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chica sentada sobre barandilla con ciudad de fondo

Duele. Inevitablemente. Aunque no esté dedicada a mí personalmente, aunque a mí no se refiera, aunque ni siquiera me dé por aludida. Pero duele. Porque la profesión duele. Soy periodista. Y estoy cansada de que me cuestionen. Como yo, muchas compañeras, y lo diré en femenino porque la mayoría son mujeres, también lo están.

Déjenme que les explique el origen de este cansancio. Nosotras, se lo aseguro, estudiamos periodismo por vocación, por pasión, por creencia. Nosotras, nos sentábamos delante de los libros convencidas, no de que cambiáramos el mundo (tan tontas no éramos), pero sí de que defenderíamos el interés general a la hora de informar, de que seríamos veraces y le pondríamos voz a aquellos colectivos silenciados por su vulnerabilidad. Nosotras empezamos a hacer prácticas en los medios de comunicación de Cádiz y nos dejábamos las pestañas echando horas y aprendiendo de los mejores, de nuestros maestros, y también de nosotras mismas. Y trabajábamos duro, muy duro, por ser respetadas y ser respetuosas, por ser profesionales.

Por eso, por favor les pido, háganme caso cuando les digo que es a nosotras a quién más nos humilla la parcialidad y la poca ética profesional que sí, reconozcámoslo, ofrecen en ocasiones algunos de esos medios de comunicación y que responden a intereses económicos y de poder que no hace falta que les explique. Háganme caso cuando les digo que somos nosotras las que damos la cara ante nuestros superiores (casi todos hombres, para no engañarles) y nos jugamos el puesto de trabajo tratando de defender la honorabilidad del oficio, enarbolando conceptos cuasi-utópicos como la libertad de expresión, como el deber de informar, como el derecho de estar informado.

Hacemos todo lo que podemos por dignificar nuestro trabajo. No nos gusta tener que tragarnos nuestros principios ni disfrutamos con los contenidos a veces tendenciosos que difunden aquéllos que sí han caído en las manos del mejor postor. Sabemos my bien de lo que hablan cuando nos critican, porque somos las primeras en hacerlo. E incluso entendemos las razones que les llevan a demandar un periodismo más justo e independiente. Eso es lo que nosotras queremos. ¿Qué se creen? Queremos más rigor en la prensa, lo mismo que quieren ustedes. Sabemos que no es fácil. Sentémonos a hablar.

Fotografía: Kaique Rocha (Creative Commons Zero license)

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