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Liderazgo, competitividad, pasión, polémica, amistad, lealtad y autenticidad. Todo esto se da en Subiela, pero Ángel es eso y mucho más. Una persona con muchas vivencias y capas que, por encima de todo, es Carnaval. Ángel es la historia viva de cuarenta años de Carnaval, un fenómeno cultural, popular y social que, sin su testimonio y vida, no podría comprenderse en toda su amplitud.

Ese recorrido vital es el que se recoge en El corazón del Ángel, su biografía, que pondrá próximamente en nuestras manos la editorial sevillana Libros de la herida y que escribe Miguel Ángel García Argüez. Carnaval y literatura que, una vez más, se unen para contarnos los entresijos de la memoria emocional colectiva de varias generaciones a través de la mirada de un personaje singular, de una persona única que se encuentra en un momento personal de calma, reflexión y disfrute.

En mitad de la vorágine del COAC, y tras el paso de su comparsa Los Listos por la fase preliminar del concurso, en ETP hemos aprovechado la publicación de su biografía para propiciar este encuentro entre autor y director de ambos proyectos que nos cuentan, a corazón abierto, lo que se cuece en la trastienda del Carnaval,  lo que nos encontraremos en el libro y cómo fue la experiencia de este trabajo conjunto más allá de las tablas del Falla.

¿Ángel o demonio? ¿Quizás ambas cosas? Juzguen ustedes. 

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Fotografía: Fran Delgado

AS: “Posiblemente este sea mi último  año de Carnaval»


Pregunta: De la mano del autor actual de su comparsa presenta su biografía en estos Carnavales. ¿Por qué precisamente ahora? ¿Y por qué ha elegido a Argüez para escribirla?

Ángel Subiela: ¿Por qué ahora? Porque posiblemente este sea mi último año de Carnaval, casi con toda seguridad. Hablo a nivel de concurso, evidentemente. ¿Por qué el Chapa? Porque es una persona que me conoce. En estos cinco años he notado que me conoce mejor que otros con los que he estado más años. Y porque es un artista.


MAGA: “El corazón del Ángel es él, que cuenta su vida, y su gente más cercana»


Pregunta: ¿Por qué este libro se titula El corazón del ángel? ¿Qué es el corazón del ángel?

Miguel Ángel García Argüez: Cuando aparece la idea de la biografía, una de las cosas con las que fantasea cualquier escritor es qué título va a llevar el libro y Biografía de Ángel Subiela me parecía algo muy soso. Entonces, recordé la película El corazón del ángel, que es una película que marcó a toda una generación -con Mickey Rourke y De Niro-, y me pareció una metáfora estupenda porque la idea del libro es hacer una biografía, pero que fuera a la vez una forma de confesión, que estuviera hecho desde la interioridad, no contar desde fuera la vida de Ángel como un espectador externo y objetivo, sino meterme dentro. Por eso es tan importante su palabra y la de la gente cercana. Porque también nos planteamos entrevistar a mucha otra gente, a los autores con los que ha estado, a otro componentes, incluso a políticos que conocía o que han estado cerca de su trayectoria… pero al final decidimos hacerlo de una manera más recogida, desde el corazón. Y el corazón es él, que cuenta su vida, y la gente más cercana: su familia, sus amigos, sus hermanos, sus hijas, su sobrino y los componentes que han estado más cerca de él, con los que ha tenido más complicidad.

P: ¿Quiénes son esas voces que están en el libro y cómo se eligieron? 

AS: Las eligió Miguel. Hicimos una pequeña lista, pero yo no le he pedido que incluyera a nadie en concreto, ha sido idea suya. Aunque yo quería gente que contara su verdad también, gente que ha convivido conmigo y que puedan contrastar lo que yo cuento, para que no se vea mi verdad sola. No he leído el libro, así que no sé lo que piensan y opinan los demás, necesito que eso sea una sorpresa para mí. Porque a lo mejor yo miento más que hablo …o no. Esa es una de las cosas principales que buscábamos. Cuando leo un libro de alguien y cuenta y cuenta y cuenta… me pregunto ¿eso es lo que cuentas tú, no? Habrá que escuchar a la otra parte para saber si es verdad o no. Y yo necesitaba leer lo que piensan otros. Miguel me ha comentado el nombre de algunas personas, pero faltan dos que por desgracia fallecieron: una es Juan Carlos Aragón y la otra es Chari Delgado, que ha sido mi costurera durante muchísimos años.

MAGA: Claro. En su lugar entrevistamos a sus hijas que también vivieron, aunque desde una segunda fila, la relación de Ángel con la costura y con los tipos. El libro no es un juicio sumarísimo, es una biografía escrita a partir de las confesiones personales de Ángel y de la gente cercana, que matiza o cuestiona algunas de las cosas que Ángel afirma. No porque haya mentido o no, sino porque muchas veces la memoria a veces deforma las cosas. Hay veces que Ángel cuenta una cosa de una determinada manera y Carli, o su hija Paola, la recuerdan de forma diferente. Y no porque sea mentira sino, precisamente, porque esas visiones son las que enriquecen al libro. Un libro que, además, es una propuesta que nos lanza la editorial Libros de la Herida.

AS: Sí que es verdad que, años atrás, ya me habían propuesto hacer el libro algún que otro amigo y periodistas, pero no veía el momento. Y este año, como tenía muchas cosas claras y muchas cosas en mi mente para hacer, cuando me lo dijo Miguel dije: “¿Quién mejor que él? ¿No?”. Por eso dimos este paso y la verdad es que estoy muy contento, contentísimo. 

MAGA: Y si Ángel dice con generosidad que quién mejor que Miguel para escribir su biografía, yo tengo que decir que quién mejor que Libros de la Herida, que es una editorial en la que tengo mucha confianza y sé que que es una gente elegante que va a tratar con mucho cuidado el libro y que no va a buscar el morbo para vender, porque es una editorial que tiene mucha caballerosidad. Si hubiera sido otra editorial a lo mejor me lo pienso, porque podrían hacer una cosa más para vender, cutre y morbosa, pero nosotros lo hemos intentado hacer de una manera elegante. 

P: Miguel, llevas los últimos años trabajando con Ángel y, lógicamente, lo conoces sobradamente, pero en este proceso de trabajo conjunto en este proyecto ¿Qué es lo que más te ha sorprendido de toda la información que has podido reunir?

MAGA: Muchas de las cosas que Ángel me ha contado ya las sabía, porque, como todo el mundo sabe, es una persona que le gusta charlar mucho y contar anécdotas. Sin embargo, sí hay dos cosas que sí que me han sorprendido: primero su memoria. Ángel tiene una memoria casi para reírse de ella. El otro día estábamos con la broma y contaba: “Fuimos a una actuación y nos quedamos a dormir en el hotel Oliva, que está en la calle Juan López número 6, donde hay una camarera que pone el gin tonic con más arte del mundo y que se llama Pepa, era una mujer mayor…”. Tiene una memoria, de verdad, espectacular.

AS: Jajaja…De hecho Carli me dice: “Tú te acuerdas de , me da un coraje”. Y yo le digo: “Carli, tu eres un manitas, haces de , cantas muy bien, yo canto mu mal, según dicen la gente, pero tengo una memoria exquisita”. 

MAGA: Esa es la primera cosa que me ha sorprendido: la capacidad de memoria, de retentiva y del detalle que tiene Ángel. Fuera de la media, te lo digo yo. Y segundo, la mirada de Ángel. Es una persona muy pasional, que a veces cuando habla y dice cosas tiene cierta tendencia a ser un poquito bocazas -algunas veces-, y, sin embargo, conmigo en el libro ha estado haciendo una mirada sobre sí mismo, sobre el pasado, sobre sus errores, sobre sus relaciones con los demás a lo largo de  toda su vida carnavalesca… una mirada redentora, una mirada generosa, una mirada autoreflexiva, en la que no hay ni buenos ni malos, una mirada comprensiva hacia los demás, crítica consigo mismo y a la vez tolerante, eso también me ha sorprendido. Porque no es la postura normal de Ángel, al menos cuando le ponen un micrófono delante.

AS: Jajaja.Yo en esta etapa de mi vida, a mis cincuenta y seis años, no quiero estar en esta vida para contar cosas malas, quiero contar cosas buenas, y lo malo que lo cuenten otros. No tengo ganas perder el tiempo contando cosas que no me aportan nada.

MAGA: Esto responde a la primera pregunta de por qué ahora. A lo mejor hace diez años hubiera salido un libro totalmente diferente.

AS: ¡Claro! Ahora, como dice Miguel, cada pregunta inconscientemente la analiza uno con esta edad. Cuando uno es más joven suelta el bastinazo y mañana me lo cuentas. Es verdad que soy a veces muy bocazas, bueno quizás más que bocazas soy muy pasional. Se me va muchas veces la fuerza por la boca y después no soy nada, sinceramente no me como a nadie.


MAGA: “En el libro hay un intento de redención, de dejar cabos atados»


P: En este ejercicio memorístico y de recuerdos que has tenido que hacer para la publicación de la biografía hay también un proceso de autoconocimiento personal, de lo que has hecho y de tu propia vida.  ¿Cómo percibes ahora, después de todo ese proceso, el cambio que se ha producido en ti desde que empezaste allá por finales de los setenta?

AS: Bueno, el cambio ha sido para bien. Estoy muy orgulloso de esta última etapa de Carnaval, quitando el año pasado que no me gustó a nivel carnavalesco. Soy otro Ángel en todos los aspectos y sobre todo he mejorado mucho como persona. Porque la edad te da una madurez, un saber estar y saber lo que quieres. Y lo que mi cuerpo, mi cabeza y mi alma quieren es tranquilidad y llevarme bien con todo el mundo. Eso es lo que yo necesitaba. Y también hacer una autocrítica, reflexionar y reconocer mis errores, que es la única forma de quedarte tranquilo y dormir todas las noches bien. A lo mejor habré cometido errores, pero seguramente habrá sido inconsciente o por la edad o por el ego o por no sé qué, pero desde aquí les pido perdón y reconozco mis errores, si los ha habido, y pido disculpas. 

MAGA: Hay mucha redención en el libro, que no sé si ha sido ni consciente ni buscado, pero hay un intento de redención, de dejar cabos atados, de viejas amistades rotas que se arrepiente de haberlas rotos y desea recobrarlas, de comportamientos que ahora se piensan que igual fueron injustos… Pero todo esto sin ser bienquedismo, que tampoco es bienquedismo (AS: No, no, no. ¡Para nada!). Es sincero y las cosas se cuentan como son.

AS: No es mi estilo. Además, la gente sabe cómo soy, que yo no soy así, que soy más claro que el agua. La gente sabe que cuando tiro para delante no miro nada. Pero sí que todo lo que se cuenta se hace desde el corazón y desde la sinceridad, no me vale otra cosa en mi vida.

P: Los lectores que se aproximen a la lectura de este libro podrán acercarse al protagonista no solo en su faceta pública, el personaje carnavalesco, sino también a la persona en su intimidad ¿qué encontrarán de Ángel y qué de Subiela?

MAGA: Es una biografía más carnavalesca que personal. Evidentemente su biografía personal está, porque es un elemento que está ahí, pero no se profundiza en ningún momento en ella. Se cuentan algunos episodios concretos, porque cuando es papá pues habrá que contarlo, cuando le pasa lo de DELPHI pues habrá que contarlo… porque son cosas que marcan mucho su vida, pero no se mete en los asuntos personales. Es sobre todo su vida carnavalesca, que es lo que nos interesa. La vida de Ángel en lo personal es tan interesante o tan aburrida como la de cualquier otra persona.

AS: En la vida carnavalesca es donde está el atractivo y creo que es lo que la gente quiere saber de mí. Tampoco tengo mucho más en lo personal que contar. Lo que cualquier padre de familia, trabajador, con hijos y ahora con nietos. No hay mucho más.

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Fotografía: Fran Delgado

MAGA: “El libro no se llama El corazón de Subiela, solo está Ángel”


P: Pero Ángel es distinto a Subiela…

MAGA: Sí, pero aquí tan sólo está Ángel, el libro no se llama El corazón de Subiela

AS: Está Ángel desnudo y transparente. Eso es lo que yo quería. No quiero una biografía para contar mentiras. Como dice Miguel, para hacer esto hay que saber reconocer aciertos y muchos errores, y poder evadirte de muchas cosas que no te aportan nada. Es como una satisfacción, te sientes como: “Joder, ¡qué bien me quedo cada vez que cuento algo!”. Cuento lo bueno, lo que he disfrutado en esos momentos y los buenos recuerdos que me traen. Eso es lo que quería del libro y creo que lo ha reflejado Miguel. Ese era el objetivo. Decir: “¡Qué satisfacción más grande contar estas cosas y poder reconocerme como persona!”.

P: Decir Ángel Subiela es decir historia de los últimos 40 años del Carnaval de Cádiz ¿Podría comentar cómo fueron sus primeros pasos en el Carnaval de Cádiz?

AS: Mis primeros pasos se asocian a mi madre, mi Ángela de mi alma. Mi madre nació en Medina, pero con ocho meses vino su madre a trabajar a Cádiz y no volvió a pisar Medina hasta que tuvo sesenta y tantos o setenta años que la llevé a una feria. Y cuando vio Medina esperaba otra cosa y dijo: “Vámonos para Cádiz que Cádiz es muy bonito” -no es que Medina no sea bonito, pero es que ella era muy gaditana, muy gaditana-. Se crió en la Cuesta de Jabonería, mi padre enfrente, así que ¡Fíjate! flamenco y carnaval. Mi padre cantiñeaba muy bien flamenco, aunque no era muy carnavalero. Mi madre sí. Mi madre me cantaba. Cuando chiquillo, me quitaba los piojillos y yo le decía “¡pero me tienes que cantar!” y ella me cantaba tangos antiguos, los cuplés…(MAGA: ¡No cuentes mucho que todo eso está en el libro!). Jajaja. ¡Claro! Entonces esos son mis inicios: mi madre, la Cruz Verde, Callejón del Circo, María Artega, más gaditano y más viñero imposible. ¡Y más carnavalero!. Yo digo que la cátedra del Carnaval son El Gavilán y la Cruz Verde. 

P: Y en el libro aparecerá su vinculación con Antonio Martínez Ares ¿qué recuerdos guarda de aquellos años con este autor?

AS: Claro, hombre. Fueron dieciocho años o diecisiete unido a este hombre. En el libro están todas las vivencias, los sinsabores, las luchas juntos… 

P: Amor también, supongo…

AS: Sí, claro. Hubo una relación bastante buena. Hasta el último momento en el que aquello se acabó, no tuve una relación mala con Antonio, para nada. A mí me sorprende después la actitud de él hacia mi persona, es lo que más me sorprende. No lo entiendo ni lo entenderé. Pero bueno… 


AS: “El éxito me superó, me transformó


P: Con él conoce la gloria en el concurso con primeros premios y un éxito masivo desconocido hasta esa fecha, grandes momentos pero también grandes polémicas. ¿Cómo vivieron aquella especie de beattlemanía carnavalesca?

AS: Eso te vuelve loco de la noche a la mañana. Fue el boom de Calabazas. Veníamos cosechando y poniendo la semillita. Sonrisillas fue una comparsa que… la gente se quedó embobada con esa comparsa: era tan bonita, era tan melosa, tan chiquita, tan entrañable, que la gente se quedó con la imagen de esos payasos con esas sillas tan chiquititas, pero Calabazas no se lo esperaba la gente, bueno, ni nosotros. Calabazas fue un boom, ocurrió todo de la noche a la mañana. A mí, de verdad, me superó, me transformó. Dejé de ser un trabajador y el padre de dos hijas y pasé a ser un artista. Esos humos se me subieron a la cabeza y la situación me superó. Fue difícil, porque es complicado asimilarlo: a nosotros nos hicieron un club de fans, tenía a gente en la puerta esperando a la hora de llegar, teníamos que salir escoltados de los contratos, llamar a la policía para que nos sacaran en el autobús porque lo destrozaban… Todas esas cosas. Yo me he levantado durante veinte años a las cinco menos cuarto de la mañana para trabajar en la General Motors, porque a mí me gustaba mucho el turno de mañana -para ensayar y los fines de semana cantar-, y de buenas a primeras me veo que todos mis compañeros me adoran, que están orgullosos de tener un amigo como Ángel Subiela que sale en las mejores comparsas… y te lo vas creyendo, te lo vas creyendo y no te das cuenta de que vas dejando de lado las cosas verdaderamente importantes de tu vida como tu familia y otras cosas que son más importantes que el Carnaval. Cuando ahora llega esta última etapa es cuando me doy cuenta que lo importante es la familia y que el Carnaval es un hobby.

P: Hablas de Calabazas pero el cénit de esa época probablemente fueran Los Piratas. Una agrupación que marca un antes y un después, no sólo como comparsa sino en la manera de entender el Carnaval y lo que genera…

MAGA: El negocio, los compacts….

AS: Sí. Marca un antes y un después. El responsable de eso fue mi hermano Chicuelo más que nadie…Mi hermano Chicuelo es el que tiene toda la culpa de eso. Se movía como un pez en el agua en este aspecto. Veía negocio y ¿por qué no? Decía: “Hemos hecho esto” y el grupo no entraba en eso. Él lo hacía todo con Antonio, entre ellos dos, y el grupo ni se preocupaba. Nuestra preocupación era cantar, hacerlo bien y ganar nuestro dinerito, que lo ganábamos bastante bien. Por aquella época se ganaba bastante dinero. En un contrato podíamos ganar veinte mil pesetas cada uno, pero había fines de semana que, a los mejor, ganábamos ochenta mil pesetas. Imagina, si en aquella época se ganaba ochenta mil pesetas trabajando un mes, hacerlo en un fin de semana era mucha tela. De buenas a primeras repartíamos doscientas mil pesetas a cada uno que teníamos de compacts y de findes y decías tú: “¡Esto qué es, Dios mío!”. Yo me dediqué a irme de viaje cada vez que tenía dinero y a darme los caprichos que me podía permitir. Y si mi hija se quería comprar unas zapatillas yo, que era el  más chulo del mundo, no le compraba un par, le compraba dos. Ese dinero lo utilicé bien, viajé todo lo que pude.

P: Ese fue un momento de popularidad tremendo. Erais conocidos en todos sitios y podías encontrar cintas y compacts vuestros en cualquier pueblo de la Andalucía más profunda…  

AS: No recuerdo si lo cuento en el libro, pero en el año noventa y tres, con Los Miserables, nos contrató Canal Sur para cantar el pasodoble del Papa en el programa de Miguel Ríos “Fiebre del Sur” (MAGA: Eso no se cuenta en el libro. ¡Anécdota extra!). Saliendo del camerino me coge Miguel Ríos y me saca de La Cartuja, donde se grababa el programa, y me lleva a su coche. Me saca la cinta de Los Miserables y me dice: “Esta cinta la han escuchado Carlos Cano, Serrat y Víctor Manuel. Carlos Cano, que fue quien trajo la cinta, nos dijo que la escucháramos. Puso el pasodoble del Papa y uno de nosotros comentó que para cantar eso había que tener dos huevos”. A lo que respondió Carlos Cano: “Pues esta gente los tienen”. Entramos a grabar tres minutos el pasodoble y cuando Miguel Ríos nos escuchó cantar dice: “No, hombre, tres minutos cómo van a cantar, con lo bien que cantan”. Y cantamos el popurrí, que eran ocho minutos.       

MAGA: Esta es una anécdota extra que no viene en el libro. Quisiera puntualizar que Ángel, en su vida artística, se ha relacionado con muchos artistas de renombre y tiene muchas anécdotas con personas como Carlos Cano, Miguel Ríos, que los acaba de mencionar, pero que también se podían decir de Paco de Lucía, Alejandro Sanz…pero, sin embargo, al final no hemos puesto nada de eso en el libro. Nos parecía un poco pretencioso. Le dimos una vuelta y se podían contar, sí, pero pensamos que eso forma parte de la vida persona de Ángel.

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Fotografía: Fran Delgado

AS: “Juan Carlos Aragón era especial, un genio”


P: Y tras eso, llega la ruptura con Martínez Ares, decides no salir con él y te vas con Juan Carlos Aragón ¿Cómo vivió aquella experiencia?

AS: Ya estaba el ambiente raro y yo no iba a salir ese año. Antonio quería echar a dos componentes y le dije: “Si vas a echar a dos aprovecha y echa a ocho o nueve y haz un grupo nuevo”. Creo que lo entendió de otra forma  y comunicó al grupo que yo quería echar a la mitad, cuando yo le había dicho que no iba a salir. Porque mi amigo José Luis, que éramos uña y carne, tenía muy claro que no quería salir más. Y yo decía: “Si se va José Luis, yo voy a tener que bregar con Antonio”, en el buen sentido de la palabra ¿no? y los autores de Carnaval son un poquito coñazo, pero todos, ¿eh? Todos están cortados por el mismo patrón en ese aspecto. No se les pueden decir ciertas cosas, no se les pueden rectificar otras… Y entonces pensé que era un buen momento para no salir también. Antonio cogió su camino y decidió hacer una comparsa con gente nueva. Y, bueno, luego vino Juan Carlos. Me costó mis disgustos, pero…     

P: Este año será el primer Carnaval sin Aragón ¿qué tenía de especial Juan Carlos?

AS: Él. Él en sí mismo. Era especial, un genio. Hay una cara oculta de Aragón: su gracia. Pero gracioso gaditano que no te puedes ni imaginar, del que te suelta una cosa y te tienes que tirar al suelo. Él siempre decía: “A mí me gustaría parecerme  en la gracia a El Gómez”. Su ídolo era El Gómez, era el espejo en el que se miraba a la hora de hacer los cuplés, los bastinazos y estas cosas. Y esa era una de las cosas que me llamaban mucho la atención. Por otro lado, no sabía vivir, no sabía el poder que tenía para hacer lo que le diera la gana. Es más, él me preguntaba: “¿A dónde te vas?”. Yo le decía: “Me voy de viaje a las islas griegas”. Y me decía: “Enséñame a vivir. Porque yo no disfruto, yo estoy aquí…” Y yo le respondía: “Tú puedes hacer muchas más cosas que yo. Tú eres un tío más conocido que yo, que económicamente estás bien cubierto, tú puedes muchas cosas”. Y creo que no, que él no lo disfrutó todo. Yo pienso que él ha sido muy feliz en esta última etapa, por lo que he presenciado y lo que he podido ver. En aquella época en la que lo conocí estaba con su separación, metido en muchas cosas y fueron tres años un poco revueltos para él como persona. Sin embargo como autor, me decía: “Pídeme, que tengo la recámara llena”. Y yo le preguntaba: “¿Qué vas a hacer chirigota y comparsa?” Y me respondía: “Y puedo hacer tres comparsas más y dos coros. tengo ahí en la recarga tela” (Risas). Y era verdad. Era un tío que por día te daba pasodobles, te daba cuartetas, te lo daba todo ¡Dios mío de mi alma! ¡Qué barbaridad! ¡Qué facilidad! Llegaba octubre y tenía el repertorio prácticamente hecho. Quizás dejaba para lo último el estribillo, un par de pasodobles o un cuplé… pero poco más, ya no volvía a tocar nada más. Y no fueron sólo tres años. No he sido partícipe de este circo de opinar ahora de Aragón, a no ser que me hayan preguntado. Ahora todo el mundo habla de Aragón como si lo hubieran conocido toda su vida. Yo he vivido veinticinco años en la calle Sorolla y él ha vivido toda su vida en la calle Goya, ¡imagínate!. Me llamaba y me cantaba cosas cuando sacaba solo chirigotas y me pedía opinión, le gustaba que le diera mi opinión porque, de alguna forma, le servía de ayuda. Ha habido mucha gente, grande del Carnaval, que me ha preguntado por si me gustaba una idea y yo les decía: “Me gusta. Coge por aquí”. Hay gente que le gusta mi opinión y confía en mí, y Aragón me pedía mucha opinión y a mí me gustaba mucho hablar con él. Era muy interesante hablar con él. Aprendías mucho de la vida.


AS: “Juan Carlos Aragón era el único autor al que temía


P: En Los listos le habéis hecho un homenaje muy bonito y discreto en el popurrí. ¿cómo vais a vivir este concurso?

MAGA: Con un vacío enorme. La obra de Juan Carlos era un pilar del concurso todos los años, no sólo por la expectación que tenía sino por la calidad que ofrecía. Era un referente, siempre había cosas que aprender de su manera de enfocar las ideas, de sus letras, de sus músicas…

AS: Con todos mis respetos a todos los autores que han competido conmigo, pero a Juan Carlos era al único que temía. Al único. Yo no le temo a nadie en el Carnaval, pero al único que le he temido siempre ha sido a él. Acostumbró a la buena afición de Carnaval a que había un día en el concurso en el que nos podía mandar a coger higos chumbos a todos. No sabíamos si iba a ser en cuartos, o sería en semifinales, pero había un día que decía: “Hoy voy a soltar amarras y se van a poner todos bocabajo”. Y, efectivamente, así era. Y yo pensaba “Que se aguante un poquito y que lo cante en semifinales en vez de cuartos que ya he cantado dos veces y voy también adelantado”. Era al único que temía porque sabía que iba a sacar dos letras de sombrero (MAGA: Inalcanzables) ¡Dios mío de mi alma! Hasta ahí no llegamos, amigo.

P: Después vienen las asociaciones con Tovar, Carapapas o Antonio Martín y ya, de vuelta de todo, aparece la comparsa Los doce con grupo nuevo y un autor como Argüez. ¿Qué supone para ti esta nueva etapa?

AS: Un desahogo y una quitada de presión enorme. Unas ganas de hacer lo que a ti te gusta en Carnaval sin tener ese encorsetamiento de miedo a hablar con un autor, sin saber si le va a gustar o no le va a gustar. Eso lo capté en el Chapa desde el primer momento. En su forma de hablar, en su manera de exponer, sabía que yo no podría tocar ciertos temas en Carnavales, y sí que le he insistido, porque sé que si lo hiciera podría volver loco al mundo del Carnaval. Pero él me dice: “Ese no es mi estilo, Ángel. Eso que lo toquen otros”. Y yo se lo respeto, pero sigo haciendo hincapié -porque soy muy pesado-, pero se lo respeto. Me doy cuenta que él me marca sus límites, pero a partir de ahí me deja que opine, que colabore, me escucha, a él le gusta escucharme, a mí me encanta escucharlo, me emociona cuando me dice cualquier cosa y le digo: “¡Qué guay!”, porque con una frase de algo que él me diga yo ya me imagino la calidad literaria que va a traer. Entonces digo: “No hay problemas”. Hablamos de ideas de pasodobles y el grupo me pregunta: “Quillo Ángel ¿cómo está la cosa de pasodobles?” y les digo: “Hay siete u ocho temas…nada más que el tema es bueno, así que imagínate cómo lo va a traer”. Es quizás, junto con Aragón… bueno, es que estaría con los buenos, sería una falta de respeto… (MAGA: No vale comparar, Ángel. Tú has estado con los más grandes…), pero con él estoy tranquilo, aquí no me falla, aquí voy bien.

MAGA: Yo he sentido también que Ángel me conoció rápido. Fíjate, con el poco tiempo que llevamos, nos hemos conocido bien y entonces ha sido fácil.   

P: Miguel, tú te incorporas a Los doce después ¿cómo fue encontrarse con Ángel en ese momento con un grupo y un repertorio e idea ya desarrollados?

AS: ¡El regalito ese! Jajajaja…

MAGA: Jajaja. ¡Claro! Yo tenía mis reservas antes de conocerlo, cuando surge la idea de Los doce y la propuesta de que yo me incorpore. Porque Ángel arrastra esa leyenda de que pone a sus autores unas esposas para que remen en la dirección que él quiere. Y esa leyenda que arrastra no se muy bien de dónde ha salido porque ningún autor ha certificado que eso sea así. Sin embargo, yo desconfiaba un poco y tenía mis reservas, pero en cuanto lo conocí un poco más y me di cuenta de que era una persona que trabaja en equipo…

AS: De hecho él no quería figurar como letrista, no quería poner su nombre, no quería poner la autoría. Diría: “Por si este gachón me manda a tomar por culo…” jajaja…

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Fotografía: Fran Delgado

AS: “A todo el que le guste la comparsa del Chapa es porque es simplemente un aficionado”


P: De esta colaboración llegan Los equilibristas, Los prisioneros y Los luceros. En esta etapa que Ángel ha definido como más tranquila y reflexiva ¿Cómo vive de pronto ese nuevo éxito?

AS: Es un éxito muy diferente. Es un éxito ganado a pulso. En los éxitos anteriores, sacáramos lo que sacáramos, teníamos una legión de seguidores que nos iban a poner la alfombra roja. En este caso nos lo hemos tenido que currar a pico y pala (MAGA: Desde cero). Y bien currao. Yo me siento muy orgulloso de esta etapa porque a todo el que le guste la comparsa del Chapa es porque es simplemente un aficionado. Ese es el mayor premio que hemos ganado. 


MAGA: “Lo que pasó con Los luceros fue una mala digestión de no haber ganado con los pájaros”


P: Y tras Los luceros del año pasado, otra vez te reinventas con Los listos.

AS: ¡Otra vez nos reinventamos! Esto fue una conversación de veinte segundos en la que los dos decimos que si vamos a seguir igual que en Los luceros nos vamos cada uno a nuestra casa (MAGA: Súper claro). Lo teníamos los dos súper claro. Dijimos: “Vamos a hacer lo que nos gusta”. Y le digo a Miguel: “Si no te gusta algo dímelo, por favor, y yo lo quito y lo cambio. Te puedo sugerir, te puedo dar mi opinión…”. Y a Joselito Aranda igual: “¿Esto es lo que te gusta? ¿Esto es lo que quieres? Pues esto vamos a sacar. Que si lo disfrutáis ustedes dos vamos a disfrutar el resto”.


AS: “Este año hemos hecho la comparsa que a nosotros nos gusta y vamos a hacer en el escenario lo que nos dé la gana”


P: En la actuación del pasado 20 de enero dio la sensación de que el grupo se encontraba muy a gusto con la idea…

MAGA: Súper a gusto. Yo estoy súper enamorado de Los listos. Del proceso y del resultado, más allá de cómo quede en el concurso. 

AS: Miguel y yo tenemos la misma idea, pero con una diferencia: la idea de Miguel supera a la mía, y me explico: ¿Cómo va a ser la puesta en escena de la presentación? Hablo con el grupo y les digo que tengo pensado que estemos todos en círculos y que se vean los rabos, pero lo dejo ahí. Y luego le pregunté a Miguel cómo vamos a hacer la presentación y me dice “Quillo, yo tengo pensado….” y le digo: “¡Es lo mismo que le he dicho al grupo!”, y responde “Sí, pero en el pum, pum, pum, a mí esto…” (lo dice mientras mueve al ritmo del pum las caderas) Y le digo: “¡Ole!”. Ahí me ganó. ¿Por qué? Porque si yo he hecho la comparsa que a mí me gusta vamos a hacer en el escenario lo que nos dé la gana, sin faltar el respeto a nadie, claro. Y ese detalle es una demostración de intenciones en la que decimos al público: “Señores aquí estamos. Esto es lo que traemos. Si os gusta bien y si no para casa”.

MAGA: La risa nerviosa que se escuchó en el teatro en ese momento… 

AS: Se escuchó, ¿no? En ningún momento ninguno del grupo… nos miramos y dijimos: “Esta guay, ¿no?”. Yo enseño los bocetos al grupo y, claro, ellos se ven ya de ratones vestidos, aunque lo hagan en el ensayo. Por ejemplo cuando cantamos: “Ratón, de corazón caliente”, y desfilamos, les digo: “A ver, nos vemos ridículos, pero cuando nos veamos de ratón es cuando el tipo ganará enteros”. Lo que es diferente, a lo mejor, de este año respecto a otros años, es porque se veían ya vestidos de ratón. Eso es fundamental. Este año vamos ya con un paso por delante. No sabemos cómo vamos a quedar en premios o hasta dónde vamos a llegar, pero no nos importa mucho. Hemos disfrutado como enanos y todo lo que venga bienvenido sea.

MAGA: Vamos a pelear, por supuesto (AS: ¡Yo no quiero perder ni al parchís!). Pero este año ya el premio está ganado (AS: Hemos hecho lo que nos ha gustado a nosotros). Los ensayos han sido muy divertidos, muy relajados, trabajando, pero sin presión… Al grupo le ha venido muy bien el cambio de filosofía.

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Fotografía: Fran Delgado

AS: “El año pasado en vez de luceros teníamos que habernos llamado Los tontos


P: Lo que comentáis, contrasta mucho con la sensación del año pasado con Los luceros

MAGA: El año pasado fue muy diferente.

AS: El año pasado fuimos unos tontos. Este año somos Los listos, pero el año pasado en vez de luceros, teníamos que habernos llamado Los tontos. Porque nos creamos una presión sin tener por qué… Caímos en la trampa de eso de: “Este año es el vuestro, este año os toca”. Y ¿por qué me toca? ¿por decreto?. Si me toca porque soy el mejor y porque me lo merezco. Si no, no me des nada, me quedo en mi casa y ya está. Quisimos rizar el rizo. Quisimos hacer una comparsa comparsera, concursera, competitiva…

MAGA: Fue una mala digestión de no haber ganado con los pájaros (AS: Sí¡Eso es!). Tuvimos mucha ilusión, no lo digerimos bien y eso lo pagaron Los luceros

AS: Después terminó el concurso y pasamos un año genial con Los luceros, no hubo ningún problema. El comportamiento de todo el grupo fue genial, en los sitios dando la cara (MAGA: El público genial…), el público estupendo…  

R: ¿Cómo se conjuga el liderazgo del grupo con la relación con el o los autores? Y, teniendo aquí también a un autor ¿cómo funciona en sentido contrario, Miguel?

AS: El eslabón de en medio es el director (MAGA: La clave es el director). Yo siempre digo que soy mejor psicólogo que director. Una vez, un autor de Carnaval dijo de mí, en plan despectivo, que era un buen relaciones públicas. Y yo no me lo tomé a mal, al contrario, me lo tomé como un halago (MAGA: Relaciones humanas…jajaja.). Jajajaja. Si ese es el nombre que me merezco, pues, me siento muy orgulloso de ser un buen relaciones.

MAGA: Tanto en esta comparsa, como en otras que he estado otros años, yo no sufro demasiado, hombre a veces puedes querer hacer las cosas de una manera y el director o el grupo dice que no y eso siempre genera malestar, pero estoy acostumbrado a trabajar en equipo. Me gusta escuchar, creo que sé escuchar, mis cabezonerías me duran poco, luego lo pienso y….

AS: Se le pasa pronto. A mí me gusta la gente así, que no es rencorosa, ni tan estricta para algunas cosas, ni cabezona. Esta filosofía de trabajar en equipo la mamé de la época con Martínez Ares. Me he criado con eso. Nosotros nos sentábamos las dos personas que trabajábamos a piñón, codo con codo, mi hermano José Luis Naranjo -uno de mis mejores amigos-, hablábamos y cuando venía Antonio ya teníamos muchas cosas habladas entre los dos y le aportábamos ideas, él nos decía cosas y trabajábamos en equipo los tres. Nos entusiasmábamos. Luego, después en el ensayo, Antonio montaba el tenor, la segunda la montaba José, las voces por arriba las montaba Carli… José Fernández también ha sido importante, la parte de atrás en la primera época la montaba Angelín, el Chupa también colaboraba mucho, después en la segunda época Miguel Ángel García Cossío…En fin, siempre hemos trabajado en equipo y los éxitos han sido siempre por trabajar en equipo. A mí me gusta eso. Escucho todas las opiniones porque siempre hay una opinión fabulosa que dices: “Esa es”, y esa es la que yo robo. Soy un gran ladrón y me quedo con las que son verdaderamente interesantes y digo: “Pues por aquí puede ir”. Es un poco de psicología, bueno no sé si es de psicología o de veteranía, tengo mi duda. Y me da coraje decir esto jajaja…

MAGA: ¡Más sabe el ángel por diablo que por ángel! (Risas).

P: Su figura se encuentra popularmente unida de una manera muy estrecha a la de su compañero Carli. Tras tantas experiencias en el concurso ¿es ésta la demostración de que la amistad está por encima de los intereses que se dan el COAC?

AS: ¡Es que son muchas cosas! Es que lo hemos vivido todo: bodas, bautizos y comuniones (Risas). Y no sólo eso, soy el padrino de su hija. Yo vivo en Barbate y él en Cádiz y nos llamamos todos los días, posiblemente, mañana, tarde y noche no porque nos iban a mandar bien lejos su mujer o la mía. Yo creo que todo en la vida tiene un porqué. Yo soy un manazas para cualquier cosa de la casa y creo que Dios me ha hecho un manazas para poder llamar a Carli todos los días para que venga a arreglarme algo (Risas). Con lo cual, tengo ahí un tesoro.

MAGA: Te voy a hacer una pregunta que no te he hecho en el libro ¿Alguna vez habéis discutido y os habéis enfadado Carli y tú?

AS: Sí. Muchas veces. Es muy tozudo, muy cabezón. Y me da mucho coraje  porque él nunca se equivoca. Alguna vez me he mantenido en mis trece por algo, porque así es como queda guay y me ha dicho: “Allá tú”, y el primer error que me ha dicho es esa parte y me ha mirado con esa carita de ratoncito y me dice: “¡Te lo dije!”. Le hicieron el otro día una pregunta en la Cadena Ser y saltó como una liebre, yo creo que no se la esperaban. Le preguntaron: “¿Cómo se lleva eso de estar siempre en un segundo plano de Ángel Subiela?” Y le dijo: “De segundo plano yo creo que no, yo creo que te equivocas”. ¡Segundo plano! ¡Dios mío de mi alma! Miguel lo sabe, la fuerza que tiene en mí lo que opina Carli, la gente no se puede ni imaginar.


AS: “Le agradeceré a Carli toda la vida que siga saliendo en el Carnaval por mí”


MAGA: Perdona que te interrumpa. Todo el mundo piensa que Ángel es el caballero y Carli es el fiel escudero, pero yo no sé si es al revés (Risas).

AS:. ¡Yo creo que es al revés! Es un tío que cuando tiene las cosas claras no… parece un santo pero cuando dice: “Aquí voy” es aquí y no y no. Es cierto que le tengo que agradecer que siga en el Carnaval por mí. El año de Los doce ya no quería salir más en Carnaval. Lo tenía muy claro. Ha habido muchos amigos a los que no he convencido pero él, por fidelidad a mi persona, se ha dejado convencer. Le debo tanto…porque él está en el Carnaval por mí. Entonces, cuando escucho alguna crítica hacia su voz o hacia su persona, digo: “¡Qué necesidad tiene este hombre por culpa mía de aguantar esto!”. Se lo agradeceré toda mi vida.

P: Aunque ya has contestado, ¿podríamos decir que esta biografía y Los listos son una despedida?

AS: Una despedida, sí, pero a nivel concurso. Si alguien quiere que le ayude para su comparsa de juveniles o algo yo lo ayudo. Estoy dispuesto a ayudar al que me lo pida en lo que yo pueda. Pero sí es una despedida a nivel de concurso. Primero porque no me gusta el concurso nada. Yo creo que no lo disfrutamos ninguno. El formato me parece horrendo. La no afición me parece horrible

MAGA: Con la no afición te refieres al fanatismo, ¿no?

AS: El fanatismo. Hablando de la cantera me sentí tan orgulloso. Tenía un sin vivir porque quiero tanto a Barbate, me quiere tanto la gente en Barbate, que cuando vi una chirigota infantil de allí que se llamaba Sálvame dije “No quiero ni verlo. ¡Dios mío me van a vestir a estas criaturitas se Jorge Javier y estas cosas, por favor!”.  Y cuando se abrieron las cortinas y, llamándose Sálvame,  vi la bola del mundo dije “¡Ole Barbate, me quito el sombrero!”. O como el coro que es tierra, mar y cielo o como tantas letras tan educativas y tan inteligentes como han hecho. Me siento súper orgulloso de la cantera. Yo quisiera que viniera una cantera de buenos aficionados, ojalá. Ese aficionado que dijera “¿Quién canta hoy? ¿Quién canta mañana?”. Eso lo he vivido de chico, porque yo dejaba el fútbol, que ha sido mi pasión toda mi vida, para salir detrás de cualquier agrupación, detrás del pasacalles, para meterme en el bar Gavilán y sentarme en su escalón para escucharla. Me gusta escucharlo todo. Hasta a mis peores enemigos, “mis rivales”, entre comillas, los escucho. No quiero que estén mejor que la mía, pero si están bien lo digo: “Están bien, coño, ¿por qué no?”. Y eso es lo que necesita el Carnaval de Cádiz, una buena cantera de aficionados. Porque a nivel de agrupaciones y componentes lo tenemos.


AS: “Los Equilibristas está en el podium de mis mejores comparsas”


P: Y tú Miguel, cuando haces la biografía de Ángel ¿eres consciente de que puede ser una rúbrica a toda su trayectoria?  

MAGA: Hasta ahora no me he enterado. De todas formas, como ya conozco a Ángel y sé cosas que él no dice, intuía que esto podía pasar cualquier año de estos. Tenía la sensación de que me iba a tocar vivir junto a Ángel su crepúsculo, que no su decadencia, que eso está claro. Si no era este año podría haber sido el anterior o si no el siguiente. Y también por Carli, porque se nota que está cansado y que esto cada vez le trae menos cuenta, a Ángel cada vez le cuesta más venir de Barbate… Ahora, ¡nada más lejos de mi intención que escribir una biografía para intentar rematarlo! (Risas). No era esa la idea. Pero fíjate hasta qué punto se intuye que el repertorio de Los listos tiene muchas cosas que tienen doble lectura.

AS: Cuando trajo el final del popurrí me tocó la pelota. Cuando dice: “No me encierres mis coplas / no las metas en un agujero / que me da mucho miedo / ya no salir más / con lo que yo te quiero

MAGA: Ahí en el fondo también estaba subconscientemente, porque esa idea planea. Y yo sé, categóricamente, que si Ángel y Carli se retiran tiene que ser en plena forma, no en un momento de decadencia.

AS: Hay una cosa que siempre le agradeceré al Chapa que es la presentación de Los Equilibristas. Eso a mí me marcó. Cuando la leí no quería decirle nada pero pensaba: “¡Soy yo, soy yo!”, y un día me dice: “La presentación eres tú”, y le respondí: “Lo intuía, Miguel”. Habría visto detalles de otra gente que dirían que después de Los doce estaba ya acabado en el Carnaval. ¿Sí? Pues aquí está otra vez haciendo equilibrio, caigo de pie y me vuelvo a levantar. Por eso, cuando digo que Los Equilibristas está en mi podium de entre las tres mejores comparsas, tengo bastante motivos para decir lo que digo y saber lo que digo. Porque mucha gente te dice: “Ventolera…” y muchísimas, todas son buenas, pero unas, por unos motivos u otros, son las que te tocan el corazón. Y Los Equilibristas me llegó hasta la yugular.

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Fotografía: Fran Delgado

MAGA: “Escribir este libro ha sido también un recorrido de mi propia vida carnavalesca como aficionado”


MAGA: Para mí también ha sido una aventura personal la elaboración de este libro. Porque he recorrido la vida de Ángel, pero he recorrido también mi vida carnavalesca como aficionado. He vuelto a escuchar cosas que no escuchaba hace mucho tiempo (AS: Que ni yo escucho), he vuelto a vivir cosas y me he emocionado. He llorado escribiendo el libro, viendo vídeos de chavalito de Sonrisillas… me he dado cuenta de que es la biografía de Ángel, pero también es un recorrido por la historia de los últimos treinta años de la modalidad de comparsas y, esto es más personal, un recorrido por mi propia vida como aficionado. 


AS: “El público ha crecido con nosotros, somos parte de su vida a través de nuestra voz y nuestras letras”


AS: Hay otros premios del Carnaval que me llevo conmigo. Nosotros tenemos mini grupos, que vamos cuatro cantando, y estamos cantando todo el año. Pues no hay una boda que no te deje algún detalle, un detalle que te haga sentirte feliz y orgulloso de lo que has hecho. Hay bodas en la que cuando aparecemos los cuatro y se quedan en blanco. Cuando cantamos miramos las reacciones y hay casos en los que el padrino, la madrina y los novios se han abrazado los cuatro y se han puesto a llorar cuando nada más que habíamos abierto la boca para empezar a cantar, no nos han escuchado. Termina la copla y les digo: “¡Que nosotros hemos venido a haceros felices!”, y me dicen: “¡Estamos llorando de felicidad!”. ¿Por qué? Porque si empiezo con el pasodoble de “Recuerdo que era mayo,” se acuerdan de cuando lo escucharon y cómo lo escucharon. Si les canto un pasodoble al maltrato por desgracia mucha gente tiene alrededor a alguna persona a la que han maltratado. Es entonces cuando te das cuenta de que han crecido con nosotros, somos parte de su vida a través de nuestra voz y nuestras letras.

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