Suena temprano el crujir de una baraja. El negocio de proximidad se mete en nuestra alcoba y por fin se convierte en nuestra banda sonora.
El mundo está despertando lentamente de su invierno. El mundo que en realidad es nuestro barrio pequeño y redondo diario, al fin se abre como una flor diminuta y generosa y nos muestra de nuevo su verdad, la verdad a la que se enfrentan.
Poco a poco vamos normalizando nuestro derecho al ocio. El regreso a lo que éramos antes de la pandemia. Algo hemos aprendido en el camino. Nos acompaña el miedo y una crisis de la que seguro que tendremos que salir de la mano. Hoy abren sus puertas muchos de los negocios de los que somos familia. Los no esenciales que para muchos son esenciales, son los mismos que nos han estado ofreciendo contenido en estos días de refugio.
Las imprentas empiezan a rodar y nacerán libros nuevos que permanecieron en su vientre mientras estábamos todos quietos, las editoriales, grandes sufridoras también del no esencialismo recomponen sus catálogos y por último los libreros volverán a la carga con su laborioso ejercicio. Todo es una pelota que comienza a rodar.
Ocurre lo mismo con nuestros bares que nos abren la alegría naranja de sus terrazas. Hemos dejado de templar el café hirviendo de camino al trabajo cada mañana y el saludo tempranero al camarero-amigo que te lo servía.
Hemos estado sometidos a lo esencial durante este encierro. Durante la fase 0 nos han enseñado cuáles son los productos esenciales y cuáles no. Pero entendemos que lo esencial es demasiado subjetivo, así ha sido siempre.
Nuestros amigos comercios, amigos bares, amigos tiendas de ropa, amigos vinotecas, amigos imprentas, amigos editoriales independientes, amigos librerías, amigos taller de informática… nos necesitan ahora más que nunca porque para muchos de nosotros, ellos son esenciales.
El equipo de El tercer puente así lo entiende y no puede más que animaros a que no olvidemos esas puertas que hoy, generosamente y con mucha incertidumbre, nos abren el camino hacia la normalidad que deseamos.
No nos olvidemos de vivir.
Avanti