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Vanesa
Imagen: Pedripol

Tú sí, Valentina. Tú sí podrás ser la mujer que quieras ser. Tú sí podrás vivir como quieras sin que nadie pueda juzgarte ni minusvalorarte. Tú podrás vestir como te dé la gana sin que te digan que la falda está muy corta, muy larga o si tus pantalones son adecuados o no. Sin que nadie te valore por guapa, fea, gorda o delgada. Podrás jugar a los coches o a las construcciones, como ya haces, porque si te gustan las muñecas será una cuestión que sólo decidas tú y nadie te guíe. Podrás andar sola por la calle, sin tener miedo. Beber, bailar cuanto quieras sin que te pongan ninguna etiqueta por ello.

Tú podrás ser futbolista y proclamarte campeona como hacen ellos. Y cobrarás igual que ellos. Podrás, si quieres, ser investigadora, estibadora, matemática, bombera o agricultora y tu trabajo será reconocido. Podrás ocupar todos los puestos de dirección que mereces según tu valía, medida igual que la de los demás, porque además seguro que seréis mayoría en la universidad y todo ese talento será aprovechado y reconocido.

Tú no tendrás miedo a viajar sola, no te mirarán mal cuando entres en un bar, disfrutarás del sexo, de la amistad y nunca, nunca postergarás tu deseo de ser madre por temor a que no te contraten. No sentirás que tu carrera se ha truncado por tener un bebé, ni te sentirás excluida con 40 años o relevada a tareas menores. Tú no serás juzgada si decides no ser madre, ni te someterás a juicios privados y maliciosos por amar a quien quieras.

Tú sí podrás Valentina, porque este 8M las mujeres del mundo vamos a ser imparables, porque estoy convencida de que seremos miles, millones en las calles, porque la Marea Violeta en este país ya no se puede frenar y habremos conseguido cambiar las cosas para que te críes en una sociedad igualitaria. No va a ser fácil. No lo es desde ya, cuando a diario luchamos una pequeña batalla para evitar roles de género que nos asignan desde bebés. Cuando la corriente, la tradición, el machismo –no es otra cosa-  te hace caer en la trampa y contribuimos a perpetuar desigualdades. No lo va a ser así pasen años, en otras partes del mundo, donde las mujeres somos objetos, mera mercancía. Donde las niñas, como tú, no tendrán más oportunidad que las calles, donde son perseguidas por querer estudiar, donde son rociadas con ácido si se atreven rechazar a asesinos, donde son esposadas cuando aún tienen edad de jugar, cuando, directamente, son explotadas.

Tú vas a ser libre, y ningún hombre te hará sentir menos ni pondrá nunca tu vida en peligro. Tú has sido demasiado valiente para que no te dejen ser lo que tú quieras ser. Tú seguirás la lucha por todas. No olvides a las que te antecedieron. Sigue su ejemplo. Apóyate en las demás y arrima tu hombro. Nos va la vida en ello. Tú eres esperanza.

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