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Haciendo puenting articulo tercero

Una lástima que el PP no utilizara el caso de Rodríguez de Castro en la campaña electoral. Y es que, en política, tenemos memoria de pez y luego nos pasa lo que nos pasa…

Verás, al tal Rodríguez de Castro (RdeC) se lo trajo Teófila de Madrid, pues era su asesor personal siendo ella diputada. Corría el año 1996 y Rodrigo Rato mandaba muchísimo, así que lo pusieron de Delegado de la Zona Franca. RdeC, en su web, detallaba su afiliación al partido en 1991, su asesoramiento parlamentario y su participación en los programas electorales del PP en materia de comercio, economía, urbanismo y telecomunicaciones, entre otras fantasmadas.

Un fanfarrón arrogante que aterrizó en Cádiz e hizo famosos sus trajes a medida, sus tirantes, sus Rolex, sus limusinas, el tratamiento de “alto cargo del gobierno” y su actitud prepotente. Pero detrás de esta fachada, RdeC no era más que un vulgar cogecosas con aires de grandeza.

Entre otras historias, dejó en ZF un pufo de 320.000 euros sin justificar en gastos personales, contrató injustificadamente, pasó facturas dos veces y realizó contratos por valor de 4,8 millones de euros a la empresa Miami Free Zone. Lo que se conoce como el caso Rilco, un portal informático que nunca llegó a funcionar. La Agencia Tributaria descubrió que la pasta fue a parar a una cuenta de la entidad Iberian Reits, cuyo administrador único era el propio RdeC.

En 2001 lo cesaron en el cargo por mangante, pero nada se supo del que permitió que mangara, ni del que miró para otro lado mientras RdeC mangaba.

Con todo, el juicio se hizo esperar. Fue largo y con muchos, demasiados, parones. Al fin, en 2013, RdeC fue condenado a ocho años de cárcel por un delito continuado de malversación de caudales públicos, a treinta de inhabilitación y a ocho millones de euros de multa por un delito continuado de fraude en la obtención de subvenciones.

Sin embargo, el pájaro había volado. Pero RdeC, en Internet, dejaba caer que estaba en Panamá, o que dirigía grandes empresas en América, que su estado de salud era precario o bien que se había convertido en un filántropo que donaba “la casi totalidad de sus ingresos a la lucha contra el cáncer” o a becas para niños pobres… Había nacido la leyenda.

Hasta que un día lo trincaron en Pozuelo de Alarcón, Madrid, ya ves. Pero de nuevo se esfumó… y vuelta otra vez a sus precauciones para evitar ser localizado, a la incertidumbre de su “paradero desconocido”. En diciembre de 2015, un diputado del PSOE preguntó al Gobierno sobre la orden de busca y captura dictada contra RdeC. El delegado del Gobierno en Cádiz balbuceó algo parecido a: “No sé, lo estamos buscando, pero no se deja”…

Pero al fin la Interpol lo trincó en México el 28 de abril de este año y quedó retenido a la espera de su extradición.

Tras más de dos meses la leyenda continúa: RdeC sigue en México sin ser extraditado.

¿Qué ocurre con RdeC? ¿Qué hay de esos sugeridos “papeles delicados” con cuya publicación amenaza al PP?

En fin, que RdeC se merece un reconocimiento porque es un adelantado, un visionario, un precursor. A su lado los de la Gürtel son unos aficionados y los de la Púnica, unos pardillos. ¿Los de los ERE’s? Unos pringaos.

Por eso, como decía al principio, el PP se ha equivocado con él: debería haberlo utilizado en la campaña electoral. Seguro que habría sacado mayoría absoluta.

Fotografía: Juan María Rodríguez

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