Según el Antiguo Testamento Dios envió diez plagas a Egipto para asolar el país de los faraones como castigo con su comportamiento hacia los judíos. No obstante, Yahvé se podría haber ahorrado las ranas, los piojos, las moscas, las langostas o el granizo si en aquella época hubiera existido la Junta de Andalucía.
Aquel Dios vengativo y justiciero no es nada comparado con lo que lleva años haciendo la Junta de Andalucía con Cádiz. Porque mientras construimos una nueva ciudad en la que la industria cultural, la Universidad o la investigación se convierten en motores económicos tenemos que sobrevivir con el turismo y, en este punto, podemos afirmar que contra el turismo en Cádiz la Junta de Andalucía está siendo absolutamente eficaz y sistemática, mucho más dañina que cualquier plaga bíblica.
Ahí tienen, por ejemplo, uno de los rincones más privilegiados del Cádiz nuevo, en plena esquina entre el Paseo Marítimo y la Glorieta Ingeniero La Cierva. Un lugar que atraía el turismo social, obrero durante el verano, pensionista durante los restantes meses. La Junta cerró el edificio en 2007. Nueve años después la única utilidad que le ha encontrado la Junta de Andalucía a este edificio es utilizarlo para atacar al nuevo Equipo de Gobierno.
Si el entorno físico del que disfruta Cádiz es privilegiado, siempre se ha podido echar en falta un símbolo monumental que identifique a la ciudad como ocurren en otras capitales andaluzas. Ese símbolo podría haber sido el Teatro Romano de Cádiz pero cayó en las manos de la Junta que lo mantuvo seis años cerrado hasta que por fin lo ha reabierto este verano.
Para crear una marca turística diferenciada se necesita personal cualificado y, precisamente, para evitar que se consiga la Junta de Andalucía ha ninguneado la Escuela de Hostelería de Cádiz durante varios cursos.
Además, las personas que vengan a visitarnos en verano requieren de una buena atención, no sólo en los bares, tiendas, hoteles y restaurantes sino también cuando haya algún problema. Precisamente por eso, es en verano, cuando Cádiz incrementa la población, que se disminuyen los servicios sanitarios tanto en el Hospital Puerta del Mar –con decenas de camas cerradas- como en los Centros de Salud.
No es solo eso. También está la cuestión de los horarios, el tranvía o, si nos alejamos del tema del turismo, la Ciudad de la Justicia o el Olivillo… Por eso no es de extrañar que la Junta de Andalucía no haya incorporado a Cádiz a la red de ciudades turísticas milenarias de Andalucía. Debe ser que tres mil años de historia les parecen pocos. O que no consideran que Cádiz, sus playas, sus plazas y sus rincones sean suficiente atractivo turístico. O quizá sólo sea un paso más en su constante ninguneo a Cádiz, antes con Teófila ahora con González Santos, del que somos víctimas los habitantes de Cádiz. La Junta nos castiga porque nuestros faraones han tratado mal a sus judíos.
Fotografía José Montero