Una ligera mirada al panorama de museos sobre Carnaval en Europa nos ofrece la idea de la gran oportunidad que tiene Cádiz con su museo todavía no construido y en fase de anteproyecto. Cádiz, los gaditanos, deberían abrazar el proyecto de este museo como una oportunidad múltiple y de gran prestigio para la ciudad. En primer lugar la materialización de un antiguo deseo de ver su Carnaval en un templo museístico y que empoderaría a la ciudad y a todos sus vecin@s.
El Carnaval de Cádiz es una perla de la cultura universal con una enorme diversidad intrínseca y con intensas y fundamentales conexiones directas con la Península Ibérica, Europa, América y África. El Museo, como el Carnaval, debe serlo para todo Cádiz en primer lugar, y Cádiz es quien es gracias al ir y venir de las gentes con sus costumbres a vueltas: Italia, África, América.
En mis visitas a diversos museos de Carnaval he sacado siempre la misma conclusión: ¡Cádiz! Hay museos-almacén de tipos y disfraces, donde las agrupaciones luchan por tener más y mejor representación, porque se consideran más importantes. Hay museos donde el capítulo previo etnográfico es impresionante y el de su Carnaval resulta anecdótico y desesperante. Hay museos integrados en museos de etnografía cuya colección de Carnaval es buena aunque mejorable. Hay museos que incluyen las marionetas. Hay alguno que niega su Carnaval.
Cádiz tiene un inmenso patrimonio cultural de Carnaval en sus calles y en su COAC. Tiene el teatro de la Tía Norica y un Museo del Títere que naturalmente deberían formar parte del proyecto de Museo de Carnaval, y que están precisando su propio espacio en internet. Cádiz debería dejar la parte arcaica de su Carnaval a otros museos ya en funcionamiento, como el Museu Ibérico da Máscara e do Traje, para potenciar así su relación con todo el ámbito ibérico. Como interesante sería el acercamiento al Centro Internacional del Títere, de Tolosa.
A Cádiz le quedaría espacio para ofrecer el gran museo europeo de Carnaval, conectado con Basilea, su Carnaval hermano; conectado con su Carnaval hijo: Montevideo. Sus abuelas estarían en Bragança y Binche. Sus madres en Italia. El Museo de Cádiz debería conectar Génova y Venecia; los ritmos africanos y los habaneros; no olvidarse de lo que robó al flamenco. Los Romanceros medievales.
La pregunta es cómo
Desde luego con dinero, pero la financiación no será el problema. Al dinero de la Junta de Andalucía hay que sumarle el millón y medio cultural, además de los dos millones que asegura el ayuntamiento. Sería importante ocupar a los técnicos municipales en posibles fondos europeos. Más el mecenazgo privado y de empresas y fundaciones: no solo por la cantidad grande de dinero que se puede recaudar sino por el carácter transversal e integrador que adquiriría el museo, algo importante también para el posible proyecto de candidatura ante la UNESCO. Mecenazgos a la medida de la cantidad de dinero de los mecenas. Plaquetas a cuatro precios: 9, 18, 45 y 100 euros, de diferentes metales, que diseñarían y producirían artesanos de Cadi cada año. Las butacas del teatro del museo llevarían en su respaldo el nombre de quien las financiara. Cada sala llevaría el nombre de quien la sufragara.
Con un proyecto museístico para el que quizá fuera importante considerar miradas con perspectiva. El Carnaval de Cadi es música y es copla. Convendría también observar el Museu do Fado, de Lisboa, por ejemplo, cuya dinámica museística parece de lo más interesante en algunos aspectos. El espacio virtual debería convertirse en un espacio museístico más. Otros espacios de la ciudad podrían cubrir ciertas necesidades para no centralizarlo todo, innecesariamente, en el edificio del Museo del Carnaval. Un concepto de museo diverso y no expositivo solamente. Dinámico y cambiante, como el propio Carnaval.
Con el nombramiento de una dirección para el museo. El Museo del Carnaval tiene que verse desligado, cuanto antes, de la autoridad municipal o de cualquier otra y ser dirigido por un personal competente para ello. Es necesario nombrar cuanto antes a una persona que dirija el museo desde su concepción misma. Una persona del Carnaval, que no del COAC, gaditana y que hable gaditano, que se maneje en dos idiomas europeos, que conozca el Carnaval desde sus entretelas y haga Carnaval. Una persona que sepa qué es la divulgación del patrimonio inmaterial. Una persona con un contrato renovable de cinco años. Una persona que quiera y sepa divulgar el Carnaval, porque el Museo del Carnaval no puede ser un vano remedo del Carnaval.