Fotografía: José Montero
Entre sapos anda la cuestión cuando se trata de asuntos relacionados con la gestión del anterior gobierno municipal. No me digan que no. ¡Pobres anfibios! ¿Qué habrán hecho para merecer eso?
A Esperanza Aguirre le salieron en su larga carrera política unas cuantas ranas y a la ex alcaldesa le han salido unos cuantos sapos. Por lo pronto se los tendrá que tragar y además digerirlos. La querella archivada conlleva no sólo los lamentos de los concejales del PP, los anuncios de interposición de recursos, las declaraciones de “no cantes victoria” y de “se prudente porque en la calle nos vemos” –todo ello con tono amenazante-, sino también la imposibilidad de pedir la dimisión del alcalde. Se han de parar los contubernios, las mesas camillas de reparto de concejalías, los castillos en el aire de la moción de censura. Cuentan las paredes de la Casa Consistorial que los concejales del PP están “tiesos” y esto es lo que más ilusión les haría.
A lo que voy. Se cierra el caso con un simple recurso de reforma y es la propia jueza, la misma que en un principio dijo sí, la que cocina el primer sapo que Teófila Martínez se tendrá que tragar. Porque de buen seguro podrán venir más. ¡Menudo repaso le da la jueza a los querellantes! Lo siento Juancho, ‘pa’ que veas un mogollón de querella con treinta y cinco páginas y ‘pa’ ‘na’.
No caben imputaciones genéricas para considerarse calumniado y lo expresado ha de venir acompañado de un desprecio temerario a la verdad, llega a decir la jueza. Ni lo uno ni lo otro se da en este asunto. ¡Que los del Partido Popular son muy sensibles y exquisitos cuando se trata de lo suyo! En nada mintió el actual equipo de gobierno. Prueba de ello no sólo en el padecimiento que durante el mes de octubre de 2014 sufrieron los vecinos de Loreto, sino también en el anunciado del segundo sapo que pudiera estar por venir. Y es que parece que el Ministerio Fiscal tiene serias dudas de las responsabilidades penales y/o administrativas que pudieran conllevar la gestión de la crisis del agua. Y focaliza esta cuestión en los “gestores de Aguas de Cádiz”. Una expresión genérica que puede ser concretada en el Presidente de esa empresa municipal: el concejal popular Ignacio Romaní. Así que sólo falta que el fiscal le dé un codazo a su compañero, sí a ese que abrió diligencias informativas tras presentar la denuncia en Fiscalía el actual concejal de Medio Ambiente, y se ponga manos a la obra. A ver si de ese modo alguien nos relata qué pasó y cuál fue el origen de la contaminación. ¡Qué recuerdos de aquella propaganda goebbeliana repartida a ‘tutiplen’ por ‘to’ el barrio sin coste alguno para los gaditanos! De poca vergüenza y de mamarrachos.
“Frases o expresiones sacadas de contexto”, todo “enlazado con la diligencia periodística exigible”. Así ventila su señoría las injurias. Las expresiones vertidas por el alcalde y su equipo no pueden ser tenidas como tal porque realmente no se supo qué se dijo. ¡Tirón de orejas a la prensa local! Y van dos en menos de un año. Porque ahora el auto judicial viene a poner negro sobre blanco aquello que el equipo de gobierno vino a decir cuando exigió rigor a los medios de comunicación. De aquellos barros estos lodos. ¡A ver si aprenden de una vez! Ellos, los dirigentes de los medios de comunicación, y ellos y ellas redactores y redactadas que se parten la cara todos los días en la calle y ante el ordenador. Sesgados, “con orientación política”, tergiversadores de los hechos “con el único objetivo de conseguir un titular impactante que permita el incremento de las ventas”, con “intentos de manipular u obstaculizar la información”, etc, etc. ¡Pura mafia! Le ha faltado a su señoría concretar la falta de ética profesional que impera en algunas redacciones, que de eso algunas sabemos un rato.
¡Qué hartazgo de judicialización de la política! ¡Qué hartazgo de criminalizar cualquier situación que se produce en el debate político! Principio de intervención mínima del Derecho Penal que se llama, ni más ni menos. Un grito de lamento se puede leer entrelíneas en el auto judicial. A ver si crecen políticamente de una vez por todas. A ver si el Partido Popular se ubica de una vez por todas. A ver si dejan de hacer pamplinas, de ocupar las páginas de tribunales unos y otros de una vez por todas. ¡A ver si cuentan la verdad! ¡Unos y otros! ¡Medios de comunicación incluidos!