Si ato los extremos de todas las letras de todas las palabras de todas las frases de todas las escrituras de todo el mundo, y tiro de un extremo con la suficiente fuerza e imaginación, la tensión suavizará los montes mayúsculos y las altas consonantes como las tes y las des; absorberá las colas de las pes y las jotas; erosionará los colinas de las emes y las enes y adelgazará las oes y la aes. Poco a poco, el rocoso paisaje literario se convertirá primero en un rosario de lomas irregulares y finalmente en una línea infinita al principio levemente ondulada y luego férreamente recta sobre la que flotarán perdidas las nubes de tildes y las marañas de moñas de eñes. Bandadas de puntos y comas de todos los tipos migrarán, si son listas, al país de la Aritmética, aún no arrasado por este fotocuento.
Texto: Juan Rincón