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Inga Gaile ha publicado cuatro poemarios y un libro de poesía para niños. Según Latvian Literature , en sus versos “explora estados internos de ser, sus propias experiencias, las vidas cotidianas de mujeres, además de la de grupos marginados de la sociedad.” Es también autora de obras de teatro, y en 2016 publicó su primera novela: Las astillas de vidrio. Ha traducido a poetas rusos al letón y sus propios poemas han sido traducidos al inglés, alemán, sueco, lituano, bengali y ahora al castellano por Lwarence Schimel.

Tres poemas de 30 cosas que la gente jamas se pregunta de inga gaile
Fotografía: Jesús Machuca

AUTOBUS NO. 3

 Así es como vivimos,
sepultados en nuestras bufandas y resacas,
protegiéndonos
de todo mal,
construyo un muro a mi alrededor, hecho de oro, de miedo,
hecho de pan con embutidos, de vergüenza.
Así es como vivimos–,
no te acerques,
no preguntes.
Así es como vivimos,
nos sentamos en nuestros hermosos traseros–,
deja que se levante ese tipo, es su deber.
No lo haré, no, estoy cansada, ¿sabe acaso esa perra
lo que es trabajar por la noche y
no lograrlo, nunca lograrlo? Me importa un carajo,
no debió haberlo hecho si luego no iba a poder comprar un coche
y ahora está apiñada con los demás en este barco maloliente,
navegando a ciegas
en la oscuridad.
Nuestra forma de vivir es así,
es simplemente como vivimos,
no cedemos nuestros asientos, no sonreímos, no saludamos,
temerosos de ser engañados, insultados, arrollados,
de que nos roben el último pedazo de pan de nuestras manos,
claro, me sobran cincuenta kilos, pero son de puro sufrimiento,
así que prefiero simplemente sentarme aquí y no ver nada,
por Dios, está lleno de tullidos allí,
pero yo, yo no los veo,
miro los árboles,
recito mis mantras y pienso en cosas más sublimes,
tengo que lograrlo, tengo que lograrlo,
solo necesito un poco de suerte,
encontrar un yerno con dinero y las llaves de un BMW.
Así es como vivimos,
sin ver nada,
el bebé está riendo,
no lo escucho, no escucho,
el sol se filtra por una grieta,
busca un trapo, tapa ese agujero,
se irá todo el calor, ¿y entonces qué?
El puto gobierno no me da de comer,
no me da motivos para sonreír, ni dignidad;
ni fe en los seres humanos,
ni fuerzas para levantarme,
para ceder mi asiento
a esa chica que dará a luz mañana.
Esa chica que sonríe.
Hay esperanza para nosotros todavía.

***

NIEBLA

Mira, esta es niebla, cariño, niebla de verdad,
mira, lo que tienes en las manos es un mapa, mojado y arrugado,
mira, aquí está el giro que te hubiera llevado al puesto de control,
mira, aquí está el chico que ya no podrás mirar a los ojos,
mira, aquí está el otoño, la hojarasca crujiendo bajo nuestros pies,
mira, aquí están tus amigos en el bar sin tener ni idea 
de qué hacer con las fotos que les diste, 
que muestran un hombre de rodillas frente a una niña 
de doce años con las bragas abajo.
Miren, esta es la niebla, niños, niebla de verdad, es cierto,
mira, aquí hay gente que nunca va a mirarte a los ojos,
mira, aquí está la tierra y, fíjate, ya puedes decirlo con certeza.
Te pones de pie, creces, aprendes a controlar tus ataques de pánico,
te conviertes en puente, en árbol, aprendes a mirar a la gente a los ojos,
te haces amiga de gente sin brazos o piernas porque piensas que te entienden,
escribes este poema, cariño, por milésima vez, 
esperando que un día se desvanezca.
Miren, esto es niebla, niños, niebla de verdad,
chorros de mocos y esperma, un solsticio de lágrimas.

Y salgo en silencio de la iglesia en el bosque,
han pasado eones y sigo vistiendo el mismo chándal con el elástico roto.
Y la gente me mira y algunos dicen: ¿no pudo escribir con más tacto? ¿con un poco más de  decencia? pero si me preguntas a mí, digo que se jodan, los niños deben saber que el mundo no es una cama de rosas, que se jodan, digo, ¿por qué coño tienes que ser tan trágico? Nos gustabas más antes, cuando bebías tanto, te ponías pedo, engordabas y follabas a cualquiera que te hiciera caso. Así que échate aquí, bajo nosotros.

Eso de verdad es niebla, niños, por una vez, es niebla de verdad.
Y no tengo nada más que esta lengua desgastada, fibrosa y mordaz, y los dedos que escriben estas palabras en la pantalla como si fuese en un gran lago.
Salgo del bosque. Y les pregunto, niños, a ustedes en sus casas de verano, en sus salas de estar, en los asientos traseros de los coches, en sus camas matrimoniales, a ustedes niños de todos los sexos en algún tipo de sauna, borrachos y drogados, a ustedes niños que han sobrevivido, les digo que 
da miedo, claro, pero aun así –por favor– salgan de una vez.
O esperen un poco, sean pacientes con ustedes mismos.

Y yo intentaré empezar a respirar aquí, sin hacer demasiado ruido.

***


Las mujeres se odian entre ellas,
tienen tan poco espacio
en este mundo manejado por hombres,
en este mundo donde solo algunos pueden vivir
–los fuertes y los buenos–.
Donde hay que luchar para tener un lugar en el ruedo,
con dientes y uñas,
con puñados de pelo y pezones,
tienen que abandonar sus disertaciones,
usar esos folios como salvamanteles para sardinas con pan.
Tienen que echarse como reposapiés
para alcanzar la repisa más alta de la alacena,
donde hay caramelos rellenos de licor.

Las mujeres se odian entre ellas.
Pero a veces, en una sauna rusa o finlandesa,
donde todas están desnudas,
simplemente escupen.
Escupen con un siseo
y se despatarran encima de las tablas 
con sus enemigas de todas las razas y tipos de cuerpos,
y simplemente reposan por un instante en silencio. 
Una vez que han escupido y se han tranquilizado.

Y lo mismo ocurre al otro lado del muro.

***

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