Mientras en España la izquierda debate eternamente si la diversidad es una trampa, si las identidades fracturan o si hay que recuperar la lucha de clase y la perspectiva obrerista como elemento unificador, en esta ciudad nuestra la parálisis afecta a aquellos gestores que permiten que los mismos de siempre, con guayabera o sin ella, marquen la agenda desde el miedo. Cádiz necesita otras voces. Sin halitosis, esta vez. Hay que perforar las estructuras del sistema para dejar entrar a quienes siempre han estado en las afueras. Si aquellos que deben cambiar las maneras se bloquean por el qué dirán, estamos perdidas. No se puede seguir validando lo oxidado. Se trata de transformar la ciudad y hay que hacerlo con ideologías de quienes han estado al margen.
Cádiz también necesita otros ámbitos, no podemos seguir dependiendo de tribunas malolientes o de púlpitos de predicadores mediocres. Y Cádiz necesita, además, otros hábitos que se adapten a las nuevas realidades. Las tradiciones no pueden ser prisiones sino hechos mutantes, dinámicos y vivos. La mayor defensa de una identidad es someterla a todo tipo de contaminaciones y fusiones. Hay que regenerar esta ciudad desde la reflexión colectiva. Otras voces, otros ámbitos, otros hábitos.
En eso andamos en El Tercer Puente y vamos a darnos un tiempo –hasta el próximo otoño- para repensar nuestro propio proyecto y para preparar una acción de construcción colectiva de ciudad. Estén atentos y atentas, que algo grande se avecina y toda persona propositiva y constructiva será necesaria. De momento, encuentre otros enfoques de ciudad en este #ETP37.