El 26 de enero de 1939, la toma de Barcelona por las tropas franquistas ocasionó un rápido éxodo: en dos semanas, alrededor de 500.000 personas, civiles y combatientes, de los que 170.000 eran mujeres, niños y ancianos, cruzaron los Pirineos y fueron concentrados mayoritariamente en las playas del Rosellón, Pirineos Orientales, en campos improvisados: Argelès-sur-Mer, Le Barcarès, Saint-Cyprien… en unas condiciones lamentables que se muestran en el documental. Después, la construcción urgente de campos de refugiados por todo el sur de Francia, diseñados para durar tres meses y cuya vida fue más larga. Uno de ellos fue el campo de Gurs.
El poeta y novelista francés Louis Aragon, que pasó por él, escribió sobre el Campo en 1945: “Gurs, una extraña sílaba, como un sollozo que no consigue salir de la garganta”. El campo de Gurs estuvo abierto seis años (1939–1945), siendo el de mayor duración en Francia; por él pasaron más de 65.000 personas, entre ellos, resistentes franceses antifascistas, guerrilleros republicanos españoles, apátridas, así como varios millares de judíos y miembros de la comunidad gitana. Por sus barracones pasó gente de muchas nacionalidades e incluso ilustres, como la filósofa Hannah Arendt. Muchos de ellos nacieron, crecieron y murieron tras sus alambradas.
Desde la primera visita que hicimos al Campo, nos resultó inverosímil que estando tan cerca de la frontera española fuera tan desconocido en nuestro país… ¡lo teníamos que dar a conocer!
Lo que en principio iba a ser un sencillo reportaje que narraba la visita de alumnos de un instituto al campo de Gurs, se convirtió en un documental mucho más ambicioso, que no podía dejar de contar la historia de ese periodo de España desde la visión de tres historiadores acreditados – Julián Casanova, Claude Laharie y Josu Chueca- que son una pieza fundamental y lo aportan todo, o casi todo. Los entrevistados y protagonistas aportan la “memoria”, la percepción de lo que pasó, sus recuerdos, sus sentimientos. Los historiadores ofrecen la realidad de los datos, la “historia”. De ahí el título del documental: “Gurs, historia y memoria”.
Nuestros protagonistas son Luis Ortiz, gudari del ejercito vasco internado en el Campo en el primer periodo, que falleció en Bilbao en marzo de 2019 a punto de cumplir los 103 años; Raymond Villalba, Presidente de la Asociación Tierras de Memoria y Lucha de Olorón de Santa María, hijo de la asturiana Carmina Rodríguez y el vasco Luis Villalba, internados en el Campo y que lo conocieron durante el segundo y tercer periodo; Emilio Vallés, hijo del jefe de correos de Alcañiz y cartero del Campo hasta que se cerró a finales de 1945; Dorita Biec, de Valpalmas, que tuvo que huir a los 15 años con un hermano de 19 por Ochagavía clandestinamente para reunirse con su padre en Francia; Rosarito Clemente, hija de carabinero, que tuvo que huir de España con su madre en dos ocasiones huyendo de la Guerra; y Esperanza Martínez, guerrillera desde 1949 y que fue recluida en varias cárceles españolas durante 15 años. No podíamos olvidar que la historia vuelve a repetirse en Siria y entrevistamos a dos refugiados sirios que narran una historia con multitud de paralelismos con las de nuestros entrevistados.
Quisimos que el guion y la dirección del documental fueran de una profesional joven, que contara la historia del Campo como a ella le hubiese gustado que se la contaran cuando era adolescente. Los primeros en unirse al equipo liderado por la directora Verónica Sáenz, fueron Santos López, director de fotografía, y Raquel Durán, editora.
Conforme el proyecto fue creciendo, más necesidades iban surgiendo. Queríamos que, sobre todo, fuese un material audiovisual didáctico, dinámico, que despertara la curiosidad del espectador por saber más del Campo y de la historia de España de ese periodo. Nos encontramos con la dificultad de conseguir material gráfico de la época, y una forma de solucionarlo fue incluir dibujos animados, y pensamos que el dibujante gráfico que mejor podía hacerlo era Paco Roca, que nada más ofrecerle el proyecto se unió al equipo. Cuando finalmente tuvimos los dibujos, fue Paco el que propuso “animarlos”, dotarlos de vida, para que ganaran en fuerza narrativa, como sin duda sucedió, gracias al trabajo de Hampa Estudios.
La música original de Pablo Contreras, las voces de las actrices María José Moreno y Luisa Gavasa, las fotografías de Jesús Gabaldón y tanto buen trabajo profesional “silencioso” que hay detrás de un audiovisual son también recursos imprescindibles del documental.
Con todo el material llegó lo más difícil, encajar un “puzzle” que entretenga, enseñe y emocione. La visita de los alumnos al campo siempre fue el punto de partida y de llegada. A partir de ahí todos los testimonios, todas las historias, fueron encontrando su propio camino.
Hemos conseguido mucho más de lo que nunca soñamos, pero por encima de todo, la emoción compartida con miles de espectadores con los que hemos podido verlo y debatir en salas. Siempre fue una prioridad el carácter pedagógico del documental, y por eso lo concebimos como una road movie de unos jóvenes que descubren la historia olvidada y ocultada.
No podemos estar mas orgullosos.