Dudar. ¿Por qué hay tanto miedo a dudar? Es algo realmente tan bonito y no nos damos cuenta de que es algo que estamos perdiendo. El mundo va a una deriva hacia la catástrofe debido a eso precisamente, a que la gente no para un segundo para decir aquello de “¿y sí?”.
Dudemos pues o mejor déjenme dudar. Dudar de si todo lo que está ocurriendo en Catalunya es tal como lo cuentan, dudar de si llevamos tiempo con un tema que tenía una muy fácil solución, dudar de si el estado está usando sus fuerzas de una forma antidemocrática, dudar de si aquel que quema cosas es quien dice ser o lo hace por algún motivo concreto.
Pongámonos en la piel del otro. Claro que también en la piel de aquel que duda de mis dudas expuestas hace solo unas líneas. Porque dudar es bonito. ¿Qué pasa en China?, ¿qué pasa en Chile?, ¿qué pasa en Reino Unido?, ¿qué pasa en Catalunya? Pues dudemos de las fuentes oficiales y de las no oficiales. Investiguemos que ocurre. Ahora todos creemos saber de todo (me incluyo en esta afirmación) y eso no es así. Lo que debemos hacer es contrastar ciertas cosas, intentar entender porque pasa lo que pasa. Dudar y corroborar. A lo mejor, haciendo esto, empezaríamos a estar en un mundo mejor, ¿no?
Dudo de que el problema en Catalunya se pueda arreglar con más represión y más uso de la ley básicamente porque es un tema plenamente político. Dudo de las artimañas del estado y de la Generalitat de Catalunya y del uso que hacen de estas. Dudo mucho de las fuentes oficiales, las mismas que siempre han tapado casos de corrupción, armas de destrucción masiva en Irak, el 3%, la malversación de la corona, los Eres, la púnica, la politización de muertes y el uso partidista de estas. Dudo de la transición, así como del supuesto Golpe de Estado del 23-F, atentados de falsa bandera y un largo etcétera. Dudo, sí. Lo siento. Tengo ese derecho y por eso dudo de que lo que pasa estos días en Catalunya sea cierto.
Sí, soy catalán, lo reconozco. Sí, fui a votar el 1-O, lo reconozco. Pero hay algo que me enseñó mi padre (gaditano, nacido en Chiclana de la Frontera) y es a tener el derecho a dudar. Mi padre que ya no está con nosotros y a quién le quiero dedicar este texto (si me permiten este apunte) siempre me ha dado la “brasa” con el ir a votar, con luchar por los derechos que tenemos y que tanto costó conseguirlos por la dictadura de un tal Franco. Él votó en la consulta ilegal que planteó Artur Más donde había tres opciones: 1. Sí a la Independencia de Catalunya. 2. No a la independencia pero si reconocer a Catalunya como nación dentro de una República Federal. 3. Un claro, NO a la independencia. Él votó “ilegalmente” y fue a la segunda opción. Yo no voté y me llevé su bronca: Debes votar aunque sea ilegal. Y eso hice unos años más tarde.
Todo este relato viene porque a mi padre siempre le asaltaban dudas y no se cegaba ni por unos ni por otros y por eso votó, porque él dudaba de que votar no debía ser ilegal. Esa fue mi herencia y lo mismo hago y deberíamos hacer todos: dudar, escuchar, informarnos y contrastar. La ignorancia es el gran error de esta sociedad.
Yo dudaba y voté el 1-0. Pero ¿saben qué? No me arrepiento en absoluto de haberlo hecho y de eso ya no tengo ninguna duda.