdad, el que parte de una creación, sí que genera una emoción y un pensamiento. El Carnaval puede ser política, cultura, contracultura o incluso revolución. No es una banalidad, sino un espacio para pensar, como cuando ves un grafiti de Bansky o una ilustración de Dran. Bajo ningún concepto podemos permitir que se cuelen por un canal que se inventó para reírse del señorito, a partir de esta barricada tenemos que tirar para adelante y conseguir que se replieguen y se vayan para su valle con tos sus muertos, que no con los nuestros.