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La creatividad es un mecanismo mental imprescindible y necesario que permite a la humanidad evolucionar. Podríamos definirla como aquella manera de pensar que nos permite generar ideas, combinar ideas existentes, dar soluciones originales a problemas antiguos y también plantearse problemas y retos nuevos. En la inagotable creatividad que la palabra Carnaval engloba, nos ceñiremos en estas líneas a la actividad compositiva en clave de humor, definida ya como la picaresca, la sátira, la ironía y el doble sentido. Una singularidad cultural que provoca el placer más pagano y auténtico, regado de música y moscatel evocando antiguas licencias precuaresmales que te ponen cuerpecito de viernes durante una semana entera.

Año tras año, podemos disfrutar de un impresionante despliegue creativo que fluye durante  meses y que eclosiona en el COAC y en las calles, regalando repertorios a veces brillantes y otras no tanto, pero en cualquier caso, llenos de dedicación, de tiempo y de energía dignos de mención. Tanto es así, que hay que cuidarse del derrotismo, de las críticas feroces y de la instantánea socarronería de las redes que a veces propician un vuelco de comentarios hacia una agrupación que habría que hacérselo mirar, mucho más si lo hace una persona que nunca se ha puesto a escribir ni una cuarteta en su puñetera vida. Para no andar por ramas de serpentinas y papelillos, centrémonos en la reflexión que nos ocupa, que no tiene más pretensión que la de analizar si toda creación es innovadora o no lo es, siempre desde un plano constructivista y de continuo aprendizaje a nivel personal como espectadora y como autora que también ha sacado grandes “mojonasos”.

Muchas personas han investigado y desarrollado ambos conceptos, ya que aunque parezcan la misma cosa, creatividad e innovación no son lo mismo. La mayoría de las teorías coinciden en que la creatividad es el hecho de generar ideas y la innovación está más orientada a los resultados, por lo tanto, la innovación es la creatividad orientada a los beneficios ya sean económicos o de otro tipo, como podrían ser beneficios prosociales, que son los que pretendo destacar como parte de la diferenciación compositiva gaditana. No olvidemos que el carnaval, como forma artística de expresión popular, tiene el valor añadido de poder hacer tambalear ideologías, reformular realidades complejas o transformar injusticias y opresiones en algo parodiable. Con esto no me refiero a sacar una pancarta en el Falla mientras estamos concursando, que con todos mis respetos, me parece una manera bastante simple de invitar a la acción y a menudo utilizada de atrezo efectista para ganar puntos. Crear por el arte de crear ya es algo maravilloso en sí, pero si queremos que nuestra creación tenga un impacto social hay que innovar. Obviamente, el fin crítico es algo latente en las letras de Carnaval, esta intención se aprecia mucho más en piezas como por ejemplo el pasodoble o el tango, pero llegando a la parte de los cuplés o el popurrí se va diluyendo ese objetivo, no siempre, pero sí muy a menudo. También podemos apreciar, en ocasiones, falta de coherencia ideológica en un mismo repertorio, por ejemplo: cuando se hacen letras serias y apasionadas se hace más evidente la queja social, pero ese mismo tema, tratado de forma humorística, suele perder de vista el enfoque, denotando falta de profundidad en el mismo.

Hay muchas formas de realizar una creación ética, si es que es nuestra intención, sin renunciar al humor; es algo que va más allá de una idea brillante, ya que produce un cambio bidireccional: la innovación en la creación humorística genera un diálogo interno en la persona creadora y también provoca un dialogo interpersonal entre las personas espectadoras. Sin embargo, la innovación responsable no siempre es fácil y, en ocasiones, muchas personas no ven su necesidad, apelando a argumentos como que “esto es ponerle límites al humor” o que “hay gente que se la coge con papel”.

Todo esto va más allá de esos argumentos reduccionistas que pueden indicar falta de ganas de ver el mundo de una manera diferente o incluso falta de empatía o de talento. Es algo mucho más profundo y más enriquecedor, por lo tanto no es un límite, sino todo lo contrario, es una oportunidad, es un camino que ofrece enormes posibilidades, un camino que a veces no se vislumbra como tal por miedo o por desconocimiento. Si no nos queremos replantear esto, ¡fenómeno! Sigamos haciendo lo mismo que hace cuarenta años, pero luego no se nos puede llenar la boca diciendo que el Carnaval es del pueblo, porque el pueblo ha cambiado, el pueblo es diverso y tiene múltiples miradas. Si el Carnaval no se puede desvincular de las gentes, hay que tener en cuenta su evolución y sus nuevas perspectivas para no hacer el humor de siempre ni a costa de los y las de siempre.

La frase que he escuchado muy a menudo es: “en el Carnaval ya está to inventao”. Estoy totalmente en desacuerdo con esta frase, es más, creo que es una manera de justificar lo mediocre. Es una creencia que limita la inquietud por hacer cosas nuevas y también limita la mejora continua de lo que hacemos. En base a esa premisa, eliminamos toda responsabilidad por nuestra parte, ya que asumir compromisos implica más trabajo y esfuerzo. La creatividad es una capacidad existente en todos los seres humanos y aplicable a todas las esferas de la vida. No existen personas sin creatividad, pero si hay personas que la ejercitan más que otras. Lo mismito que la innovación, todas las personas somos capaces de aportar valor con el humor o al menos no restar valor a los avances conseguidos, solo que hay gente floja o que tiene la sesera metida en adobo de Varón Dandy. ¡Ojo! Hacer humor de manera responsable no significa dejar de lado la irreverencia o la transgresión, todo lo contrario, es utilizar esa trasgresión de forma consciente para que sorprenda al espectador/a desde lo NO PREVISIBLE. Recuerda que los chistes a la parienta, al “sarasa”, a la suegra jartible, a la vecina promiscua, a Belén Esteban (tendencia en cuplés en 2017), a su hija (tendencia del 2018), a Chabelita (tendencia de este año) o al ligue femenino que al final tenía “un mandao”, se ven venir de lejos como si tuvieran un neón fluorescente. En la creatividad innovadora confluye el pensamiento, el conocimiento previo, la percepción, la motivación, la sorpresa, la imaginación y el atrevimiento. Es un coctel apasionante que nos permite evolucionar y no quedarnos anclados en chistes rancios, manidos o simplones. Como a mí me queda mucho por aprender, o todo por aprender, dejo por aquí un proceso que me sirve, para aquellas personas que quieran añadir el plus de la innovación a cualquier creación:

Primero: hay que pararse a pensar y no esperar a que la inspiración aparezca por arte de magia. No te quedes con la primera idea que se te venga a la cabeza; si ves mucho Sálvame puede que lo primero que se te ocurra sea un chiste sobre un personaje que aparece ahí. Huye de lo obvio y desengrasa el mecanismo del pensamiento creativo. La inspiración viene cuando estás trabajando en algo.

“Er chispazo bueno te llega cuando le estás dando muchas vueltas”

Segundo: tus conocimientos sobre una temática concreta son importantes, recuerda que cuantos más amplios sean, mayores serán las probabilidades de conexión entre ellos. Si quieres innovar tienes que aprender conceptos, realidades y ampliar tus horizontes.

“Lee, picha/chocho”

Tercero: todas las personas tenemos distintas percepciones de la realidad, replantéatelas de forma constante y pregunta a otras personas diferentes a ti. No des nada por sentado, ni tires por tierra otras maneras de ver las cosas simplemente porque nunca te lo hayas planteado. “La creatividad requiere tener el valor de desprenderse de las certezas.” Erich Fromm.

Eso e ajín de to la vida”

Cuarto: la creatividad es motivadora y esta motivación es de las más contagiosas, por otra parte, tener una actitud de constante aprendizaje es estimulante para la mente.

“Trae más cuplesitos como ese a la chirigota, cabesa»

Quinto: Si sorprendes al público, seguro que se ríe más. No subestimes la capacidad de asimilación hacia lo nuevo pensando que lo convencional es lo que le gusta a todo el mundo.

“Eso es de cajón”

Sexto: Atrévete a experimentar cosas diferentes y asume que el juicio externo va a ser duro, sobre todo si estás cuestionando privilegios, estructuras de poder o estereotipos muy arraigados en las mentes. Atrévete también a sacar “mojonasos”, la mejor manera de aprender es equivocándose.

“Seguro que a Antonio Martín no le salió a la primera la presentación de Caleta»

Sexto: Imagina si algo se puede hacer de otra forma. Esto, hazlo con todo… «Las personas activamente descontentas son intranquilas y su carácter no les permite ser borregos obedientes.» Piotr Kapitsa.

“Todo tiene una vuertesita”

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